Redacción Exposición Mediática.- Cuando el tráiler de Predador: Badlands emergió de entre los millones de clicks y expectativas del cine de ciencia ficción, no fue simplemente el arma luminosa del Yautja ni la ambientación inhóspita de un nuevo planeta lo que capturó la atención, sino el hecho de que el Depredador deja de ser antagonista para convertirse en su propia historia.
Sumado a eso, el nivel de curiosidad subió conforme salieron los eventuales tráilers y ese cambio radical conlleva una pregunta inevitable que hoy exploramos: ¿quién —y cómo— encarna este guerrero alienígena en la entrega que, por primera vez, pone al cazador en el centro de la narrativa?
La respuesta: el neozelandés de ascendencia samoana y tongana, Dimitrius Schuster‑Koloamatangi.
Un rostro nuevo bajo la máscara bestial
Dimitrius Schuster-Koloamatangi nació el 6 de febrero de 2001 en Auckland, Nueva Zelanda, y desde muy joven pasó de la curiosidad artística al compromiso profesional. Hijo de raíces samoanas y tonganas, su ascendencia trae consigo un componente físico, cultural y simbólico que resuena con la épica que la franquicia Predator demanda.
Cuando el director Dan Trachtenberg convenció a los productores de darle la oportunidad a un actor joven —no un rostro consagrado, sino un cazador en formación—, el giro era claro: reinventar la figura del Yautja para una nueva generación.
De la adolescencia al gran salto
El recorrido de Schuster-Koloamatangi es, en sí mismo, un relato de ascenso medido. Durante la secundaria, consiguió un papel menor en la miniserie Jonah, sobre la figura del famoso rugbista neozelandés.
Pero fue su interpretación de Will ‘Ilolahia en la dramatización histórica The Panthers (2021) lo que despertó atención crítica: no solo por su presencia física, sino por su capacidad dramática. El premio “Rising Star” en el Festival Internacional de Cine de Toronto y la nominación a Mejor Actor en los NZTV Awards de 2022 cimentaron su candidatura hacia desafíos mayores.
Posteriores participaciones en Red, White and Brass (2023) y la serie Far North (2023) consolidaron una versatilidad que iba más allá del “cuerpo definido” para papeles de acción.
Cuando 20th Century Studios y el equipo de Predator: Badlands revisaron los perfiles de candidatos para el rol de Dek —un joven Yautja marginado— hicieron algo poco habitual: apostaron por alguien que debía combinar atletismo extremo, fisicalidad orgánica y verdadera capacidad de actuación emotiva.
Dek: el Depredador que busca su propio relato
En Predador: Badlands, Schuster-Koloamatangi asume el papel de Dek, un Yautja cuyas motivaciones y origen se desvían del simple “cazar humanos”. Marginado por su propia tribu, Dek se lanza en una misión que combina honor, supervivencia y búsqueda de identidad.
Es la primera vez en la saga que un Depredador ocupa el rol protagonista: la película gira alrededor de su viaje, no de su irrupción como amenaza externa.
Este acto de cambio no es menor. La franquicia, que desde 1987 se ha centrado en la cacería del humano desprevenido, ahora invierte la perspectiva: el monstruo se convierte en héroe, el cazador en el cazado, y el alienígena en un ser con conflicto interior.
Schuster-Koloamatangi debía encarnar ese matiz: la ferocidad innata del Yautja y, simultáneamente, la vulnerabilidad de alguien que no pertenece. Un reto doble.
Nuevo avance internacional
Avances previos
Preparación extrema: cuerpo, idioma y máscara
Para interpretar a Dek, la producción exigió preparación física rigurosa (obstáculo tipo “Predator Ninja Warrior” según informes), entrenamiento en captura de movimiento, uso de traje de criatura diseñado por Studio Gillis y efectos prácticos realizados por Wētā Workshop.
Schuster-Koloamatangi también aprendió el lenguaje ficticio de los Yautja —un sistema fonético completo creado para la película— con la misma disciplina de un actor que estudia un dialecto ancestral.
Más que levantar pesas o dominar golpes, el actor debió traducir en su físico y movimientos la jerarquía tribal, el ritmo de caza y el pulso emocional de un guerrero que no solo debe sobrevivir, sino probar su lugar en un clan que lo ha descartado. Esa dualidad —musculatura y alma— es la nueva marca de este Yautja protagonista.
La elección perfecta para una franquicia en reinvención
¿Por qué Schuster-Koloamatangi encaja tan bien? Porque rompe varios moldes: el personaje del Yautja ya no es simplemente un rival humano con máscara y arma luminosa; es una figura mitológica en sí misma, y su intérprete debe reflejarlo.
Su ascendencia polinesia aporta una presencia física exótica pero real, su juventud genera conexión generacional y su formación actoral garantiza que el personaje no sea solo “fuerza bruta”.
La franquicia Predator necesitaba una renovación y la encontró en un actor menos consagrado y más cercano a la esencia tribal —y cinematográfica— del cazador espacial. En Schuster-Koloamatangi, el público no solo verá la versión más intimidante del dinosaurio alienígena, sino también una que siente, se cuestiona y evoluciona.
El impacto cultural de un Yautja protagonista
Este cambio tiene implicaciones más allá del cine-acción puro. La visibilidad de un actor polinesio al frente de una franquicia hollywoodense de esta magnitud envía un mensaje de inclusión, de cambio de paradigma: el héroe (o protagonista alienígena) puede venir de lugares distintos, con raíces que no siempre están representadas en el blockbuster medio.
Pósteres



Además, al centrar la historia en un Depredador que no es antagonista, la película abre espacio para explorar temas de pertenencia, diferencia, marginación y superación. Y al hacerlo, amplía el universo narrativo de la saga hacia territorios poco explorados: el dolor del perdedor, la búsqueda del honor, el cruce entre especies y la redefinición del poder.
Lo que esta entrega promete para el público
Para el espectador, Predador: Badlands representa una promesa: la de ver la saga bajo un lente distinto, con fósforo visual, tramas de identidad y una actuación que no se limita a rugidos y armas.
Dimitrius Schuster-Koloamatangi, con su físico imponente, su formación emergente y su mirada que tras la máscara parece buscar algo más que trofeos, se convierte en una figura que puede redefinir lo que entendemos por “depredador”.
La apuesta del estudio y del director Trachtenberg es valiente: dar protagonismo a alguien que, hasta ahora, era el antagonista eterno. Con él en el centro, la batalla no es solo por la supervivencia, sino por el honor, la elección y la transformación.
Un nuevo cazador, una nueva era
Así, el viejo slogan de la saga —“If it bleeds, we can kill it”— se transforma en un eco diferente: ¿y si lo que sangra también tiene algo que demostrar?
Dimitrius Schuster-Koloamatangi no llega simplemente como un actor más en la lista de villanos espaciales; llega como el nuevo símbolo de la saga, el guerrero alienígena que pregunta por su lugar.
Para la franquicia, su casting significa renovación. Para él, supone una prueba de fuego. Y para nosotros, el público, la experiencia de mirar al monstruo con otros ojos, reconocer la complejidad detrás de la fuerza y admirar que, a veces, los cazadores tienen historias que merecen contarse.
Predador: Badlands llegará a salas el 7 de noviembre de 2025. Y cuando lo haga, verán que no solo hay un Depredador en la pantalla… sino un actor que posiblemente esté marcando el comienzo de una nueva leyenda.
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