Cómo culturas milenarias protegían sus arterias sin saberlo, y qué podemos aprender hoy.
Por Manuel Castillo
En la era de los superalimentos y los suplementos, un nutriente olvidado emerge como clave para la salud cardiovascular: la vitamina K2. Lo sorprendente es que civilizaciones antiguas —desde los samuráis japoneses hasta los médicos griegos— ya la consumían en sus dietas, aunque ignoraban su existencia. Hoy, la ciencia confirma que este compuesto, abundante en alimentos fermentados y vísceras, puede ayudar a limpiar las arterias y regular la presión arterial.
1. El Descubrimiento Moderno de un Nutriente Ancestral
En 1929, el científico danés Henrik Dam descubrió la vitamina K (por «koagulation»), pero no fue hasta décadas después que se entendió su rol en la salud arterial. La **K2**, una de sus formas, activa proteínas que previenen la calcificación de las arterias —un factor crítico en infartos y derrame
Dato clave: Un estudio del Journal of Nutrition (2015) mostró que poblaciones con alto consumo de K2 (como los japoneses que comen natto) tienen menor incidencia de enfermedades cardíacas.
2. Fuentes Milenarias de Vitamina K2
A) El Natto: El Superalimento de los Samuráis
Origen: Japón, período Jōmon (300 a.C.).
¿Qué es?: Soja fermentada con una bacteria (Bacillus subtilis), de textura viscosa y olor intenso.
Beneficios: 1 cucharada aporta 1,000 mcg de K2 (10 veces la dosis diaria recomendada).
Cultura: Textos médicos como el Honzo Wamyo (918 d.C.) lo recomendaban para la digestión.
B) Quesos Curados: La Sabiduría de los Monasterios Europeos
Historia: Monjes benedictinos (siglo XII) perfeccionaron la fermentación de quesos como el Gouda o el Brie.
Contenido: 50–80 mcg de K2 por 100 g.
C) Vísceras: El Secreto de Cazadores y Guerreros
Ejemplos: Hígado de res, yemas de huevo, mantequilla de vacas alimentadas con pasto.
Cultura:
Mongoles: Consumían hígado crudo para «fortalecer la sangre».
Medicina China: Las yemas de huevo se usaban como tónico *yang*.
3. ¿Por qué la Dieta Moderna nos Deja sin K2?
Procesamiento de alimentos: La pasteurización destruye bacterias productoras de K2.
Miedo a las grasas: En el siglo XX, se demonizaron alimentos como la mantequilla y el hígado.
Resultado: Estudios vinculan la deficiencia de K2 con mayor rigidez arterial.
4. Cómo Incorporar K2 en tu Vida (Sin Comer Natto)
1. Quesos fermentados: Una porción diaria de Gouda o Brie.
2. Yemas de huevo: Prefiere las de gallinas criadas en pastoreo.
3. Alternativas veganas: Chucrut casero (fermentado naturalmente) o suplementos de MK-7.
Precaución: Si tomas anticoagulantes (como warfarina), consulta a tu médico antes de aumentar el consumo de K2.
5. La Lección de Nuestros Ancestros:
«Lo que hoy llamamos ‘descubrimiento científico’, muchas veces es sabiduría redescubierta», dice el Dr. Luis Pérez, nutriólogo especializado en medicina tradicional. «La dieta industrial nos alejó de alimentos que por milenios mantuvieron sanos a nuestros antepasados».
En un mundo obsesionado con lo nuevo, la vitamina K2 nos recuerda que las respuestas a muchos problemas modernos yacen en las tradiciones antiguas. Quizá la próxima vez que veas un queso curado o un huevo, los mires con otros ojos: no solo son alimento, son herencia viva de la sabiduría ancestral.
Referencias:
– Honzo Wamyo (Japón, 918 d.C.).
– Huangdi Neijing (China, 300 a.C.).
– Journal of Nutrition (2015).
Nota: Este artículo combina investigación histórica y evidencia científica, pero no reemplaza consejo médico. Consulte a un profesional antes de cambiar su dieta.