Por Antonio Corcino
Más que una crisis, constituye una medida preventiva. En la economía del turismo global, la reputación de un país depende de cómo gestione su imagen: es su carta de presentación ante los mercados emisores. El atractivo de un destino —compuesto por sus playas, su gastronomía y su oferta hotelera— se sostiene en la confianza y la seguridad que proyecta. En tiempos donde la información
circula con inmediatez, la percepción se construye o se desploma en segundos. Por eso, un malentendido puede dañar la imagen nacional, generando impactos económicos, sociales y políticos de largo alcance.
La República Dominicana, como referente en llegadas de turistas en el Caribe, encara hoy el desafío de mantener su imagen como destino vacacional. Además, debe invertir en medio de un contexto informativo adverso, donde casos judiciales ajenos a su sistema interno —como el escándalo español del “Caso Koldo”— eventualmente podrían ser una amenaza. Esto podría erosionar la idea que se tiene a nivel internacional sobre su estabilidad y transparencia.
La percepción: un recurso estratégico en la economía turística
En todo país cuya estructura económica depende en gran medida del turismo, la imagen del país opera como un activo intangible que sostiene su marca y su competitividad global. Una noticia negativa mal servida, un escándalo político o un conflicto diplomático pueden irremediablemente afectar de inmediato el flujo de visitantes y la decisión de los inversionistas.
Lo que significa que cuando la percepción internacional se distorsiona, los operadores de tours redirigen sus ofertas, las aerolíneas reconsideran sus rutas y los turistas optan por destinos con mejor reputación y gobernanza. En consecuencia, el costo del daño del prestigio no se mide solo en cifras, sino en credibilidad perdida, empleos en riesgo y oportunidades truncadas.
El mercado español: principal turismo europeo
Cada año, RD recibe miles de viajeros del mercado español, constituyéndolo en su principal emisor europeo; estas llegadas sostenibles demuestran la confianza y afinidad. Por ejemplo, en el 2023, 251,739 personas llegaron a RD procedentes de España; esto representa el 14% de las llegadas europeas. En contraste, según el Banco Central, el flujo de turistas españoles cayó un 29.3%; no obstante, en los primeros cuatro meses del 2025, habían llegado 49,676, lo que proyecta un crecimiento progresivo.
Otro factor que manda a cuidar este mercado es el hecho de que el 94% de los visitantes de España reportó su intención de volver al país, lo que indica un alto nivel de satisfacción y fidelidad.
Además, del total de la inversión extranjera en el país, el 50% proviene de los grupos hoteleros españoles. En términos generales, la fortaleza de la cooperación económica y cultural entre España y nuestro país. El año pasado, el 85.3% de las llegadas aéreas al país utilizaron el aeropuerto de Madrid-Barajas, siendo uno de los principales puntos de conexión hacia el país.
Crisis reputacional: más que una alerta, un llamado a la acción
En vista de que la estabilidad de esta relación se podría distanciar, la responsabilidad y el sentido histórico mandan a actuar en forma preventiva. Por ejemplo, el caso Koldo en España —en el cual el nombre de la República Dominicana ha sido mencionado en supuestas operaciones de blanqueo de capitales— ha generado preocupación en el ámbito diplomático y turístico. Aunque las investigaciones se centran en actores y estructuras externas al país, por el hecho de mencionar su vinculación en los medios, arrastraría un efecto no deseado en la percepción internacional y puede distorsionar la imagen del destino.
La alerta temprana nos hace conscientes del riesgo. Por disposición del presidente Luis Abinader, el Gobierno anuncia que ha contratado a la consultora española ATREVIA, empresa global de comunicación y asuntos corporativos, fundada en 1988, especializada en gestión de reputación, comunicación estratégica y asuntos públicos para gestionar la imagen reputacional y establecer la confianza en los mercados europeos.
La inversión busca comunicar con transparencia, desmentir distorsiones informativas y reforzar la narrativa de seguridad jurídica, estabilidad institucional y liderazgo turístico sostenible.
La confianza como pasaporte al futuro
En un mundo donde la credibilidad es el principal activo de los destinos turísticos, proteger la imagen-país equivale a proteger el futuro de su economía y su gente. Asuntos como la confianza y seguridad determinan el éxito de un destino; el prestigio es un patrimonio nacional que obliga a no descuidar ni mucho menos improvisar: se construye, se protege y se renueva cada día. Por la importancia que tiene para la nación la economía global del ocio, es capital enfrentar el reto de blindar nuestra imagen internacional con datos, diplomacia y coherencia comunicacional.
Más que una crisis, este escenario es una oportunidad para fortalecer los mecanismos de prevención reputacional, un momento para reforzar la presencia mediática positiva y de esa manera consolidar alianzas estratégicas con los mercados emisores europeos.
De modo que en un mundo donde elementos como la credibilidad son fundamentales para el turismo, cuidar la imagen del país es cuidar su futuro económico y social.
La prevención, la transparencia y la credibilidad son hoy las verdaderas divisas que fluyen y sostienen el liderazgo dominicano como destino emblemático del Caribe y referente de resiliencia global.