Por Manuel Castillo

En la historia de los pueblos, la memoria colectiva se construye con violencia y esperanza, con anécdotas, cuentos, leyendas, canciones y personajes que dan identidad a sus comunidades. En La Romana, esa historia continúa escribiéndose cada domingo en el parque central, donde se viven momentos históricos y culturales que, con el paso del tiempo, se convertirán en recuerdos irrepetibles.

Desde los años setenta hasta los noventa, el parque Duarte —corazón del casco urbano romanense— fue testigo de una intensa vida social. Allí nacieron amistades, amores y proyectos que, de una u otra forma, moldearon la identidad de varias generaciones. Hoy, ese espacio comienza a recuperar su antiguo esplendor gracias a los encuentros de romanenses, reuniones espontáneas donde confluyen arte, música, emprendimiento y convivencia ciudadana.

Sin embargo, este renacimiento cultural requiere mayor respaldo institucional. Las autoridades municipales y las organizaciones comunitarias tienen ante sí una oportunidad única: fortalecer estos encuentros como parte del patrimonio inmaterial de La Romana. Facilitar la participación de emprendedores, artistas y gestores culturales alrededor del parque no solo estimula la economía local, también forja sentido de pertenencia.

Poner a disposición vehículos de venta, apoyar la promoción artesanal, y dar espacio a instituciones como La Aldea, Bomana, Frank Luna, Jorge García y los comunicadores culturales Freddy Félix Isaac y Gina Bambú, permitiría transformar el parque central en un verdadero atractivo turístico dominical. De igual manera, sería oportuno brindar más libertad y respaldo técnico a los comunicadores Hugo Guerrero y Marcos Gómez, quienes documentan con pasión los eventos del parque y preservan su historia para las futuras generaciones.

Mención especial merece la Banda Municipal de Música, dirigida por el maestro Julie Monte, que con su talento mantiene viva la tradición sonora de los domingos romanenses. Mejorar su sistema de sonido y facilitar colaboraciones con animadores locales como Kuky Leonardo contribuiría a un ambiente más festivo, ordenado y representativo de la identidad romanense.

Registrar en video y texto cada jornada dominical debería convertirse en una tarea permanente. Tal documentación permitirá que las próximas generaciones comprendan el valor de estos encuentros, de la alegría compartida y del esfuerzo comunitario por conservar las raíces.

Hoy, La Romana tiene frente a sí una oportunidad histórica: transformar la nostalgia en futuro, la costumbre en cultura, y el parque Duarte en símbolo vivo de su identidad. Que cada domingo sea un nuevo capítulo de esta historia que nos une y que, si la cuidamos, seguirá contándose por muchos años más.

Loading