Por Rolando Hernández
El pasado trece de junio Israel unilateralmente atacó mediante insistentes bombardeos instalaciones militares en la nación de Irán. La acción militar tuvo como objetivo disuadir al gobierno de Irán de no continuar con su programa de enriquecimiento de uranio, mineral esencial para la creación de la bomba autonómica.
Según el primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu, la nación iraní bajo ninguna circunstancia puede tener acceso a las armas nucleares, debido a que pondría en peligro la región del medio oriente. Aunque Irán ha establecido que usa la energía nuclear no para la creación de armas nucleares, sino para beneficio de la población de acuerdo al líder supremo de la nación iraní, el Ayatollah Khomeini.
Desde entonces, como es natural Irán ha mantenido una constante respuesta a la agresión militar con el lanzamiento de drones y misiles el territorio de Israel. Irán ha actuado en legítima defensa de su territorio y soberanía.
Como es natural los daños tanto en vidas humanas e infraestructura han sido y son cuantiosos entre ambas naciones. Esta situación ha contribuido a elevar las tensiones entre las principales naciones a nivel internacional en particular entre China y Rusia quienes hacen un llamado al cese de las hostilidades entre Israel e Irán.
Tanto China como Rusia en los últimos años han establecido y formalizado sólidas alianzas comerciales con Irán y el conflicto armado podría afectar de manera significa sus intereses.
Además, la Unión Europea, ha realizado un ferviente llamado para que el conflicto armado sea solucionado en la mesa de negociaciones. Un Irán desestabilizado impediría que el 20 por ciento de la producción petróleo que se consume a nivel mundial no pueda ser transportado por el estrecho de Ormuz que se encuentra en su territorio y llegar a tiempo a las demás naciones del mundo. No solo el suministro de petróleo, sino productos alimenticios y no alimenticios podrían ser afectados en caso de persistir en conflicto bélico en esa región.
Israel un aliado permanente de los Estados Unidos le solicitó a la administración gubernamental Trump que intervenga militarmente mediante el bombardeo de los laboratorios (bunkers) donde alegadamente Irak continua con el proceso de la creación de la bomba atómica.
Tanto la Dirección de Inteligencia Nacional de los Estados Unidos como la Comisión de Energía Atómica han sostenido que Irak no tiene en su poder los medios suficientes para la creación de armas nucleares, pero aun así se insiste en la agresión.
Según los analistas una participación directa de los Estados Unidos sobre el conflicto armado no haría más que tensar las relaciones y expandir una guerra que desestabilizaría la región del medio oriente y trastornaría las economías de occidente.
A pesar de que el gobierno que preside Donald Trump ha establecido unas dos semanas en las que decidirá si toma o no una participación de una acción armada, lo cierto es que como lo explica la vieja expresión popular que “entre el dicho y el hecho hay mucho trecho”. El diálogo debe imponerse hasta que se logre la paz.
El autor es un periodista, educador y escritor dominicano que reside en el Estado de Nueva Jersey. Puede ser contactado en rhernandez5@hotmail.com