Por Manuel Castillo
En las madrugadas silenciosas de los campos dominicanos, cuando solo el canto de los grillos acompañaba la espera, ellas llegaban. Con sus manos curtidas por el sol y sabiduría ancestral en la mirada, transformaban el dolor en vida. Doña Nena Guzmán en La Romana, Doña Esmeralda Núñez en Moca, Doña Mercedes en San Juan… Nombres que resonaban como santos laicos en los pueblos, pero que hoy apenas sobreviven en el frágil archivo de la memoria oral.
Las Guardianas de la Vida: Entre la Fe y la Prohibición
En la República Dominicana colonial, las parteras eran pilares comunitarios: conocían los secretos de las hierbas, interpretaban los sueños de las embarazadas y asistían partos en chozas de tierra batida. Pero su historia está marcada por la sombra de la persecución:
– La Iglesia las acusóvde «brujería» por usar plantas como la *altamisa* o recitar oraciones mezclando el credo católico con tradiciones taínas y africanas.
– En 1902, bajo presión médica europea, se fundó la *Escuela de Parteras de Santo Domingo* para «profesionalizar» el oficio, marginando a las comadronas rurales por «ignorantes».
– Hasta 1948, muchas ejercían clandestinamente: entregaban bebés a media noche, sin más pago que un plato de sancocho o un ramo de flores silvestres.
Heroísmo Sin Monedas: El Legado del Servicio Desinteresado
«Doña Nena caminaba 10 kilros bajo la lluvia si era necesario. Una vez salvó a un niño que nació sin respiración, soplando suavemente en su boquita mientras murmuraba: ‘¡Coja el aire, mi’jo!’. Jamás aceptó un peso» – Relato de Esperanza Díaz (87 años), Higüey.
Este acto revolucionario de amor gratuito las define: en un mundo donde todo se comercia, ellas regalaban vida. Traían al mundo a los hijos de campesinas, empleadas domésticas y madres solteras con la misma devoción que a los de terratenientes.
Monumentos de Carne y Hueso: ¿Por Qué Merecen un Homenaje Nacional?
1. Justicia Histórica: Reconocer su rol como primeras defensoras de la salud materna en zonas donde ni médicos ni sacerdotes llegaban.
2. Patrimonio Cultural Vivo: Eran depositarias de tradiciones orales: canciones de cuna en lengua criolla, masajes con aceites de guayaba, rituales de protección con velas azules.
3. Ética del Cuidado: En pleno siglo XXI, su modelo desafía la mercantilización de la salud.
Propuestas Concretas: De Calles a Calendarios
| Homenaje |Ejemplo| Simbolismo |
| Monumentos Públicos| Estatua de Doña Esmeralda en Moca con un rebozo y una lámpara de aceite | Luz que guía en la oscuridad |
| Calles con Sus Nombres | «Calle Comadrona Nena Guzmán» en La Romana | Integrarlas al mapa cotidiano |
| Día Nacional | 19 de marzo (Día de San José, patrono de la familia) | Unir lo sagrado y lo terrenal |
| Archivo Oral| Colección audiovisual con testimonios de mujeres asistidas | Evitar que su voz se apague |
Un Llamado a la Conciencia Colectiva
No es caridad: es deuda histórica. Mientras en México las parteras mixtecas reciben premios UNESCO y en Bolivia se preservan sus saberes en universidades, aquí dejamos que sus nombres se borren. Hoy, cuando la medicina olvida que parir es un milagro (no una patología), su legado es brújula moral.
Que el próximo niño que nazca en un campo dominicano lo haga bajo la sombra de un árbol de mango llamado «Esmeralda». Que las futuras enfermeras estudien en la «Escuela Nacional de Parteras Nena Guzmán». Que cada 19 de marzo, el país entero encienda una vela azul en su ventana.
«Ellas no trajeron hijos al mundo: trajeron futuro. Y un futuro que olvida a quien lo parió, es un futuro huérfano».
¿Te unes? Comparte tus historias familiares con #MisComadronasHeroicas para construir juntos este memorial vivo.