Por Rosaura Reyes
No se trata de elegir absolutos, sino de integrar ambas facetas. Cultivar la belleza de las relaciones y el pensamiento estratégico nos acerca a una vida plena, uniendo el fuego del corazón con la claridad de la mente.
En la mitología griega, dos diosas destacan por sus atributos complementarios y, a la vez, antagónicos, Afrodita, encarnación del amor y la belleza, y Atenea, deidad de la sabiduría y la estrategia. Es decir, la representación de la pasión arrebatadora y el pensamiento profundo. Menciono estas dos líderes de la antigüedad para destacar que el liderazgo femenino ha recorrido un largo camino, pero aún persisten obstáculos significativos que limitan su avance hacia una verdadera posición de poder.
Desde mi perspectiva, el liderazgo femenino se caracteriza por una serie de cualidades y enfoques que están cada vez más alineados con las necesidades del mundo actual. Aunque no se puede generalizar, ya que cada mujer es única y su estilo de liderazgo está influenciado por múltiples factores como su cultura, experiencia, entorno y personalidad.
El liderazgo femenino debe mostrar una fuerte orientación hacia la empatía, la escucha activa y la colaboración. Este enfoque no solo fortalece la cohesión de los equipos, sino que también fomenta un ambiente de confianza e innovación. No se trata de liderar desde la jerarquía, sino de construir puentes, conectar personas y promover soluciones conjuntas, debe incorporar una inteligencia emocional elevada, lo que permitirá una gestión más consciente de las emociones propias y ajenas. Si esto se incorpora facilitara resolver conflictos, motivar al equipo y tomar decisiones con sensibilidad social, especialmente en contextos de incertidumbre o crisis.
Lo ideal sería priorizar el liderazgo con sentido, es decir, alinear las metas profesionales con un propósito más grande, ya sea social, ambiental o comunitario. Esto se refleja en una fuerte ética de trabajo, compromiso con la sostenibilidad, la equidad y el bienestar general. Aunque los resultados son importantes, las mejores formas de liderar suelen poner énfasis en el proceso tanto como en el objetivo. Buscan alcanzar metas sin sacrificar el bienestar del equipo ni los principios éticos, lo cual crea culturas organizacionales más saludables y sostenibles.
En una era de transformación digital, diversidad cultural y demandas sociales más exigentes, el liderazgo femenino ha demostrado gran capacidad para adaptarse a contextos cambiantes, aprender rápidamente y reinventarse. El liderazgo femenino actual combina firmeza con empatía, estrategia con humanidad, y ambición con propósito. No se trata de decir que el liderazgo femenino es «mejor» que el masculino, sino de reconocer que aporta perspectivas valiosas que complementan y enriquecen la manera en que se lideran equipos, organizaciones y comunidades.
Un ejemplo muy claro de liderazgo femenino en la actualidad es Mary Barra, presidenta y directora ejecutiva (CEO) de General Motors (GM), la primera mujer al frente de un “Big Three” de la industria automotriz. Mary Barra asumió la presidencia y el cargo de CEO de GM el 15 de enero de 2014. Bajo su liderazgo, GM puso el foco en la transición hacia los vehículos eléctricos y la conducción autónoma. Mary Barra ejemplifica cómo una líder puede impulsar la innovación, gestionar complejidad global y transformar una industria centenaria, todo ello manteniendo un estilo inclusivo y orientado a las personas.
Otro ejemplo destacado es Samia Suluhu Hassan, presidenta de la República Unida de Tanzania desde el 19 de marzo de 2021. Samia Suluhu Hassan ejemplifica el liderazgo femenino en el ámbito político al combinar apertura democrática, énfasis en el desarrollo socioeconómico y una creciente proyección internacional, aun cuando debe navegar complejas tensiones internas en su país.
Por todo esto entiendo que la pasión sin guía puede conducir al caos; la lógica sin emoción, a la frialdad. Estoy completamente convencida de que una líder ideal combina la empatía de Afrodita con la visión de Atenea. Afrodita impulsa la inspiración; Atenea, su correcta ejecución.
Impulsemos pues un liderazgo de éxitos notables y empecemos por nosotras mismas, cuida tu belleza con la misma intensidad que tu intelecto… el mundo te lo agradecerá.
La autora es Psicóloga Educativa.