Hoy, tres décadas y media después, Behaviour sigue siendo un testimonio del ingenio, la visión y la capacidad de Pet Shop Boys para combinar accesibilidad con sofisticación.
Redacción Exposición Mediática.- Ahora a un cuarto de siglo y un poco más, el pasado 22 de octubre de 1990 marcó un hito en la historia del synthpop: Pet Shop Boys lanzaba Behaviour (o Behavior en Estados Unidos), su cuarto álbum de estudio.
Treinta y cinco años después, el disco sigue siendo un referente ineludible dentro de la música electrónica, un testimonio de la capacidad creativa de Neil Tennant y Chris Lowe y un ejemplo de cómo la sensibilidad pop puede abrazar la sofisticación tecnológica sin perder alma.
Behaviour no fue un álbum más en la discografía del dúo; fue un manifiesto de precisión, estilo y riesgo calculado. Contrario a la exuberancia digital de Introspective y al desbordante carácter mainstream de Very, este trabajo privilegió la claridad melódica, la introspección y la elegancia minimalista.
Un álbum que, desde su concepción, planteó un diálogo entre la tradición analógica y los sonidos emergentes de una década que abrazaba la transformación digital.

El synthpop en contexto
A finales de los 80 y principios de los 90, el synthpop se encontraba en un momento de consolidación y evolución. El pop electrónico había alcanzado la popularidad masiva gracias a la experimentación con sintetizadores digitales y ritmos programados.
Sin embargo, muchos de los lanzamientos de la época tendían a la saturación sonora o a la simplicidad comercial. Pet Shop Boys se situaron en un terreno intermedio: accesibles pero sofisticados, populares sin renunciar a la profundidad compositiva, creando un sonido que era emocional y cerebral a la vez.
En este marco, Behaviour apareció como un disco que apostaba por la elegancia, la melancolía y la introspección, distanciándose de los excesos de producción y de la exuberancia de los sintetizadores digitales predominantes.
El álbum no solo consolidó su identidad, sino que redefinió cómo podía sonar el synthpop: contemporáneo, sofisticado y con mirada crítica sobre la sociedad y la cultura de su tiempo.
La alquimia del sonido analógico
Para capturar la esencia buscada, Pet Shop Boys recurrió a Harold Faltermeyer y su Red Deer Studio en Múnich, Alemania Occidental. La elección del productor no fue casual: Faltermeyer dominaba el uso de sintetizadores analógicos, ofreciendo texturas más cálidas y humanas que los sistemas digitales predominantes. Tennant y Lowe deseaban un sonido que no solo fuera bailable o pegajoso, sino que transmitiera emoción, elegancia y complejidad.
Canciones como This Must Be the Place I Waited Years to Leave y My October Symphony, con la colaboración de Johnny Marr en la guitarra, mostraron que el synthpop podía dialogar con la melancolía y la narrativa histórica, en este caso con referencias al fin de la Unión Soviética.
La colaboración entre Marr y Tennant, que ya había sido probada en Getting Away with It de 1989, consolidó un puente entre la electrónica y la guitarra pop contemporánea, demostrando que los géneros podían fundirse sin perder identidad.
Sencillos que definieron una era
El álbum produjo una serie de sencillos icónicos que, además de éxito comercial, se convirtieron en piezas de referencia dentro de la cultura del remix y el pop electrónico sofisticado.

“So Hard”, con video dirigido por Eric Watson, presentó la fuerza melódica del dúo y permitió reinterpretaciones radicales a cargo de The KLF y David Morales, mostrando que un tema pop podía convivir con remezclas dance y house, anticipando la cultura de remix que dominaría la década siguiente.

“Being Boring”, dirigido por Bruce Weber, se convirtió en himno de la nostalgia y la introspección pop.
Sus mezclas extendidas y remezclas de Marshall Jefferson y Brothers in Rhythm reforzaron la idea de que un sencillo podía ser múltiple, abierto a reinterpretaciones, y permanecer relevante décadas después.
La canción, además, se ha consolidado como una de las más celebradas del dúo, tanto por la crítica como por artistas contemporáneos que la citan como influencia.

“How Can You Expect to Be Taken Seriously?” y “Where the Streets Have No Name (I Can’t Take My Eyes Off You)”, dirigidos por Liam Kan, jugaron con la parodia y la iconografía de estrellas del rock.
Tennant parodiaba a U2, Bruce Springsteen, Elvis Presley y George Michael, integrando la ironía visual con la sofisticación musical, un gesto que mostraba cómo Pet Shop Boys podían combinar crítica, humor y estilo sin perder elegancia.

“Jealousy”, quizás la canción más introspectiva del álbum, incluyó fragmentos de Otelo de Shakespeare.
Esta fusión de drama literario y electrónica demostró que un tema de synthpop podía explorar emociones complejas y, al mismo tiempo, mantener un pulso bailable y contemporáneo. Su relevancia se ha mantenido, con versiones de artistas como Dubstar y actuaciones junto a Robbie Williams, confirmando la perdurabilidad de su mensaje y sonido.
Innovación técnica y producción
Más allá de los sencillos, Behaviour destacó por su enfoque técnico: el uso de sintetizadores analógicos en lugar de digitales marcó un estándar en la producción de pop electrónico. Cada textura, cada capa sonora, fue cuidadosamente elegida para transmitir emoción y claridad.

La precisión en la producción, combinada con la sensibilidad melódica de Tennant y Lowe, convirtió el álbum en una referencia obligatoria para productores, DJs y músicos de la escena electrónica global.
Recepción crítica y legado
Desde su lanzamiento, Behaviour fue recibido con elogios por la crítica especializada. La combinación de sofisticación técnica, lirismo melancólico y pop accesible fue celebrada como un paso adelante dentro del synthpop, consolidando la reputación de Pet Shop Boys como maestros del género.
La retrospectiva histórica solo ha reforzado su estatus: el álbum no envejece porque no solo refleja una época, sino que establece un estándar estético y emocional que trasciende el tiempo.


Su influencia se extiende más allá del synthpop: artistas del dance, la electrónica contemporánea y el pop experimental reconocen en Behaviour un modelo de precisión, elegancia y riesgo creativo.
La práctica de remezclar y reinterpretar los sencillos del disco anticipó tendencias que marcarían la producción musical durante décadas.
Celebrando 35 años de creatividad y sofisticación
Hoy, tres décadas y media después, Behaviour sigue siendo un testimonio del ingenio, la visión y la capacidad de Pet Shop Boys para combinar accesibilidad con sofisticación.
Cada sencillo, cada remezcla y cada interpretación en vivo del álbum siguen demostrando la relevancia del disco, su fuerza creativa y su influencia duradera en el panorama musical global.
No es solo nostalgia; es reconocimiento a un trabajo que sigue inspirando, emocionando y enseñando. Behaviour confirma que la electrónica puede ser emocional, que el synthpop puede ser arte y que la creatividad, cuando se ejerce con rigor y sensibilidad, trasciende el tiempo.
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