Por Dayvi López Vargas

«Distinguido Guido:

En el día de hoy pude leer su carta dirigida a Danilo Medina, y creo que se puede estar o no de acuerdo con el presidente Medina, pero ha dicho una verdad tan grande como un templo, con relación a la deuda externa y el fallido Gobierno del presidente Luis Abinader.

Creemos que a este país le hacen falta muchos que tengan la valentía y la gallardía para actuar y lograr un cambio. Su padre, «El Moreno», fue un hombre de esos que enfrentaron las castas sociales, la corrupción y la delincuencia política. Lamentablemente, el país se nos hunde moral y económicamente ante UD. y su gobierno: sin un proyecto de nación o una seria política de Estado.

Como observador de estos papelones entre los burócratas más importantes de la nación, nos sentimos aludidos y a la vez asqueados. Usted últimamente ha actuado como un palaciego y cortesano que escribe por llamar la atención de su amo mientras los saqueos y el robo gubernamental se multiplican y nos escandalizan.

Según nos cuentan, usted es grotesco, imponente y severamente autoritario. Usted y su partido —martirio y tragedia de todos—, siempre han surgido como «Hidra», aquel monstruo de la mitología griega de múltiples cabezas que renacían al ser cortadas. Así ha ocurrido con UD. y este partido que cada veinte años nos sumergen en la derrota y el fracaso.

Usted como un gran «erudito» habrá conocido la obra de Tomás Moro y el empleo del término «Utopía», nombre compuesto por las palabras griegas “u” (no) y “topos” (lugar), es decir, un lugar inexistente. Precisamente señor Mazara, según lo que describe Ud. y su desafortunado Gobierno, vivimos en un espacio y sociedad inexistente.

Mientras el Gobierno de El Salvador lanza una oferta de recompra de su deuda externa con vencimientos entre 2027 y 2052, Uds. juegan a las «muchachadas». El Gobierno de El Salvador con 7,767 millones ha hecho una revolución sin precedentes en El Salvador. Aquí han tomado 24 mil millones de dólares, con ello superando a todos los gobiernos de la historia nacional.

Mientras hombres —no muchachos—, guardando distancias con la dictadura, pagaron la deuda externa nuestra, ustedes compiten por el que más logre el endeudamiento. Mientras el dictador convirtió las instituciones públicas en empresas para el Estado, ustedes buscan privatizar y que terceros logren riquezas.

Por sus incapacidades, por eso tenemos un Estado cada día más pobre, y habitado por personas más ricas que nuestro propio Estado, en nuestro propio territorio. La deuda no es una «interpretación», es una realidad, hay deuda cuando el gobierno tiene gastos superiores a sus ingresos.

Así como usted se expresó como amigo de Danilo Medina, así se refirió UD. de Luis Abinader en el programa de José Peguero, titulado, «Guido Gómez destroza el discurso de Luis Abinader». Ahí hizo una descripción sobre la economía, según expresó allí, en este gobierno no actúan como «políticos del siglo XXI», y que no quieren entender que «hay que permitir discrepar». Por lo que el Guido antes del 2024, no es el Guido del 2025, imaginarlo en el 2028…

Para evitar incurrir en la hipocresía, como las utilizadas por usted, y a la vez evitar que se entretenga con averiguaciones tangenciales, le aclaro, que no soy ni amigo personal ni partidario de Medina, incluso he sido adversario ante sus arbitrariedades; pero, le confieso que me repugna leer a personas con la capacidad de resolver los problemas sociales, y no solo sean parte de los problemas sociales: sino que sean el principal PROBLEMA social.

Estamos conscientes que hubo mucha corrupción en el Gobierno que fue el más votado de la historia nacional, pero, como historiador apasionado, comprendo que la misma historia pasó cuando murió El Jefe; lo mismo ocurrió cuando Guzmán, que lamentablemente se tuvo que pegar un tiro; así con Jorge Blanco que cayó preso por corrupción; en fin, su Gobierno del cambio será «bueno» hasta que abandonen el poder en el 2028, a partir de ahí, Sr. Mazara, se sabrá, incluso, si usted es o fue honesto…

Sin otro particular y sin temores al arrebato de su ira, reciba los saludos de un ciudadano convencido de que: ¡podemos lograr un mejor país!»

El autor es activista social y político y aspirante a diputado de la nación.

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