Versión lubricada de una rica fluidez, emotividad y capacidad de generar una experiencia escénica excepcional que se resuelve en conjunción admirable de talentos interpretativos, recursos técnicos, coordinación y sensibilidad artística.
Por José Rafael Sosa
Santo Domingo, R.D.- El teatro verdadero no está determinado por los metros y pulgadas del espacio en que se aloja. El teatro no se define por el tamaño del escenario ni por la grandilocuencia de sus medios, sino por su capacidad de trascender, de despertar en el espectador una reflexión vital, de generar una experiencia estética y emocional que permanezca en el tiempo.
Ese teatro esencial se sustenta en la fuerza del texto, en la calidad de sus interpretaciones y el propósito último de su propuesta escénica.
La versión de Josué Hirujo Toti de El Principito, basada en el clásico universal de Antoine de Saint-Exupéry, presentada en el Teatro del Colegio Babeque (Secundaria), irrumpe inesperadamente como un ejercicio de teatro esencial, de notable precisión y alta sensibilidad artística.
Sin proclamar una condición profesional, esta puesta en escena exhibe un rigor y una coherencia que evocan el trabajo de compañías consolidadas y plantea una mirada renovada sobre un texto conocido y frecuentemente representado.
Sin recurrir a exageraciones, puede afirmarse que esta propuesta constituye uno de los espectáculos teatrales más acabados de los últimos años en el ámbito estudiantil y familiar. Su resultado final supera, en varios aspectos, la adaptación del cuento francés, elevándolo hacia una experiencia escénica autónoma, profundamente emotiva y conceptualmente sólida.
El director es parte de una crucial generación de relevo en la dirección teatral y que tiene su formación originada de forma especial en la escuela de Loren Oliva, persistente y creativa formadora escénica de notable acierto, dejando frutos como el que representa este nuevo y consistente talento.
La inmersión del director en el texto original convierte la puesta en una verdadera lección de vida. Sus cinco intérpretes jóvenes —que parecen surgir de la nada— se muestran arraigados a la esencia sensitiva del relato— en una adaptación que revitaliza los planteamientos filosóficos de la obra: la autenticidad, la simplicidad del vivir, el valor del afecto sincero y la importancia de mirar con el corazón.
Las actuaciones de Ángel Ferreras, Guille Martin, Laura Rivera, JJ Sánchez e Indirita Acosta —combinando teatro, danza y canto— revelan una dirección rigurosa, capaz de conducir a los intérpretes hacia una transmisión precisa de las múltiples lecciones que contiene la obra.


Desde el punto de vista técnico, la escenografía emplea recursos mínimos, sugestivos y de gran funcionalidad, destacando elementos con intraluminación que construyen atmósferas delicadas y poéticas.
El diseño de vestuario de Renata Cruz vuelve a sorprender por su impecable simbolismo y refinamiento visual.
La musicalización, compuesta por el joven maestro Junior Basurto Lomba —recordado por su trabajo en El milagro de Lourdes en el Teatro Nacional—, otorga a las cinco piezas musicales de esta producción una dimensión estética distintiva. El director evita catalogar la obra como un musical, el tratamiento sonoro y la integración de la música enriquecen la puesta en escena con un sello propio de calidad.
Desde su adaptación de Hansel y Gretel presentada en Teatro Las Máscaras (2024), Josué Hirujo se revela como una voz emergente de inusual madurez artística: discreto en su proyección personal, pero profundamente comprometido con el hecho escénico como entrega y acto poético.
Sin estrategias de mercadeo ostentosas ni difusión mediática significativa, y en el marco de una sala alternativa estudiantil, Hirujo ha consolidado una presencia que resulta ya imposible de ignorar. Su obra interpela, conmueve y redefine expectativas.
El Principito —cuento publicado en 1943 por el aviador y escritor francés, Antoine de Saint-Exupéry, con múltiples versiones cinematográficas, televisivas y teatrales,— acoge ahora esta versión dominicana se distingue por su fluidez, su emotividad y su capacidad de generar una experiencia escénica excepcional.
Quienes deban valorar lo mejor del teatro dominicano en 2025 tendrán que haber presenciado, al menos una vez, este Principito de Josué Hirujo.
La función vivida ante una sala repleta en el Teatro Laura Beltrán evidenció una comunicación escénica de alto nivel. A pesar de la juventud del elenco, lo presentado fue una conjunción admirable de talentos interpretativos, recursos técnicos, coordinación y sensibilidad artística.
Montada inicialmente para un público escolar, familiar y general, con posible reposición en noviembre, la obra no exige premios para validar su grandeza: su fuerza radica en el hecho teatral en sí mismo.
Los reconocimientos, si llegan, serán honoríficos, pero no esenciales. Lo ofrecido es teatro en su expresión más noble.
Ficha Técnica
Título: El Principito
Autor: Antoine de Saint-Exupéry
Dirección, producción y adaptación: Josué Hirujo Toti
Elenco: Ángel Ferreras, Guille Martin, Laura Rivera, JJ Sánchez, Indirita Acosta
Composición musical: Junior Basurto Lomba
Letras de canciones: Josué Hirujo
Dirección técnica: Ariel Ramos (Lux Art)
Diseño escenográfico: Ángela Bernal (Tracke Stage)
Diseño de vestuario: Renata Cruz
Diseño de luces: Josué Hirujo
Producción de línea: Isabella Domínguez
Regidor de luces: Derwin Botier
Asistentes de producción: Anny Lachapel, Marco Caamaño, Paola Ortiz