Por Manuel Castillo
El presente ensayo aborda el perfil clínico‑psicológico del denominado narcisismo perverso y su expresión en dinámicas interpersonales de abuso emocional.
A partir de la literatura especializada en psicología clínica y psicología social, se analizan los mecanismos de manipulación, su impacto en las víctimas, así como propuestas de intervención tanto orientadas a la protección de estas como a la posible rehabilitación de los victimarios.
El análisis se complementa con referencias de expertos como Ramani Durvasula y George K. Simon, quienes han profundizado en los patrones narcisistas y su dimensión manipuladora.
Las violencias invisibles representan uno de los mayores retos clínico‑sociales del siglo XXI. A diferencia de la violencia física, el abuso emocional rara vez es evidente en sus primeras etapas, lo cual dificulta tanto su identificación como su denuncia.
El narcisismo perverso describe un patrón relacional donde el sujeto agresor despliega tácticas de manipulación, distorsión de la realidad y victimización inversa.
Estas prácticas tienen consecuencias profundas en la estabilidad emocional de las víctimas, generando síntomas relacionados con el trastorno de estrés postraumático complejo (TEPT‑C) y alteraciones en su identidad personal.
Desde un enfoque clínico-periodístico, resulta crucial examinar tanto las bases psicodinámicas de estos perfiles como los efectos sociales de sus conductas. Este texto parte de la tesis central de que el denominado “verdugo” también es víctima de sus propios mecanismos internos, aunque ello no justifique la violencia ejercida.
Marco Teórico
Narcisismo y Trastorno de Personalidad Narcisista (TPN)
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM‑5, APA, 2013). define el TPN como un patrón dominante de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía que comienza en la adultez temprana y se da en diversos contextos. Entre sus características destacan:
• Sentido grandioso de autoimportancia
• Expectativas de trato especial
• Explotación interpersonal
• Envidia
• Arrogancia
El concepto de narcisismo perverso, introducido en un sentido clínico por Paul‑Claude Racamier (1992), describe un subtipo especialmente destructivo por su combinación de frialdad afectiva, manipulación sistemática y sadismo psicológico.
Dimensión Sociológica
Más allá del plano individual, el narcisismo perverso refleja un paradigma cultural. Sociedades que privilegian la imagen, la competencia y el éxito sin considerar el bienestar colectivo generan contextos propicios para la proliferación de estas dinámicas (Lasch, 1979).
Este “malestar narcisista” no se limita a la vida conyugal, sino que se expande a espacios laborales, políticos y comunitarios.
Mecanismos de Manipulación
1. Generación de Caos
– Definición: crear crisis constantes para mantener la atención del entorno.
– Fundamento clínico: el vacío interno convierte la calma en una amenaza, porque despoja al narcisista del protagonismo.
2. Negación y *Gaslighting*
– Definición: distorsión de hechos verificables, negación de sucesos y siembra de dudas en la víctima.
– Ejemplo clínico: frases como “eso nunca sucedió” o “estás exagerando” invalidan la percepción de la víctima.
– Referencia: Stern (2007) describe el gaslighting como una forma insidiosa de coerción psicológica.
3. DARVO (Deny, Attack, Reverse Victim and Offender)
– Secuencia: Negar — Atacar — Revertir roles.
– Efecto: la víctima termina disculpándose mientras el agresor se posiciona como mártir.
– Referencia: Freyd (1997), quien acuñó DARVO en el marco de estudios sobre abuso y memoria traumática.
4. Provocación Persistente
– Definición: hostigamiento encubierto que busca reactivar el lazo con la víctima, incluso tras años de silencio.
– Interpretación: toda reacción se traduce en “suministro narcisista” (Durvasula, 2019).
Impactos en las Víctimas
Las secuelas abarcan los planos emocional, cognitivo y corporal:
– Trauma acumulativo: síntomas persistentes de TEPT‑C, entre ellos flashbacks, disociación y sensación de amenaza constante (Herman, 1992).
– Autoimagen deteriorada: la víctima pierde confianza en su criterio, dudando incluso de hechos objetivos.
– Aislamiento social: la manipulación debilita redes de apoyo, lo que favorece la dependencia con el agresor.
– Agotamiento extremo: se experimenta como “contaminación emocional” o drenaje energético permanente.
El Agresor como Víctima de Sí Mismo
El componente paradójico radica en que el victimario también se encuentra atrapado en su propia arquitectura psíquica. Estudios en psicología del desarrollo sugieren que carencias afectivas tempranas, negligencia parental o ambientes altamente críticos/límites generan estrategias de defensa centradas en la grandiosidad como forma de supervivencia psíquica (Kernberg, 1984).
Así, el narcisista perverso proyecta en otros el dolor que no puede metabolizar. La toma de conciencia de esta raíz constituye un paso fundamental para intentar procesos de reeducación emocional.
Estrategias de Intervención
Para las Víctimas
1. Psicoterapia especializada en trauma: modelos como la Terapia Cognitiva para TEPT o EMDR pueden restablecer narrativas internas coherentes.
2. Contacto cero / Técnica de la roca gris: reducir cualquier vía de manipulación.
3. Revalidación de la experiencia: espacios de apoyo grupal fortalecen la percepción de haber vivido un abuso real.
4. Reconstrucción social: restaurar vínculos seguros y reconstruir la identidad dañada.
Para los Victimarios
1. Psicoterapia de personalidad: trabajar heridas tempranas y confrontar los mecanismos de defensa.
2. Intervención psicoeducativa: aumentar la conciencia sobre impacto en terceros.
3. Cultivo de empatía: programas de entrenamiento en habilidades socioemocionales.
4. paulatina: sustituir la negación por la aceptación de consecuencias.
Aunque las tasas de éxito son limitadas, Simon (2010) sugiere avances cuando hay un mínimo de compromiso con el proceso.
Dimensión Societal
El narcisismo perverso trasciende lo íntimo. En la política, ciertos líderes ejercen manipulación colectiva mediante tácticas de gaslighting a nivel social (distorsión de hechos, negación de evidencias) generando polarización. En el ámbito laboral, directivos con rasgos narcisistas tóxicos crean climas de hostilidad que afectan la salud mental organizacional. Reconocer estas prácticas es un paso necesario hacia la prevención de abusos de poder en cualquier escala.
El narcisismo perverso constituye una forma de violencia psicológica que erosiona lentamente la autonomía emocional de la víctima. Sus mecanismos —caos, gaslighting, DARVO, provocación persistente— conforman un guion repetido en relaciones abusivas. Para las víctimas, el reto es recuperar la confianza en sí mismas y reconstruir una vida libre de manipulación. Para los victimarios, comprender el origen de sus defensas podría abrir un camino, aunque difícil, hacia la transformación.
El ensayo demuestra que considerar al “verdugo” como víctima de su propio desorden permite un abordaje clínico más matizado. Sin embargo, desde el plano ético, la prioridad debe centrarse en proteger y restaurar a quienes padecieron la violencia.
En última instancia, visibilizar estas dinámicas en el discurso público —periodístico, académico y clínico— fortalece la comprensión social de estas formas de abuso invisible y promueve la construcción de vínculos más conscientes y saludables.