Entre Hipócritas y Envidiosos: Revelación de La Verdadera Naturaleza de «Panas» de Antaño

 

Por Marcos Sánchez

Desde el principio de la sociedad, toda aquella persona que ha experimentado éxito en sus proyectos, es objeto inminente de accionares cargados de envidia y dotes auténticos de hipocresía.

En sociedades donde la visión llega hasta el límite de la nariz, fijan la definición del éxito basándose en posesiones materiales, muchas veces tomando como ejemplo un vehículo de última generación, que termina pagándolo al momento de privarse de funciones básicas a nivel biológico.

Medir el éxito es complejo

La dificultad proviene tanto de formular las expectativas y comparar con los resultados, también comprobar si están relacionadas. Dicho ésto: si usted logra materializar un proyecto en carpeta (o considerado como asignatura pendiente) y comercialmente rinde frutos, entonces usted resultó ser exitoso.

Existen factores que son sinónimos obtención de éxito, cuando existe un nivel de inteligencia, educación, habilidad, socialización, ética de trabajo, actitud, creatividad y sobre todo,mucha disciplina.

La obtención de bienes innecesarios con el propósito de exhibir socialmente los mismos, no es éxito. Eso se llama búsqueda de aprobación, ya que un gran número de personas adquieren sólidas cantidades de dinero y no desarrollan nada en su vida útil. Igual se hacen de vehículos sin tener dónde desplazarlos o de amistades que nunca se aprendieron su nombre real o se tomaron juntos una taza de café.

Desde una edad temprana siempre consultaba a mi ahora fallecida madre respecto a mis inquietudes. Sus respuestas más allá de no desalentarme sabiendo que era su hijo, obedecía a una orientación sobre qué hacer después que esos anhelos fuesen realidad.

Mi asombro radicaba en que su respuesta estaba más allá de lo que había preguntado y una sola aseveración me hizo comprender parte de mi destino: «Te hablo como si ya hubieses realizado tu proyecto porque crees fielmente en tí y sé que más allá de mi opinión, lograrás tu propósito«. Eso fue cuando contaba con 14 años. Mami ya no está físicamente, pero sí en mi memoria y corazón de manera permanente.

Ahora a mis 52 años, abrí mi carpeta de asignaturas pendientes después de vivir mi proceso de resiliencia al aprender a convivir sin mi madre. Por fortuna, mi padre sabe escuchar e inexorablemente nuestros diálogos se acentuaron cada vez más y más.

Tras incontables esperas, toques de puertas, promesas no cumplidas y lúgrubes vaticinios, igual organicé mis archivos y compilé 50 de las 100 historias que terminaron siendo lo que eventualmente tomó vida llamándose «Relatos Biográficos: 1983-2023″, mi primer libro de corte testimonial y disponible únicamente en formato físico en plena era digital.

«¿Piensas lanzar un libro en formato físico en una época donde todo prácticamente digital y encima de eso, en el género testimonial?», me preguntó alguien con el mayor escepticismo existente posible. Mi respuesta fue directa: «Sí. Será a la antigua. Quiero que quien adquiera mi libro lo palpe. Sé a que segmento va dirigido y además creo en lo que escribí porque fue con pasión y amor«.

Las primeras 500 unidades del libro se vendieron 12 días y más allá de las zonas limítrofes de mi ciudad natal La Romana. La persona que reseño, le ví unos meses después en una concurrida y de moda plaza comercial en Santo Domingo, mientras esperaba un turno en un cajero. Andaba ese día con unas unidades que tenía por encargo entregar. Al verme, saludó efusivamente y expresó: «¡Caramba qué tremendo golpe de suerte diste con tu libro! ¡Está caliente en las redes sociales de tu entorno!«.

Le saludé normal y tras excusarme ante decirle que debía agotar mi turno en el cajero, le respondí que mi golpe de suerte era tan sólido que andaba precisamente haciendo entregas. La persona delante de mí era el comprador y al proceder, le entregué las unidades requeridas, al momento de dirigirse al personaje en cuestión y decirle: «Cuando saque el suyo, dígale a él (refiriéndose a mí) que me avise a ver que tal». No hubo palabras. Solo un silencio que era más agudo que el bullicio natural del lugar donde coincidimos. Le auguré buena suerte y me retiré.

Después del libro puse en línea Exposición Mediática, un portal noticioso digital nuestro que yacía en carpeta mucho antes que la obra literaria y se postergó tras un fichaje en «Sirena«, el cortometraje profesional que sirvió de tesis de graduación de licenciada en cinematografía a Olivia De Camps, hija de Dominique Blühdorn, viuda de Hatuey De Camps.

Era tiempo se seguir con los proyectos pendientes y surgió «Like A Toy«, primera canción de nuestra autoría grabada profesionalmente e interpretada por mí. Pocos sabían que podía entonar un tema en inglés y menos que sería en el estilo musical electrónico synthpop, popular en la década de 1980.

La canción fue despachada en las principales plataformas digitales musicales como Spotify (donde lleva ya más de 1,000 reproducciones), Amazon Music, You Tube Music y Apple Music, entre varias otras más, aparte de su estreno primario en nuestro canal Marcos Sánchez TV en YouTube donde ya sobrepasó las 1,500 reproducciones gracias al vídeoclip que le acompañó, éste último creación y dirección nuestra.

Me asombró sobremanera cómo unos alegados colegas de la comunicación, ya en sus etapas maduras, dejaron entrever su actitud envidiosa con ribetes de pura hipocresía al darse por enterados que hace rato la canción estaba global. Expreso «asombro«, porque jamás esperé de alguien quien ya es bastante maduro (o al menos eso creía), se comportara con actitud de bajas pasiones y mediocridad.

Para suerte mía, mi persistencia ha sido siempre mi norte y cuando estoy enfocado en un proyecto, la finalización del mismo es la tendencia.

Es bueno darse cuenta de la permisión de acercamiento que uno brinda es la adecuada, porque cada vez que surge «un golpe de suerte«, igual se desenmascara a esos «panas de long time«, esos mismos que ni se adaptan, cambian o evolucionan.

Lo gratificante de esta clase de experiencia, es que la selección del círculo de amistades, se agudiza aún más y si bien es cierto que no podemos elegir a nuestros parientes, tampoco es menos real que sí podemos seleccionar amistades verdaderas.

¡Siéntense en gradas privilegias, porque les advierto que ésto apenas comienza ya que hay todavía más asignaturas pendientes en mi carpeta!

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