Richard De La Cruz Suárez, Contralor de profesión y amigo de larga data, quien me dio un ultimátum del cual aprendí la importancia del buen uso del tiempo.
Por Marcos Sánchez
«Trata de sacarle el mayor provecho a esa computadora. Tienes 22 días exactos para usarla, tiempo ése que me queda en esta empresa. Conseguí otro empleo mejor y me retiro en ese lapso«, fueron las palabras de mi amigo Richard De La Cruz Suárez, quien fungía como mi alumno de inglés en 1995.
Conocí a Richard a través de un ex compañero laboral en mis días como Profesor de Inglés en el extinto e icónico Centro de Inglés La Nueva Era, en La Romana y que fuese dirigido por la también ya desaparecidos Rowell Hoff y su esposa Caroline, conocidos popularmente como los Señores Hoff por el inmenso universo estudiantil que cursó en el citado instituto.
El compañero laboral era Santo Diaz Feliciano, quien me refirió con Richard para unas clases privadas de inglés. Una vez en contacto, Richard y yo conectamos inmediatamente por tener múltiples afinidades, incluyendo la música y un buen sistema de sonido que tenía en su VolksWagen Jetta dorado de ese entonces.
Las clases de inglés serían tomadas en su despacho en una fábrica que laboraba en el segundo parque industrial de Zona Franca en mi ciudad natal La Romana.
Richard residía junto a su esposa Petra y corta familia en ese instante, en un apartamento de la Castillo Marquez justo al lado del restaurante Shish Kabab. En las mañanas, pasaba por mi casa a recogerme y de allí a nuestro compromiso.
En ese entonces venía desde 1993 con una idea en la cabeza que no podía darle forma hasta tener un grueso del contenido que deseaba compilar en aspectos de estructuras gramaticales que escuchaba decenas de veces de mis estudiantes en La Nueva Era y que conforme pasaba el tiempo, era muy recurrente. Fue cuando decidí compilar esas observaciones para algún día presentarlas en un folleto.
Los días de Richard en la empresa que laboraba estaban contados porque sus conocimientos en contabilidad pululaban las fronteras de la contraloria, lo que suponía mayores responsabilidades de supervisión y gestión y en ese orden ya gestaba su inclusión en otra empresa nacional, la cual no vaciló en interesarse en sus servicios.
Fue entonces cuando un día Richard me dijo: «Marcos, trata de sacarle el mayor provecho a esa computadora. Tienes 22 días exactos para usarla, tiempo ése que me queda en esta empresa. Conseguí otro empleo mejor y me retiro en ese lapso«. A la computadora que se refería, era la asignada a su persona en la oficina.
Ya le había comentado sobre mi proyecto literario y su respuesta fue tácita: tenía exactamente ese tiempo para pasar mis apuntes a Word sacando un momento dentro del tiempo para sus clases (sin dejar de impartírselas) y terminar el digitado.
Terminé dos días antes de lo estipulado y para la fecha indicada ya Richard estaba en la otra empresa e instalado en la parte norte del país, ostentando un avance astronómico respecto a sus previos trabajos.
La amistad tuvo su espacio y para preservar la misma, acordamos visitarnos mutuamente según las agendas lo permitiesen y así ha pasado hasta la actualidad.
El compilado de mis anotaciones terminaron convirtiéndose en mi primera publicación no masiva a nivel literario y de corte educacional.
Para reforzar el contenido, las fuentes consultadas (todas de esa época) al respecto fueron:
• El Diccionario Moderno Larousse
• El Diccionario de la Universidad de Miami
• Observaciones gramaticales del método English For A Changing World (libros del 1 al 4)
• Observaciones gramaticales del método Streamline (de la Universidad de Oxford)
• Múltiples consultas gramaticales en español del Diccionario Enciclopédico Larousse

Lo titulé «Compendio Práctico de La Gramatical del Idioma Inglés«, folleto de 50 páginas dotadas de múltiples temas de gramática en ingles producto de las inquietudes obtenidas de los estudiantes que habían pasado por mi enseñanza entre 1991 y 1995.
Lo publiqué en octubre de 1995 con la ayuda inicial de un préstamo que obtuvo a través de un amigo de nombre Luis Nuñez. La portada la diseñé de manera minimalista y obtuve ayuda de mi ex compañero de estudios escolares Huáscar Rodríguez.
La idea era clara: ¿Por qué no tener un folleto que contenga toda esa información compilada en un único sitio?. El folleto fue un éxito de venta dentro de La Nueva Era ya que ese mercado era el nicho de venta original y directo. Estudiantes matutinos, vespertinos y nocturnos hicieron suyo el folleto en cuestión.
En las páginas de agradecimientos aparece obviamente Richard, posterior a mencionar a Dios, a mi fallecida madre y mi padre más las personas que de alguna forma entendí eran meritorias de citarlas por su apoyo y entusiasmo al ver el proyecto cristalizado.
Ordené imprimir 1,000 folletos en la desaparecida Imprenta La Antorcha (en la Castillo Marquez cerca de la Shish Kabab en ese entonces) de los cuales quedaron 23, descubiertos hace un par de años al organizar un cuarto reservado para guardar cosas.
Mi papá me había pedido que verificara el contenido de una caja llena de revistas que eran mías y que él había archivado en el pasado, pero al organizar el lugar había que determinar si su contenido era de uso o para tirarlo a la basura.
Allí estaban los 23 sobrevivientes tras tres décadas sellados en funda plástica. Fue una sorpresa de suma gratitud para mi y a la vez, un torbellino de flashes de gratas memorias.
Al ver mi entusiasmo y recordar su publicación (fue mi papá quien me saldó el dinero para concebir el proyecto tras un préstamo inicial a un amigo) me dijo: «Significa mucho para ti, especialmente una etapa importante de tu juventud. Deberías escribir algo al respecto«.
Así surgió este artículo porque el próximo mes de octubre, ese folleto cumple 30 años de haber dado a luz. Me motivé al recibir un mensaje matutino de Richard el cual tenía como contexto el valor de las cosas en la vida y la vida misma como tal. Ahí recordé su implicación en el folleto y me animé a publicar esta historia.
Valora siempre las oportunidades ofrecidas y ten en cuenta que el tiempo en su implacable naturaleza no se detiene, para que hagas uso sabio de los talentos que Dios te ha dado.
Incluye también a esas personas que te valoran, te aprecian, te quieren y notan en ti potencial comportándose de manera desprendida contigo.
El folleto va para tres décadas en octubre próximo y también el mismo tiempo de mi amistad con Richard a quien siempre he agradecido, admirado y valorado porque todavía somos amigos.
Sobre Richard
Casado y con hijos, Richard, quien reside en Santo Domingo, es experto estratégico con más de 30 anos de experiencia en finanzas, operaciones, cumplimiento, auditoría interna e investigaciones forenses y de fraude.
• Es además un reconocido especialista investigador de fraude certificado quien ha dirigido y ejecutado numerosas investigaciones forenses públicas y privadas con resultados exitosos.
• Posee múltiples certificaciones profesionales tales como: CFE, Examinador de Fraude Certificado CPA, Contador Público Autorizado CIA, Auditor Interno Certificado CGAP, Profesional Certificado en Auditoría Gubernamental. CRMA, Profesional Certificado en Aseguramiento de la Gestión del Riesgo CCSA, Certificado en Autoevaluación del Control.
• Adicionalmente tiene un postgrado en Contabilidad Impositiva, una Licenciatura en Contabilidad con Experiencia Internacional en Kabul, Afganistán (Asia), Malí, Bamako (África), Colombia, México, y Estados Unidos.