Por Juan Julio Báez Contreras

Cuando los sorprendentes Mets de Nueva York, hicieron un Punta a punta en una temporada donde consiguieron 108 triunfos y solamente perdieron 54 encuentros, logrando además venir de atrás y ganarle a los Medias Rojas de Boston la Serie Mundial del 1986, el boss, fue uno de los que más celebró esa victoria, ya que dentro del conjunto ganador estaba un joven pelotero nativo de la ciudad de La Romana, quien se desempeñaba como campo corto de los flamantes campeones mundiales llamado Rafael – Prenda Linda- Santana.

El boss, estuvo en vivo en el Shea Stadium, acompañado de ese gran historiador deportivo dominicano don Tony Piña Campora, a quien conoció a principios de la década de los 70, en el restaurante Lucky Seven. Don Tony una enciclopedia viviente del deporte y mi padre, mantuvieron durante décadas una relación de respeto y de admiración mutua, ya que ambos amaban y eran estudiosos del deporte.

Junto con ellos estaba también el Lic. Jacobo Majluta Azar, quien llegó a ocupar diferentes funciones públicas, entre ellas, la de Senador por el Distrito Nacional y presidente del Senado de la República; también fue vicepresidente de nuestra nación en el cuatrienio 1978-1982. Y, luego del suicidio en el sillón de la barbería del Palacio Nacional, de don Antonio Guzmán Fernández, aquel domingo negro del 4 de julio del 1982, durante unos 40 días al Lic. Majluta, le tocó asumir la presidencia de la República Dominicana. Don Jacobo era un amante de los deportes, el y mi padre eran amigos de larga data, e inclusive, también habían estado juntos en el Madison Squire Garden, en el primer enfrentamiento por el título mundial de nuestro gran boxeador Miguel Montilla frente a Kid Pambele, en el año 1979, siendo el, a la sazón vicepresidente de nuestra nación.

Mi padre me comentó, que gracias a la gran relación de amistad que le unía desde varios años atrás con Rafael – Prenda Linda- Santana, este les había conseguido las boletas para ver los juegos en una área VIP, que generalmente costaban miles de dólares y ellos pudieron acceder y disfrutarlo de gratis.

Indagando el porqué de ese apodo de Prenda Linda, supe que ese mote, lo había conseguido cuando jugaba béisbol doble A, con el equipo de Consuelo en San Pedro de Macorís; resulta que había un lanzador apellido Montero, que tenía una joyería y Rafael Santana, le había preguntado antes de comenzar el partido por el costo de una prenda de oro que quería comprar. Cuando Montero comenzó a lanzar, sacaron un batazo fortísimo por el campo corto, Rafael se tiró de cabeza, cogio la pelota y con el guante de revés desde el piso hizo el tiro a primera y sacó el out. El lanzador Montero llenó de alegría le dijo: “Tu eres una prenda más linda que el oro”. De ahí en adelante, le cambiaron el nombre de Rafael Santana a Prenda Linda Santana. Quien precisamente, por sus excepcionales habilidades defensivas en las paradas cortas, era que estaba jugando en Grandes Ligas con los Mets de Nueva York, ya que previamente había estado un par de temporadas jugando con los Cardenales de San Luis. Dave Johnson el manager de los Mets, había sido dirigente de Prenda Linda en las ligas menores y sabía que para ganar un campeonato necesitaba tener un campo corto cuya defensa estuviera por encima del promedio y que no se apretara a la hora de jugar una serie con mucha presión, como ocurrió en ese momento.

Aunque usted no lo crea, los Medias Rojas de Boston, estuvieron a ley de un out, en el sexto partido para llevarse la corona, cuando en una rodada inofensiva por la inicial, el defensor de esa posición Billy Buchner, perdió la bola y cometió un error costosísimo, que llevaron a su equipo a perder el partido y en el séptimo y decisivo juego, la Serie Mundial de 1986; para mantener vigente la cábala que por muchos años persiguió a los Medias Rojas de Boston, de la famosa maldición del Bambino, Babe Ruth, a quien este equipo había cambiado dicho jugador a los Yankees de Nueva York y desde ese momento, hasta el año 2004, Boston había mantenido una de las mayores sequías en la obtención de una corona de Serie Mundial. Como dato curioso después del 1986, los Mets de Nueva York, no han logrado ganar un campeonato mundial, ojalá que con la contratación del dominicano Juan Soto, quien se convirtió en esta temporada en el jugador con el contrato más lucrativo y mejor pagado del béisbol de las Grandes Ligas, logren de nuevo ese objetivo.

El motivo de la alegría de mi padre, era doble, ver que por fin, se hacía realidad en la vida de Prenda Linda, el sueño que desde niño tiene todo pelotero, la de ganar una Serie Mundial. Y segundo que el estaba ahí viendo esa serie donde los Mets de Nueva York, por fin lo había logrado. Recordando toda la lucha que había tenido que pasar y el largo camino que recorrió Prenda Linda, desde sus primeros inicios jugando en las pequeñas ligas hasta alcanzar el éxito y obtener su anillo de campeón mundial.

A la mayoría de nosotros los seres humanos nos encanta el éxito. De hecho disfrutamos en demasía el éxito nuestro y miramos con desdén el éxito ajeno y en ocasiones somos un poco egoístas, cuando señalamos que la suerte o la casualidad, fue que hizo posible que esa persona alcanzara la meta. Sin antes analizar, que el
camino al éxito, esta lleno de obstáculos y de muchas dificultades. Que requiere mucho esfuerzo y disciplina; que cuando la gente comienza a saborear la miel, es porque a lo largo de su historia ha tenido que beber mucha hiel, para lograr hacer realidad sus sueños.

El caso de Rafael – Prenda Linda- Santana, no fue la excepción. Desde niño mostró habilidades extraordinarias para jugar béisbol. El y mi primo Rafael – Perucho- Contreras, a quien mi abuela Mamita, le puso ese apodo al nacer, porque se parecía supuestamente, a un pelotero cubano muy destacado de su época llamado Perucho Formental. Mi primo Perucho, le lleva unos cuantos años a Prenda Linda, pero solían practicar juntos y padecer los sinsabores propios del beisbol, en ese largo trajinar que solo hace que alrededor del 3% de todos los peloteros que son firmados, lleguen algún día a debutar en las Ligas Mayores.

Con relación a mi primo Perucho Contreras, aunque estuvo en las ligas menores, con los Filis de Filadelfia y con los Mets de Nueva York, no tuvo el privilegio de llegar a las Grandes Ligas. Jugó bastante en la liga de verano, con los Andulleros del Cibao; a nivel de doble A con el conjunto de Jabón Hispano de San Pedro de
Macorís y con los Tigres del Licey, equipo con el cual jugó varias temporadas, aunque siempre como jugador sustituto.

Por mi primo Perucho, con excepción de mi madre, que era fanática furibunda de Los Leones del Escogido, en mi casa todos éramos fanáticos del Licey; hasta que surgieron los Azucareros Toros del Este y desde entonces todos nos cambiamos para ser fanáticos de Los Azucareros, porque mi padre fue de los miembros fundadores de la cadena de Los Toros y posteriormente, como quien no quiere la cosa, yo estuve 30 años narrando en el equipo y 15 siendo miembro de la directiva de Los Toros, hasta que hace un par de años, renuncié a ambas funciones, aunque mi padre siguió siendo la figura principal de la cadena de radio de Los Toros del Este, hasta el momento de su fallecimiento.

A principios de los 70, el boss, emigró hacia la capital y como la mayoría de los pueblerinos de esa época, se instaló en una pensión que quedaba ubicada en la calle El Conde de la capital
dominicana, a dos casas del Restaurante Mario y muy cerca del Altar de la Patria y la Puerta del Conde.

En ese entonces, El Conde, junto con la calle Duarte y la Mella, constituían las principales arterias comerciales del país. Todavía circulaban los carros por esa vía. Varios de los principales negocios del país estaban ubicados en la calle El Conde. La pensión era administrada por doña Rosa. Una señora de carácter fuerte, pero de corazón dulce. A mi me tenía bastante cariño, ya que todos los meses, pasaba cuatro o cinco días ahí, durmiendo con mi padre en una de esas habitaciones. En esos días quien hoy es uno de los hombres más caros del país y que dirige el programa Con los Famosos, don Carlos Batista Matos, recién llegado del interior del país, también vivía en la pensión de doña Rosa.

Como la firma y el desarrollo de los peloteros fuera de la capital y de Santiago de los Caballeros, resultaba bastante difícil para los peloteros que vivían en los pueblos, a instancias de mi padre, tanto mi primo Perucho Contreras, como Prenda Linda Santana, vinieron a vivir en la pensión de doña Rosa.

Al tener todo el campo adentro, un día Prenda Linda, decidió dar una vuelta por la Puerta del Conde, se desorientó y se perdió. Después de dar muchas vueltas, sin encontrar la pensión. Decidió ir a los estudios de Radio Guarachita, propiedad de don Radhames Aracena. La estación de radio, quedaba muy cerca de la Puerta del Conde. Esa emisora, tenía la particularidad de ser la única que en esos momentos colocaba música de bachata. Leonardo Paniagua, con su tema: Chiquitita dime por qué, Luis Segura, mejor conocido como el Añoñaito, con su tema: Pena es lo que siento en mi alma, fueron de los pioneros en el género de la bachata, que luego alcanzaría dimensión mundial, con Juan Luis Guerra y su álbum Bachata Rosa.

Radio Guarachita, era una de las emisoras que tenía alcance nacional y que además
la gente escuchaba bastante porque se podían enterar en cualquier rincón de la nación, de las situaciones que estaban pasando sus familiares, también se caracterizaba por dar algunos servicios públicos anunciando diferentes casos que les ocurrían a la gente. Así que al sentirse perdido, Prenda Linda, fue a la emisora, habló con el locutor de turno, que lo era Francis Méndez, quien años después descollaría como uno de los grandes locutores de nuestro país.

Al decirle a Francis, el motivo de su visita, unos instantes después este abrió el micrófono diciendo: “Atención. Mucha atención. Servicio Público de Radio Guarachita. Atención Perucho Contreras, dice Rafael – Prenda Linda- Santana, que se encuentra extraviado y que lo venga a buscar a los estudios de Radio Guarachita “. Unos minutos después, Perucho, riéndose bastante, fue al rescate de su gran amigo Prenda Linda. Yo al enterarme de lo ocurrido, me reí muchísimo y relajaba a Prenda con eso.

Mi padre tenía un programa de deportes en la emisora Onda Musical, que quedaba a unas cuadras de la pensión de doña Rosa. El programa era de 4:00 a 5:00 de la tarde. Mientras el ibas trabajar, le decía a doña Rosa que me cuidara y que no me dejara salir. Yo siempre me las arreglaba, para que ella me dejara bajar de la segunda planta donde quedaba la pensión, a la esquina, donde frente al restaurante Mario, había una nevera gigante de helados Nevada, donde uno introducía 5 centavos y la máquina te servía el helado. Eso lo hacía yo en 5 minutos y volvía a la pensión de una vez. Pero una tarde al bajar, la máquina de helados estaba dañada y al preguntarle al dependiente de que si había otra heladería cercana, me dijo que si, que doblara dos calles hacia abajo y que vería la heladería de una vez. No se si entendí mal, el caso es que me puse a caminar y sin darme cuenta me había perdido, pues andaba por los alrededores de la Catedral Santa María la Menor y del parque Colón, que quedaban bastante lejos de la pensión. Al oír las 5 campanadas del reloj, supe que debía apurarme o estaría en serios problemas con el boss. La desesperación era tan grande, que me puse a llorar justo en la esquina donde en esa época estaba el Banco de los Trabajadores Dominicanos. Un buen samaritano, que tenía una paletera en esa misma esquina, al verme llorando, me preguntó que cuál era mi problema y con voz entrecortada le dije que estaba perdido. Me preguntó que donde yo vivía y le dije que cerca de la Puerta del Conde. Así que me indicó donde quedaba. Debes doblar y seguir derecho hasta al final y ahí vas a ver tu casa. Lo hice así y efectivamente divise mientras caminaba la Puerta del Conde. Y a mi padre, insultando a doña Rosa, porque me había dejado salir sin su permiso. Al verme, me agarró por una de mis grandes orejas y me subió al segundo piso de la pensión, con ella en sus manos. Mientras lloraba, me recordé, lo mucho que había yo gozado cuando Prenda Linda se perdió y como castigo por burlarme de Prenda, también yo me perdí. Aprendí bien joven la lección, porque burlarse del mal ajeno, hace que ese mismo mal te ocurra a ti.

 

Nota: Este extracto corresponde a una serie anecdotaria publicada originalmente en Facebook,  original de Juan Julio Báez Contreras en memoria de su fallecido padre. Esta reproducción de la misma en Exposición Mediática, cuenta con su aprobación.

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