Por Lester McKenzie
Un buen padre vale por cien maestros. Ser padre es mucho mas que engendrar hijos. Al igual que la madre, el padre juega un papel fundamental en la construcción de la familia y por ende de la sociedad. La familia es la piedra angular en el proceso de la creación social, el verdadero filtro para relacionarse los unos con los otros.
Es la encargada de fortalecer no sólo la socialización primaria de los hijos sino que también establece marcos en los que se configuran los sistemas de interacción y de construcción de identidad de los adultos.
La familia no es un elemento estático y como todo, ha evolucionado a través del tiempo y Papá debe estar consciente y al corriente de estos cambios para poder hacer los ajustes tan necesarios, primero dentro de si, aceptando la realidad de vivir en un nuevo siglo lleno de tecnología, para luego comprender que la formación de sus hijos debe estar a tono con la época, por cierto, muy diferente a la suya cuando fue formado.
A estos campeones que sin dudar cumplen diariamente la función de impulsar el crecimiento de hombres y mujeres de bien, que trabajan incansablemente para sustentar la mesa, y que junto a las madres protagonizan fatigantes jornadas para cuidar a los hijos en especial en momentos de enfermedad, a ellos sea el reconocimiento no solo este, sino todos los días.
Cuan hermoso para aquellos que aún tienen la oportunidad, el privilegio de compartir esta celebración pudiendo escuchar su voz, disfrutar de su afable sonrisa, acariciar esas manos firmes, laboriosas que que han sostenido y hoy mantienen la familia no solo económicamente, sino que su ejemplo es pilar para la formación de principios y valores humanos, con rectitud y humildad; y para quienes hemos vivido la dolorosa y amarga experiencia de verlo partir hacia los cielos, una oración desde lo mas profundo de nuestro corazón y una hermosa flor ante su tumba.
En esta época no podemos pasar por alto aquellas madres que por circunstancias muy ajenas a su voluntad han tenido que fungir como padres, llevando a su paso doble cuota de responsabilidad, pero seguramente también ha sido mayor la satisfacción del deber cumplido.
En manos de estas valientes está la formación de nuevos hombres y mujeres que serán responsables y comprometidos con sus futuros hijos y que el Dios de Amor permita que algún día puedan escuchar de sus hijos aunque sea por medio a una mirada la expresión: Que buen padre ha sido mi madre.
Gracias Papá, gracias Mr. McKenzie porque junto a Mamá, doña Ana, nos enseñaron a vestir el traje de la educación para salir a la calle a disfrutar la fiesta diaria de la vida.
Un abrazo de felicitación a todos los Padres este y todos los días y una oración para todos los que han sido llamados a la morada santa.
Detrás de cada niño que cree en sí mismo, hay un Padre que creyó en él primero y supo pasar el bastón de relevo en esta carrera de la vida.
¡Salud, felicidades y bendiciones a todos para todos y un feliz domingo en familia, como debe ser!