Por Rafael Chávez
El panorama político actual es como el de un velorio de gente pobre. En cada esquina un lamento. En cada deudo, una exclamación de pesar. Decimos esto por lo siguiente: todos los días desde el gobierno proporcionan la oportunidad a que esa oposición, bien artillada en los medios comunicacionales, se encarguen de martillar cada desliz del mismo, con grandes titulares o comentarios en las redes súpergrandilocuentes.
Pero… ¿De qué nos estamos perdiendo en la óptica del análisis objetivo? Primero hay que ver los actores de la crítica diaria a las ejecutorias gubernamentales y sus implicaciones.
¿Quiénes son los que más gritan o critican?
La respuesta es muy simple a este cuestionamiento. Son los que por 20 años dirigieron el Estado, ya sean unidos o separados. Nos referimos al PLD o al nuevo partido que, como tal, no ha gobernado, pero como el viejo PLD, sus dirigentes gobernaron 12 años y fueron responsables de poner las bases de la desgracia de este país. Nos referimos a la Fuerza del Pueblo.
Hay un refrán que dice lo siguiente y lo citamos: “Las ratas, cuando el barco se hunde, emigran a un lugar más seguro”. Termina la cita.
Muchos corruptos del PLD y de la FUPU, migraron hace cinco años al que tenían la oportunidad de ganar las elecciones gubernamentales y municipales. Llevándose con ellos todos sus vicios y sistemas corruptos.
Lo que nunca vimos en los gobiernos del PLD y de la FUPU, este último como camaleón. Por venir del anterior mencionado, fue que: “Los corruptos o delincuentes del orden que fuera, salvo los de barrios, fueran judicializados”.
Con la llegada del PRM, antiguo PRD. Sin doctrina y jalando los vicios del antiguo partido de donde se desprendieron. Las ratas políticas y delincuenciales se sentirían a gusto.
¿Cuál fue el error del PRM?
Anunciar que desde su gobierno metería preso a todos los que, desde el Estado, delinquieran. Los otros dos partidos de la derecha conservadora dominicana que dirigieron la cosa pública nunca lo hicieron.
De ahí que ahora los que delinquen sean escandalizados, dados a conocer y su caso vaya a la justicia. Pero eso no se puede hacer políticamente entre ladrones del erario público. Ya que es darle municiones al enemigo político tuyo.
Los PLD y la FUPU, han tomado eso dicho anteriormente y la población nuestra sin educación política como en el pasado. Piensa que los corruptos son los actuales gobernantes. Sin analizar que las ratas corruptas vienen del pasado PLD-FUPU.
Al salir corriendo cuando su barco se hundía. Pero también, el PRM es culpable de la situación al aceptar por una coyuntura política a todos los rateros que salían huyendo del barco del PLD. Ahora tienen que cargar con el costo político que eso acarrea.
El flagelo del narcotráfico en algunos segmentos sociales de nuestro país no es nuevo. Las fotos antiguas y actuales no mienten. Lo malo es que el gobierno se ha dejado narigonear por los influencers comunicacionales de la oposición barata que existe en este país.
Digo que es barata, ya que con solo airear las suciedades de las pasadas administraciones por un periodo determinado de tiempo. Sería suficiente para callarlo. La alta dirigencia de la oposición nunca tuvo cuna de oro. Ni familias millonarias que los sustentasen en forma alguna.
Lo más que llegaban algunos era a profesionales de clase media alta y eran contados. Por lo demás, eran lo que comúnmente llamamos desbaratados. Hoy en día son multimillonarios y hablan hasta por los codos de pulcritud.
Así, con una situación que no varía para nada socialmente, el gobierno de Abinader, tendrá que seguir cogiendo candela igual que la arepa. Por arriba y por abajo.
No aprenden el ejemplo de la manada, lo que significa cuidar lo que se pone a su resguardo. Dejan solo a sus dirigentes, que hacen una excelente labor, se aserruchan unos a otros, se chismografían e inventan pendejadas por igual.
Pero lo que es seguro, es lo siguiente: Con asombro vemos cómo caminan al precipicio, llevándose consigo a los que le ayudaron a llegar al poder y olvidándose de los suyos. Pero siguen recogiendo ratas del antiguo barco.
El autor es técnico en gestión ambiental, político y analista político.