Por Mark Rumors

Tras levantarse del pavimento, el valet parking se dirigió rápidamente al interior del bar donde lo recibe sorprendido su otro compañero:

-«¡¿Qué pasó?! ¡¿Qué te pasa?!

-¡Se robaron el deportivo de la cliente que nos dio los 100 dólares de propina, eso es lo que pasa maldita sea!

-¡Oye cálmate, hermano!

-¡¿Que me calme?! ¡¿Qué jodida parte de se robaron ese carro aún no entiendes?!

-¡¿Pero estás seguro?! O sea, ¡tenías las llaves de ese deportivo! ¡Yo mismo ví que ella te las dio!

-¡Las tengo aquí maldicion! ¡Míralas! ¡Míralas!

-¡Esto no tiene sentido! ¡Ven! ¡Ven! ¡Entra! ¡Hablemos con el gerente e ir directamente al segundo nivel y hablar con la dueña!

En eso, ambos se dirigen con celeridad hasta la oficina del administrador del lugar. El público allí presente estaba totalmente ignoto de la situación debido a la muchedumbre existente, la música alta y el sostenido ambiente festivo.

Al tocar reiteradamente la puerta, desde adentro se escuchó la voz gerencial vociferada: ¡Pase!

-¡Señor, discúlpenos por la forma de llamarle, tenemos un problemas serio!, expresó el valet parking empapado de agua y en tono nervioso.

-¡¿Cómo que tenemos un problema?! ¡¿Por qué estás en ese aspecto?!

-Señor él…

-¡Usted cállese! Le hablo a él, expresó airado el gerente ante el segundo valet parking

-¡Señor una persona se llevó un deportivo del parqueo de una mujer que llegó no hace mucho al bar y no sé cómo, porque tengo las llaves de ese vehículo, mírelas aquí!

-¡¿Pero cómo rayos?! enfurecido el gerente responde y al darse cuenta de la gravedad del asunto, les pide que se sienten y decide reportar el incidente a las autoridades.

La tensión sube porque se prevé deben informar a la persona afectada de la situación, pero el manejo tiene que ser con cautela debido al costo del auto robado. El gerente se responsabiliza de abordar a la dueña, pero antes interroga a sus empleados:

-Bien. Presten atención. Esto es lo que haremos: iré al segundo nivel y hablaré con la persona, pero antes necesito que me digan si ella reservó para hospedarse.

-No que sepamos. Ella solo me entregó las llaves y entró inmediatamente al bar. No le ví más y no creo que mi compañero tampoco, señor…

-Sí…sí…bien (toma su teléfono móvil y llama al bar tender para pedirle que se presente cuanto antes a su despacho).

El bartender al ver la llamada entrante optó por no responder y se dirigió en el acto a la oficina.

-Señor, disculpe que no le respondí. Vine inmediatamente al ver que me llamaba. Además el ruido no me permitiría escuchar. ¿En qué le puedo ayudar?, expresa mientras mira con rareza a los dos valet parking y sintió una atmósfera cargada en el lugar.

-Sí, muy bien. Oye, tenemos una situación de un robo de auto a una persona que está aquí. Es un deportivo último modelo según me contaron los muchachos, pero lo extraño de todo esto es que la llave de ese vehículo la tiene quien recibió a la elegante dueña…

-…ha de ser una bella mujer en sus treintas. Sí la ví entrar al bar y un hombre con aspecto rudo, tipo militar, al parecer le esperaba. Ella lo divisó y se sentaron juntos. Pidió dos rondas de whisky.

-Ve entonces y tráeme aquí al mesero que les atendió

-Sí, señor, se retira abruptamente el bartender

Los valet parking permanecen en absoluto silencio y de repente se rompe el mismo con una llegada relámpago del mesero mandado a buscar:

-Señor, aquí estoy. Iba al baño y me dijo el bartender que deseaba verme con urgencia

-Sí, así es. La mujer elegante que atendiste, ¿es cliente nuestra regular?

-Nunca le había visto por aquí, señor. Debo destacar que lucía familiar, aunque no recuerdo de dónde realmente. Pidió tragos escoceses de manera puntual y luego solicitó ir al segundo nivel dejando entrever que sus pedidos más adelante serían servicio de habitacion, señor….¿pasa algo señor?, expresa al ver callados a los valet parking

-Sí, pero de eso te enterarás más luego. Puedes retirarte. Gracias. (Marca desde el teléfono estacionario de su escritorio):

-Sí, señor, se escucha del otro lado del auricular

-Necesito saber si la dama que pidió una habitación hizo reserva

-No señor. Ella y su robusto acompañante al parecer, querían privacidad. Su actitud no proyectaba quedarse. Parecía que tenían una conversación de cierta importancia

-Bien. ¿Qué número de habitación es?

-Es la primera señor

-Bien. El gerente marca inmediatamente a la habitación, mas el timbre sonaba una eternidad sin obtener respuesta. Repitió la acción dos veces seguidas y nadie respondía.

La preocupación se apoderó del gerente. Tras unos minutos de reflexión tensa, decide ir en persona a tocar la puerta de la habitación, no sin antes instruirle a los valet parking que permanezcan en el interior de la oficina.

Al salir se encuentra nuevamente con el bar tender quien le informa que un par de agentes policiales estaban en el lugar y que para preservar discreción les indicó que accedieran por una entrada alterna al área del bar.

-Bien hecho, respondió el gerente

Se dirige ante los oficiales y les recibe con afabilidad:

-Gracias su pronta respuesta oficiales. Soy el gerente del lugar y quien les llamó para reportar el robo

-Estamos para servirle, señor. Según nos adelantó uno de sus parqueadores tenía en su poder la llave del vehículo que dijo usted fue robado.

-Sí, oficial. Por esa rareza les llamé. Parece un caso ilógico para mí.

-¿Y…la persona propietaria del vehículo robado está en el lugar?

-¡Sí, sí, claro!…o al menos eso creo…

-…Explíquese por favor: ¿La persona afectada no fue un cliente?

-Sí, sí, oficial, discúlpeme. Lo que pasa es que la persona, una muy elegante dama, accedió a nuestro segundo nivel en donde tenemos un lobby especial más íntimo para nuestros clientes y además habitaciones. Ella y su acompañante, tras llegar, subieron y solicitaron una habitación, pero tras mis empleados reportarme lo sucedido, intenté sin éxito comunicarme con ella vía telefónica y no contestó.

-¿Y no decidió ir a tocarle la puerta?

-Eso iba precisamente a hacer justo al ustedes llegar, oficial

-Muy bien. Diríjanos a esa habitación. Tendremos que interrogar a esa mujer y también a sus empleados

-Sí, sí, por supuesto. Siganme por favor. Tenemos una vía de acceso discrecional para facilitar el desplazamiento tanto laboral como de algunos clientes, usted sabe oficial

-No se preocupe. Le entendemos perfectamente.

Los tres hombres suben unas escaleras que daban a una parte trasera del pasillo que comunicaba la hilera habitacional en ambos extremos y al final, se veía una puerta de cristal que daba acceso al mencionado lobby reservado para mayor privacidad.

La habitación era la primera del lado izquierdo (derecho si se subía desde el bar) y al llegar, sutilmente uno de los oficiales tocó la puerta, pero ni hubo respuesta. Desde adentro no se escuchaba nada y tampoco había internamente música ambiental. El oficial insistió nuevamente, pero el accionar no arrojó resultado alguno.

-¿Tiene usted la llave de esta habitación?, le pregunta al gerente

-Sí, sí, por supuesto oficial. Aquí las tengo. Las únicas doce de este nivel.

-Por favor, introduzca la llave tras mi alerta

-Sí, señor oficial.

El gerente hizo lo propio, pero la puerta no abrió.

-Señora…Es la policía… Vamos a proceder a abrir esta puerta, ¿me escucha?

El silencio continúa reinando y entonces consulta con su superior ante la premura circunstancial:

-Señor es el oficial a cargo de un reporte de robo vehicular desde un establecimiento comercial. Estamos en el área de los hechos. La presunta propietaria del vehículo está dentro de una habitación. El gerente nos indica que fue vista ingresar con una persona y cree que ese acompañante masculino hurtó el vehículo. El gerente Intentó comunicarse vía telefónica sin éxito y optamos por acercarnos al lugar para asistir al denunciante. Le indiqué tocar la puerta, pero no obtenemos respuesta interna y al girar el llavín tampoco, señor

-¿El gerente está cercano a usted, oficial?

-¡Afirmativo, señor!

-Bueno que escuche lo que le diré a usted: Si usted autoriza acceder al interior de la habitación, mis hombres procederán inmediatamente, caballero.

El gerente no da respuesta y camina en círculo en actitud vacilante y le dice al oficial: -Dígale a su superior que consultaré con mi abogado. Sé que esto podría ser una emergencia, pero no soy el dueño de este lugar y solo Dios sabe qué encontraremos detrás de esa puerta, sin embargo no quisiera que nos demandaran.

El oficial policial tenía presionado el botón de su radio para que su superior inmediato escuchara al gerente. Accedió a lo planteado y el gerente procedió a llamar al abogado de la empresa.

-Hola , oye tengo una emergencia aquí en el bar…

-¿Perdón, dijiste emergencia? Dime exactamente ¿qué está pasando?, le infiere el abogado

-Tenemos una situación con una persona. Una mujer. Ella, entró a una de las habitaciones del segundo nivel y el vehículo en el cual llegó fue aparentemente robado por su acompañante, un hombre, que fue visto consumir en el bar antes de ella llegar y entró con ella a la habitación. Llamé a la policía y estamos frente a la entrada. La llamé varias veces por teléfono, pero no contesta y toqué la puerta sin respuesta. Está cerrada con pestillo desde adentro al parecer. Intenté con la llave, pero nada ¿Qué debo hacer? No quiero perder mi trabajo, sabes que necesito este trabajo y…

-…Sí, sí, ya. Cálmate. Dada las circunstancias que me explicas, esto es evidentemente una emergencia y dices que no responden desde adentro y que su acompañante fue quien hurtó el vehículo. Bueno, consideremos esto como una situación de flagrante delito en curso y podría haber una vida en riesgo. Tendrán que tirarla. No te preocupes, no te será descontada de tu sueldo. No queremos escándalos. Mantén esto discreto. Que procedan y manténme al tanto de todo. ¿Escuchaste bien?

-Ok, ok, ok.

El gerente introdujo oficial que proceda

El oficial a cargo, le indicó a su compañero que adoptara una posición defensiva ante posible agresión reaccionaria y de un potente impulso, pateó la puerta, rompiéndose la manija:

-¡Es la policía! gritó enérgico el oficial, al momento de terminar de echar a un lado y acceder junto a su compañero, ambos apuntando, al interior de la habitación.

La mujer yacía al lado de la mesa del teléfono y aún corría lenta y con densidad el profuso charco sangriento emanado de un disparo a quemarropa con una potente arma de fuego.

Los oficiales procedieron inmediatamente a llamar al 911 y reportar la situación a su superior. El caso automáticamente pasaba a una instancia investigativa. El abogado al llegar al lugar y darse cuenta de la identidad de la víctima, mantuvo todo controlado para evitar presencia mediática.

Mientras eso pasaba, el gerente instruyó al DJ suspender la velada nocturna debido a una situación administrativa de último minuto.

Una vez llegaron los detectives policiales, procedieron a levantar la escena, escoger potenciales evidencias, acordonar la escena del crimen e interrogar al valet parking relató su interacción con la víctima al igual que el bartender y los dos camareros quienes le asistieron. Los vídeos de seguridad tanto internos como externos, fueron confiscados autorizados por el abogado de la empresa.

La víctima resultó ser hija de un influyente empresario del área industrial de aderezos y salsas. Era cuestión de tiempo que la prensa se enterara del caso y comenzara un frenesí mediático.

El deportivo apareció dos horas después estacionado sin ningún rasguño impactantemente a dos cuadras del complejo habitacional donde residía la víctima…

©The Pop Killer, 2025 Marcos Sánchez. Todos los derechos reservados.

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