Por Mark Rumors

Una vez ya colectada toda la información por parte de los detectives policiales y tras el levantamiento en la escena, interrogar a los que interactuaron con la víctima más la obtención de los vídeos de vigilancia tanto externa como internamente del lujoso bar, así como en el cuadrante donde está la ubicación del referido sitio, los investigadores se retiraron a organizarse ya que al día siguiente tendrían que visitar la casa familiar de la víctima para recolectar evidencias del deportivo de ésta que fue curiosamente estacionado sin ningún rasguño a dos cuadras del complejo habitacional donde residía la víctima, pero trasladado a la citada casa.

En la mañana, se presenta el detective asignado al caso, quien es mandado a llamar ante el despacho de su superior.

-¿Mandó a buscarme, señor?

-Sí. Necesito que tomes este caso. Te asignaré un compañero rutinario, pero estarás al mando de esta investigación. Eres lo mejor que tenemos y confío en tu pericia.

-Gracias señor

-Una cosa importante Detective Löwenthal: Este asunto se convertirá en un problema una vez se filtre a los medios. Tengo al Gobernador, al Alcalde y al Senador detrás de mí en procura de respuestas inmediatas. Sus puestos llegaron a materializarse por las sólidas contribuciones e influencia del padre de la víctima. ¿Captas mi mensaje?

-Sí, señor. Daré lo mejor de mí para encontrar y llevar a la justicia a la persona responsable.

-Querido Detective Löwenthal: No trate. Haga lo imposible por resolver este caso. Habrá facilidades de todo tipo de recursos para que usted averigüe quién es este hombre.

-¡Sí, señor!

-Ah, otra cosa más Detective Löwenthal: Tenga esta dirección. Diríjase inmediatamente a la Mansión de los padres de la víctima. Tienen especial interés en hablar directamente con el detective asignado al caso.

-Muy bien. Señor: Usted precisó que me asignaría un compañero rutinario…

-…así es…

-…con todo respeto señor, ¿Podría elegir quién sea ése compañero?

-¡Me da igual! ¡Solo quítame de encima la presión que tengo de estas personas! ¿Tienes a alguien en mente? (le muestra una planilla facial con detalles e información de todos los miembros de esa dependencia)

Rápidamente Löwenthal divisó a un joven y con el dedo índice de su mano izquierda, señaló: ¡Éste señor!

-A ver… (se pone lente de lectura) Agente Especial Martínez

Se Encoge de hombros y marca desde su teléfono dando instrucciones del caso: -¡Ya está! Cuando salgas estará esperándole en el lobby de la estación.

-¡Gracias nuevamente señor!

-¡No me agradezcas todavía! ¡Atrapa a ese malnacido!

El Detective Löwenthal se retira y apenas se adentra en el pasillo que lo conduciría al lobby, ve un sonriente rostro de un joven de unos 25 años con gafas oscuras, traje con corbata y look impecable en su espera.

-¡No sé cómo voy a pagarte esto Löwenthal!

-Hablemos en el vehículo Agente Especial Martínez y es Detective Löwenthal, no olvides eso.

-¡Sí, señor!, responde Martínez en tono jocoso

Sin pérdida de tiempo, acceden al vehículo asignado por la institución: Un Dodge Charger Pursuit negro sin rotulación.

-¡Oye, sin ofensas, pero eres el mejor de esta unidad, lo fuiste en la universidad y el asignado para este caso ¿y te dan este carro? ¿Acaso vamos a filmar un especial de Rápidos & Furiosos, Löwenthal…? ¡Perdón! ¡Detective Löwenthal!

-Sigues igual de bocón de siempre Martínez, tal cual en nuestros días en la universidad. Pensé que habrías madurado ya para estas alturas.

-¡Oye, hermano! ¡Siempre te admiré, respeté y hasta cuidé de tí en aquellos días! Me elegiste no al azar, sino porque somos compañeros desde que nos conocimos en la universidad. ¿Podrías dejar ya al menos dentro de este vehículo las formalidades? Eres el Agente a cargo de este caso y prometo seguir las reglas. Pero, pensé que con tu nivel nos darían…

-…¿Un Ferrari? ¿Crees que esto es la serie televisiva Miami Vice, Martínez? La asignación de estos Vehículos Oficiales del Gobierno (OGV) puede incluir vehículos de incógnito o equipados con luces y sirenas discretas, dependiendo de las necesidades operativas. En esta oportunidad, me…bueno, nos asignaron este porque los agentes reciben el vehículo disponible en el momento y de todos, éste fue el mejor. Recuerda algo: Recibimos vehículos de la flota de la oficina de campo en la que trabajemos. No podemos elegirlo a título de «propiedad» personal.

-¡Sí, señor! ¡Entendido y copiado! ¡Gracias por el briefing!

-En verdad no cambiarás, Martínez. Este es un caso muy importante. Opté por elegirte para que sigas creciendo y seas tomado en cuenta. A veces me pregunto si todos en tu ciudad son así en República Dominicana.

-Bueno, con todo respeto señor, si alguna vez decide ir a mi país, se dará cuenta que es algo congénito en los de mi bella isla. Nosotros somos folclóricos hasta los tuétanos y además ese fervor caribeño es innegable: ¡estamos en el centro del Caribe, hermano!

-Sí, sí. Eso veo. Supongo que tendré que ir a vivirlo por mí mismo. ¿Y dónde sugieres que vaya, Martínez? Es un paraíso total según cuentas. Leí alguna vez de un lugar llamado Samaná. ¿Sería buena opción primaria?

-¡Samaná! Jajaja ¡tremenda opción primaria Detective Löwenthal! ¡¿Sabías que mientras Dios creaba al Mundo, en un descanso de su majestuosa obra, se quitó el sudor de la frente y al sacudirse las manos, se creó Samaná?!

-Jajaja ¡No me digas! No pensé reírme hoy con la asignación de este caso, pero ya veo que ustedes ciertamente son bastante folclóricos, Martínez

Martínez, era oriundo de República Dominicana y el Detective Löwenthal era de tercera generación alemana, educado en Estados Unidos. Se conocieron durante un programa de capacitación de detectives policiales de varios países realizado en Washington, D.C.

El trato entre ambos generó rápidamente una química ya que la actitud ceremonial de Löwenthal contrastaba diametralmente con el comportamiento chispeante de Martínez, una vez éstos fueron elegidos compañeros de una dinámica en el taller de capacitación que tomaron.

Al llegar a la mansión de los parientes de la víctima, la entrada de acceso emulaba someterse a un meticuloso ritual de inspección, tal cual estuviesen entrando a una embajada.

Una vez ejecutado el rigor protocolar, el Detective Löwenthal mostró su imponente placa que lo acreditaba como Agente Especial del FBI y en su caso, con una especialidad en área de análisis del comportamiento o perfilación criminal.

-Me pediste regular las formalidades, Martínez, ¿Cierto?

-Sí, pero no fue en tono de orden…

-Lo sé. Por ahora, solo no hables mientras entreviste a los parientes de la víctima, a menos que sea estrictamente necesario. ¿Bien?

-¡Copiado, Detective Löwenthal!

La imponente mansión proyectaba años de imponencia con un aura tipo castillo victoriano, en donde la exuberancia decorativa, detalles ornamentales, torres, grandes ventanales y estilo gótico, dominan la escena.

Por fin un butler profesional con acento inglés les recibe en la augusta y holgada puerta tipo catedral:

-Buenos días Sres. Detectives Löwenthal y Martínez. Los Amos les esperan en la sala. Por favor, caminen detrás de mí. Objeten mirar fijamente a los ojos a los dos rottweilers en ambos extremos al final de este pasillo, previo a bajar los escalones donde les esperan los Amos. No se preocupen: Ellos no accionan al ver extraños y solo actúan bajo instrucciones puntuales del Amo, quien los entrenó con liderazgo firme y positivamente para canalizar sus instintos de protección y mantener su naturaleza dócil y respetuosa.

Martínez tragó en seco siguiendo estrictamente lo indicado, mientras que Löwenthal caminaba firme con una seguridad que imitaba a un candado ABUS Granit.

Por fin llegan al área donde les esperaban los padres de la víctima: El señor bien ataviado con vaso de escocés en mano y su esposa, con rostro triste, pero matizado de mirada sofisticada y aire de superioridad en elegante traje negro que se ceñía por toda su esbelta figura, muy a pesar de su sexagenaria apariencia.

-Amos, los Sres. Detectives Löwenthal y Martínez…

-No suena necesariamente como una prestigiosa firma de abogados, querido

Expresó la dama con una mirada que escaneaba de arriba hacia abajo a ambos detectives.

-¡Detectives mujer! Este no es un caso de separación de bienes o herencia. Se trata de una investigación criminal. ¡Caballeros! (haciéndoles señas con las manos a los detectives) ¡Tomen asiento y por favor, dispensen a mi esposa!

-Detective Löwenthal, señor. Estoy a cargo de esta investigación. Él es mi compañero el Agente Especial Martínez. Lamentamos su pérdida señores…

-¿Está usted consciente del significado de su apellido, Detective Löwenthal?, expresó la dama

-Sí, distinguida señora

-¡Pues mi esposo y yo, esperamos que usted agarre al asesino de nuestra bebé y lo lleve a ese valle de leones para que sea devorado!

Martínez sigue totalmente mudo y siente un estado inerte que embarga su cuerpo. Löwenthal, intenta crear empatía, pero es sometido a escrutinio por parte de la dama, mientras el esposo se terminaba su trago con un largo sorbo y era nuevamente reemplazado por el butler, parado firmemente a menos de un metro de su empleador:

-¿Está usted a la altura de resolver este caso Detective Löwenthal? Según tenemos entendido usted fue el mejor de su clase al graduarse de criminología en la University of Maryland, College Park.

-Conforme obtengamos las pistas adecuadas, podré dar oportuna respuesta a este caso señora y tal cual usted cita, son afirmativas sus aseveraciones respecto a mi persona

-Muy bien, dice el señor. Querida estás un poco afligida. Ve a tu habitación y despeja tu mente. Yo hablaré con el detective

Se retira la señora y sin mirar atrás expresó en voz alta: ¡Recuérdale al detective alemán quiénes subsidian desde antes de él nacer las mejores universidades de este país!

El tenue sonido del vaso del señor al hacer contacto con la superficie de cristal de una exigua mesa al frente suyo, fue lo que rompió el silencio de sepulcro que dominaba el área tras la retirada de la dama.

-¿Qué necesita saber Detective Löwenthal?

-Gracias, señor…

-…eso no es relevante ahora. Solo dígame que encontrará al desgraciado que mató a mi hija y usted tendrá un ascenso automático más allá de su área departamental

-Bueno, por ahora necesito saber los nombres del círculo íntimo de amistades, novio o alguien especial, relacionados o compañeros de trabajo…en caso que su hija tuviese un empleo. También posibles enemigos públicos de usted. Competidores desmedidos, si así desea interpretarlo o algún ex empleado molesto.

-¡Listo! Mi butler le entregará esos datos. De hecho, dejó su teléfono personal en su habitación. Siempre estaba comunicada. Asumo querrá inspeccionar ese aparato para un estudio forense. ¿No? ¡Usted es el experto!

-De suma utilidad cedernos su teléfono celular, señor. ¿Puedo hacerle algunas preguntas de manera directa?

-¡Por supuesto! ¡Relájese! ¡Mi mujer ya no está aquí! (le hace señas al butler respecto a rellenar el vaso)

-¿Su hija consumía algún tipo de drogas? ¿Tenía alguna enemistad con alguien?

-No que yo sepa en ninguna de sus interrogantes. Mi hija era un espíritu libre. Lo tenía prácticamente todo. No se merecía esa muerte y según la descripción de su acompañante (en eso hace un repetido chasqueo de dedos y mira a Martínez), tenía un aspecto trigueño, hispano como usted Martínez, solo que un tipo esbelto, de aspecto rudo y quizás con fijación militar. No encaja en nada entre su círculo social. ¿Novio? El último que se dignó a venir a esta casa, le partió el corazón…

-¿…a ella?

-¡No qué va! ¡A él! Quería formalizar y ella recorrer el mundo. Después supimos que había instalado una panaderia en un pequeño poblado en Francia, se casó y jamás supimos más de ese muchacho. Fue en sus días de universidad

-Muy bien

-¡Ah Detective Löwenthal! Ahórrese las partes de los competidores o ex empleados molestos. Totalmente irrelevante.

-Comprendo. El vehículo. Necesitaremos tomar algunas muestras. ¿Podemos dirigirnos hacia donde está?

En eso el butler se le acerca al oído a su amo y le susurra algo.

-He de imaginar que tecnológicamente aún se podrá hacer algo. Me comenta mi butler que debido a tener las llaves puestas, uno de los criados procedió a entrar el carro al parqueo interno de la mansión

Ambos detectives se miraron discretamente.

-¿Ese empleado usó guantes?, preguntó Martínez

-¡Ah por fin habló! ¡Pensé no lo hacía! ¿Guantes? ¡No lo sé! Dígame algo Löwenthal: ¿Sabe usted con qué se prepara el kétchup?

Martínez esboza un rostro de incredulidad y Löwenthal responde:

-No tengo experiencia en el área de aderezos como usted, pero principalmente se obtiene de la pulpa de tomates maduros, ésta última es mezclada con azúcar, vinagre, sal y especias como canela, clavo, pimienta y otras hierbas, y así se obtiene su característico sabor agridulce.

-¡Exactamente! ¡Usted tiene ya lo que necesitaba! ¡Ahora resuelva el caso de mi hija que un ingrediente que no tengo ahora es tiempo!

El butler asiente con su cabeza a una seña hecha por su empleador y les pide a los detectives que le sigan. Bajan en un cristalizado ascensor que da acceso a un garaje privado, donde estaba parqueado el deportivo de la víctima aún mojado de la noche previa.

Se abre la puerta del ascensor y el butler les indica acceder al área. Löwenthal procede y le da instrucciones a Martínez que necesitarán de utensilios relativos a la inspección y recolección de potencial evidencia y debe buscar el kit en la parte trasera del Dodge Charger Pursuit.

-Eh…¿Me puede llevar nuevamente a la entrada? Necesito buscar herramientas de trabajo y están en nuestro vehículo si es tan amable

-No se preocupe Agente Especial Martínez. Estoy aquí para asistirles en todo lo que necesiten. Sígame por acá, expresa el butler

-Disculpe…¿Por qué no volvernos exactamente por dónde vinimos? Perdón la pregunta

-Jejejeje mire detrás de usted Detective Martínez

Ambos perros rottweilers estaban en el interior del ascensor cristalizado con una postura firme y una mirada fija que impedía pestañeo alguno. Sutilmente Löwenthal se quedó inmóvil y miró al butler, a lo que éste le respondió:

-Usted tampoco se preocupe Detective Löwenthal. Los cachorros no saben abrir la puerta del ascensor. Eso sí, quédese exactamente donde está hasta que regrese su compañero que la densidad del cristal es lo bastante frágil para que sus cabezas la quiebren…

Tras Martínez regresar, rápidamente colectaron potenciales evidencias dentro del deportivo, sin encontrar mayores rastros. El butler les entregó por autorización del padre de la víctima, el teléfono móvil de ésta más los datos previamente requeridos.

Los detectives se despiden formalmente del butler y éste de éstos en nombre de sus empleadores. Entran al dodge Charger Pursuit y se retiran:

-Creo que si tenemos que buscar más información en esa casa, solicitaré quedarme en la oficina

-No te dejes intimidar por gente rica, Martínez. De todos modos, descuida. A propósito de oficina, tenemos arduo trabajo que realizar a raíz de lo que obtuvimos aquí…

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