Por Marcos Sánchez

El frenesí mediático tanto en medios televisivos tradicionales como vía digital, estaban rápidamente al unísono sumándose a la reveladora transmisión que cobraba matices de asombro por tratarse de la figura que daba a conocer el hecho criminal.

El Detective Löwenthal quedó pensativo por las palabras que acababa de escuchar y su compañero al ver su rostro, lo abordó:

-¿Pasa algo Patrick?

-No creo sea de importancia. De todos modos, telefonea a nuestro Centro Nacional de Operaciones para obtener la grabación transferida a mi número

-¿Otra «facilidad», Detective Löwenthal?

-En efecto, Martínez. Nuestro superior inmediato me mostró esa «facilidad» ya que se habilitó una línea con sistema de grabación para que la oficina receptora obtenga las mismas una vez lleguen a esta oficina. Se consideraría como parte del expediente de este caso y obviamente custodiado por la unidad que lleva la investigación

-¡O sea nosotros!

-Así, es. Déjame ver este pequeño espectáculo y qué podríamos obtener de las declaraciones de este deslenguado y temerario muchacho

-¡Sí, señor!

-Otra cosa Martínez

-¿Sí?

-Indaga si este influencer estaba dentro de los clientes que visitaron el club la noche del asesinato de la víctima. He de asumir que de los 27 teléfonos móviles confiscados, habrá uno propiedad suya, si es que estuvo allí esa noche

-¡Considérelo un hecho Detective Löwenthal!

Ya cadenas de corte nacional entrelazaban la transmisión en vivo y su protagonista extasiado por la potente atención mediática generada, había lanzado ofertas públicas a las televisoras interesadas en la obtención de «una exclusiva».

Paralelamente, el padre empresario del muchacho había ignorado múltiples llamadas de su esposa, amistades y relacionados porque al haber sucumbido en las redes de su amante, se desconectaba totalmente.

Su existencia había encontrado un nuevo propósito con su veinteañera asistente y sentía que su virilidad se había reactivado brindándole un sentido de autoconfianza sin par.

-Deberías tomar el teléfono cariño, le indica la muchacha, mientras se secaba el pelo tras salir en traje de Eva del baño.

-Se supone que eres mi asistente y estás ocupada al igual que yo jejejeje

-Sí cariño, pero no ha dejado de vibrar en mucho rato. Quizás, realmente deberías tomar esas llamadas, le dijo mientras le enseñaba el en vivo de su vástago.

-¿Qué es eso? Espera… ¿Dónde puse mis lentes? (Mira alrededor de la habitación privada existente en su amplia oficina) ¡Ah! ¡Están encima de mi escritorio! ¡Por favor pásamelos!

La joven procede a buscarlos dándole la espalda al momento de seguir secándose el pelo. Al tomar el teléfono, lo dejó caer en el piso alfombrado adrede, permitiéndose dejarse caer la toalla.

El pulso sanguíneo del sexagenario aceleró a tal magnitud que sentía le saldría del pecho el corazón.

-¡Aquí tienes!

-¡¿Y qué rayos es esto?!

-Ya tienes tus lentes puestos querido. ¿No reconoces la persona que está protagonizando esa transmisión en vivo?

-¡Es ese muchacho! ¡¿Pero y cómo es posible?! Dice el cintillo «Confesión en Vivo de Testigo de Asesinato» ¿La gente realmente consume esta basura?

-Querido, te explico: Esa transmisión está aconteciendo justo en estos instantes. Tu hijo, ejem, está desde un helicóptero paseándose por los aires en círculo por toda esta ciudad

-¡¿Pero es una doble locura?! ¡¿De dónde rayos obtuvo autorización para acceder a esa aeronave?! ¡Pásame mi teléfono!

El sexagenario no jugaría a improvisación y llamó directo a su guardaespaldas.

-¡Es correcto señor! Sobrevolamos en estos instantes la ciudad (tapa el micrófono y le hace señas al muchacho que su padre le llama)

-¡La verdad tendrá que salir a flote! ¡Yo ya hice mi parte y ahora que la justicia haga la suya! ¡Pronto volveré a transmitir desde una locación que les informaré a seleccionados porque será por paga! ¡Suscribanse, delen me gusta y dejen sus comentarios!, habló el muchacho previo a atender la llamada desde el móvil del guardaespaldas.

-¿Sí papá?

-¡¿Te has vueto loco?! ¡Transmitiste esa información abiertamente por internet!

-Tu bofetada, lejos de humillarme en frente de tus empleados, me empoderó. ¡Dijiste que hiciera algo extraordinario y eso hice! ¡¿Qué harás ahora?!

-¡Encerrarte en un Internado! ¡Ahí te harás un hombre!

-¡¿Enviarme a un centro correccional!? Jajaja ¡Tengo 27 años! ¡Tus esfuerzos en Herstedvester Prison, Young Offender Institutions, Veenhuizen Prison y Schwerte Prison, fueron un fracaso precisamente por mi edad Jajaja!

-¡Entonces si Europa fracasó, será aquí!

-¡No me digas! ¿Elmira Correctional Facility en Nueva York o quizás el California Department of Corrections – Youthful Offender Program? ¡Sobrepasé ya la edad! ¡Vives en la luna! ¡Por eso ignoras qué edad tengo!

-¡Eres una auténtica desgracia!

-Señor…disculpe es el guardaespaldas….el joven me pasó el teléfono…

-¡Dile a ese piloto que se regrese ya mismo al aeropuerto y traeme a ese mal nacido a la casa inmediatamente!

En eso la amante del sexagenario lo mira con preocupación al notar el rostro enfurecido del hombre. Él la miró. Miraba en ambas direcciones hasta que sus miradas volvieron a encontrarse.

-¡¿Qué te pasa?! ¡Pareces como si hubieses visto al mismísimo Mefistófeles!

La bella mujer cercioró si el teléfono del sexagenario ya estaba colgado y entonces le dice:

-Lo que pasa es que todo lo que hablaste con tu hijo, salió en la transmisión en vivo…

-¡¿Qué dices mujer?!

-Al parecer él no había cortado del todo la transmisión o…lo dejó así a propósito…

-¡Márcale a mi cardiólogo! Me siento exasperado… ese muchacho pretende acabar con mi existencia…

En la aeronave el piloto le pregunta al joven si el recorrido llegó a su fin y éste le responde que sí y se retornan al aeropuerto.

-Pónte en contacto con el chófer e indícale que iremos a un lugar. No pretendo ir a la casa ahora

-Pero ¿y su madre? Habrá de estar angustiada, dijo el guardaespaldas

-Yo ya hablé con ella. No te preocupes. ¡Tú sólo has tu trabajo!

En eso en el aeropuerto un taxi se acercaba a un área un tanto alejada de lo habitual. Se percibía en servicio, pero de alguien en particular. Incluso, el desplazamiento del taxi era prácticamente emulando el movimiento de un cisne.

Su atlético conductor se desmontó y se dirigió al área de cafeteria. Tenía un aspecto más parecido a un ex militar de misiones especiales, por su precisa solemnidad al caminar, que a la de un conductor promedio de taxi.

-Un café por favor. Una única porción de azúcar crema, le expresa al dependiente.

A una distancia más adelante, se apreciaba la lujosa SUV parqueada en la cual se iría el muchacho al regresar al aeropuerto

El conductor del taxi se dirige a unos bancos contiguos a una modesta área externa de comensales. Sentado se queda fijamente mirando hacia el hangar y transcurridos unos veinte y cinco minutos, ve llegar a lo lejos el helicóptero.

Su mirada se centró en el chófer de la SUV quien caminaba fumándose un cigarrillo con prontitud para terminar el mismo. Va de inmediato a la cafetería del área y pide un café pequeño. En lo que es asistido, preguntó por el monto, pagó y sacó del bolsillo derecho de sus pantalones un teléfono móvil. Hizo una llamada y aunque había murmullo, el sentido auditivo del taxista aisló todo concentrándose en escuchar algo, mientras se acercaba, pero simulando una espera.

-¡Estoy en la terminal! Dile al joven que me espere, respondió un tanto molesto.

Es entonces abordado por el taxista:

-¿Llega o se va, señor? Noto en usted cierta prontitud. Tengo mi taxi en turno

-¡No gracias! De hecho, de hecho… disculpe (toma el teléfono) ¡Sí te dije que estoy en la terminal! Me acabo un café..será cuestión de segundos…

-¿Presión femenina?, pregunta el taxista

-Jajaja ¡No qué va! ¡Más bien el mocoso hijo de mi jefe! (se da un largo sorbo terminándose su café) ¡Ah…! ¡Qué vida ésta! (apaga lo que fumó del cigarrillo y lo arroja al zafacón)

-Cualquier eventualidad, estaré aquí por si necesita servicio de taxi

-¡Gracias! ¡Soy el chófer privado del muchacho! ¡Supongo que ahora tendré que complacer algún capricho del mocoso!

-Disculpe

-¡No es nada!, responde internándose fugazmente por un área de acceso únicamente para pilotos y personal autorizado

El taxista volvió a donde estaba y vio al rato las luces traseras de la SUV encender y el muchacho se montaba en ella junto al musculoso guardaespaldas.

Caminó de regreso al taxi sin perder de vista la intermitencia estroboscópica emitida por la bombilla existente en la parte inferior del fuselaje del helicóptero que se retiraba del lugar.

En un momento logra ver salir la SUV desde la entrada especial de acceso e inició una discreta persecución. Sin prisa alguna, enciende la radio y se escucha una queja del despachador en reclamo que su turno había expirado y era hora de retornar el taxi al garaje donde se guardaban todas las unidades de la compañía tras agotar sus respectivos turnos.

No hubo respuesta. El conductor original yacía en el maletero del taxi con un impacto de bala en el cráneo y amordazado de pies y manos. Consciente de que esa unidad sería reportada, era cuestión rápida de deshacerse de ésta, no sin antes precisar su objetivo: raptar al joven millonario.

La SUV se detuvo en una plaza comercial en donde habían bares al aire libre y discotecas temáticas. El joven, como había objetado ir a la casa, en un abierto desafío ante su padre, procedió irse de fiesta a gastar sin control.

El taxi se parqueó en un área retirada del lugar donde la SUV se detuvo para desmontar al joven, quedándose el chófer en ella y el guardaespaldas salió con el muchacho.

El ascensor cristalizado permitía visibilidad para seguir el rastro de su movimiento al igual que las enormes paredes verticales diseñadas del mismo material. Se desmontó del taxi y se dirigió sin perder el contacto visual en el cuarto nivel. Subió con prontitud las escaleras.

Una vez y al llegar al sistema de pasillos, miró el espacio circundante y habían tres discotecas minadas de jóvenes en sus puertas de acceso desarrollando una estridente sinfonía de improperios al éstos no permitírsele la entrada por cuestiones de regulación y cantidad de clientes.

De las tres opciones, la más cercana al ascensor sería la primera en verificar, pero se tomó su tiempo y visualizó al joven salir dentro de la muchedumbre para tomar una llamada telefónica.

Sin reparo se le acercó a él rápidamente:

-¿No eres el hijo del millonario que demolerá el antiguo rascacielos del área metropolitana?, le preguntó con precisión

-¡Sí! ¿Eres fan o algo? ¡Con ese aspecto mi papá te ofertaría ser su guardaespaldas! ¿O acaso fue él quien te envió por mí?

-De eso hablaremos más adelante. Y sí, soy fan de tus transmisiones en vivo. Pienso que tienes carisma, potencial y lo más importante: ¡Recursos económicos! Si quieres entrar a esa disco, solo dímelo y no tendrás que esperar oportunidad en ese tumulto

-¡Eh…! ¡Genial!…¡Oye, espera! ¡Apenas acabo de verte! O sea… (suena su móvil) Espera (le hace señas) ¡No te escucho!

Siente que le llevan del antebrazo izquierdo

-¡Oye! ¡¿Qué rayos crees que haces, maldita sea?!

-¡Entrarte!

Se abren paso entre la enardecida muchedumbre juvenil, llegando hasta la puerta de entrada en donde con una penetrante mirada, el portero no quiso correr riesgos, optando por dejarlos acceder.

En el pasillo al fondo que da con escaleras provenientes del parqueo del nivel previo, va subiendo rápidamente el guardaespaldas y por el tumulto, a quien el muchacho dejó atrás ignorando que disminuyera el paso. Miró y miró sin lograr ver al joven ser entrado por el atlético conductor.

-¡No puede ser que este muchacho haya provocado esto!, se dijo así mismo mientras avanzaba hacia la multitud marcando el número celular.

Al llegar al gentío miró a todos lados sin visualizar al joven y continúa el teléfono timbrando.

El portero divisa la situación y se queda en espera hasta que nota que el también musculoso hombre vestido de negro y con cara de pocos amigos, va directo a él.

-¡¿Este joven por casualidad entró a esta discoteca!?, le pregunta en voz alta debido al bullicio de los jóvenes revoltosos apostados allí y molestos por no poder entrar.

El portero mira asombrado la foto del muchacho desde el celular del hombre y entre duda y asombro, le dice:

-¡No sé qué pasa, pero su otro guardaespaldas ya entró con él!

Lo siguiente que recibió fue un brusco empujón hacia un lado de la puerta, entrando el guardaespaldas y detrás de éste la multitud de jóvenes que aprovecharon el impasse pasándole por encima al portero una vez cayó ante la avalancha humana.

Dentro del lugar el atlético conductor llevaba férreamente por un antebrazo al muchacho y se dirigió rápido ante uno de los meseros en voz alta por lo estridente de la música allí:

-¡Indícame el área de salida de emergencia!

-¡No tiene por qué preocuparse! ¡La avalancha será controlada por la seguridad del lugar!

Empujó al mesero al ver un letrero rojo que rezaba «Salida de Emergencia». Caminó con el muchacho mientras éste hacía esfuerzos inútiles por zafarse.

-¡Suéltame maldita bestia! ¡Dile a mi papá que no regresaré! ¡Suéltame maldita sea!

Casi arrastrado llegaron al final del oscuro pasillo en donde una puerta con pestillo fue abierta. Se encontraban en la parte trasera del enorme lugar. El atlético hombre miró y miró hasta divisar la SUV.

-¡Camina hacia el vehículo de tu padre!

La escena parecía de esas en donde un niño malcriado se niega a realizar los mandados de un adulto tras una refriega.

El chófer de la SUV mira a la distancia lo que se acerca y no puede dar crédito ante sus ojos ya que la persona que trae arrastrando al hijo de su jefe no es precisamente el guardaespaldas habitual.

Asombrado, sale de la SUV y ya de frente pregunta:

-¡¿Quién es es usted y qué cree que hace?!

La respuesta fue un vertiginoso puñetazo que le envió al pavimento por la vía del sueño tal cual Muhammad Ali venció a George Foreman en la famosa pelea de boxeo denominada «Rumble in the Jungle» el 30 de octubre de 1974, en Zaire (actual República Democrática del Congo).

El muchacho quedó paralizado y sin darse cuenta ya estaba en la parte trasera de pasajeros de la SUV esposado y con bridas que ataban sus pies y el cinturón de seguridad puesto.

-No lo repetiré: ¡Si intentas hacer algo estúpido, te quebraré el cuello sin pensarlo dos veces! ¡¿Entendido?!

Sin hablar por su estado de shock, el muchacho asintió con la cabeza en señal afirmativa.

-¡Muy bien! Daremos un paseo. ¿Te gustan las transmisiones en vivo, no? Soy tu fan. Ví tu audaz transmisión y te prometo que tu próximo streaming será épico!

La SUV se retira del lugar rauda dejando atónitos a múltiples personas que a lo lejos presenciaron la escena.

El teléfono del chófer sonaba con insistencia sin obtener respuesta. Era el guardaespaldas quien no logró dar con el muchacho dentro de la discoteca y volvía al parqueo pensando que lo encontraría allí, pero vio la muchedumbre rodear al chófer que yacía inconsciente en el suelo.

Se acercó alejando a las personas e intentó reanimar al chófer a bofetadas con un tono de voz alto.

-¡¿Qué le ocurrió?! ¡¿Qué fue lo que le pasó?!

-No sabemos. Sólo vimos a un hombre de contextura atlética que se le acercó y sin medir palabras, le propinó un puñetazo llevándose al muchacho a quien traía prácticamente arrastrándolo en contra de su voluntad

Fue la respuesta que recibió de una horrorizada señora que vio a la distancia el incidente mientras se dirigía al área de parqueo en búsqueda de su vehículo, pero optó por detenerse al ver el acto violento.

El guardaespaldas da las gracias y se queda pensando cuando se interrumpe su meditar al llegar una unidad del 911 al lugar. Una vez indagaron lo sucedido, fue subido en camilla hacia la ambulancia en donde verificaron sus signos vitales y notaron que respiraba, pero seguía inconsciente.

El guardaespaldas accedió a la petición del personal de emergencias para llevarlo a un centro de salud ya que por lo regular la pérdida de conocimiento en ese tipo de circunstancias, exige atención profesional urgente.

Al mismo tiempo en las oficinas del FBI, el Detective Löwenthal había visto una y otra vez la grabación del en vivo del muchacho en espera de la encomienda asignada a Martínez. Su teléfono vuelve a sonar.

-Sí, señor

-Detective Löwenthal ya ese muchacho filtró la información. Mi asistente me redactó un breve informe del caso. Usted y su compañero tendrán la palabra en una rueda de prensa urgente que vamos a realizar ante medios de comunicación. Confío plenamente en su juicio Detective Löwenthal. No soy bueno para responder preguntas…

-Sí, señor. Me encargo del asunto. No se preocupe

-Bueno, en 10 minutos iniciamos. Diríjase a la sala de prensa con su compañero

-Sí señor

-Y Detective Löwenthal

-¿Sí señor?

-Tengo mucha presión con este caso. ¡Sé que no es un mago, pero necesito respuestas para ayer!

-¡Sí señor!

El Detective Löwenthal colgó y justo llegaba su compañero

-Supongo ya le avisaron…

-Sí, no te preocupes. Sé que te gustan las fotografías, pero seré yo quien hable. No muestres gestos de agrado. Este caso es bastante estresante

-¡Detectives!, vociferó la asistente del director en jefe

-¡Sí, vamos en camino! Martínez ya sabes

-¡No hay problemas Detective Löwenthal!

Al llegar a la sala de prensa, había una nutrida batería de periodistas quienes habían sido informados que el caso difundido por el muchacho, había sido asignado al FBI.

-Queremos darle las gracias a los miembros de la prensa por asistir y de inmediato nuestro Subdirector a cargo, el Ejecutivo regional Trent Bosworth

-Gracias, muchas gracias. Ante todo, les adelanto que la información revelada por la persona es verídica. Hemos asignado a dos de nuestros mejores hombres en el campo quienes responderán a sus preguntas. Con ustedes los Agentes Especiales Patrick Löwenthal y Anthony Martínez

La introducción no contempló aplausos ya que la incertidumbre allí, dominaba las paredes del lugar.

-Gracias nuevamente por venir. En nombre de nuestro superior y la división del FBI, soy el Detective Patrick Löwenthal y él es mi compañero, el Detective Anthony Martínez. Somos los asignados al caso ventilado por la persona en la transmisión en vivo por internet

-¡Detective Löwenthal! ¿Qué se sabe en concreto de este asesinato y por qué se supo por una vía externa?

-Gracias señorita. Tenemos protocolos que agotar y por tratarse de una persona miembro de una conocida familia, se manejó con cierto nivel de prudencia. Sobre lo que tenemos, les puedo asegurar que se han colectado pistas firmes y daremos respuesta oportuna una vez demos con la persona responsable

En eso la asistente del subdirector a cargo tapa el micrófono y le comenta algo a Löwenthal que lo dejó atónito, pero disimuló con éxito ante el público.

-Distinguidos miembros de la prensa, estamos en una delicada investigación en curso y como han de comprender, los detectives deben retirarse en estos momentos. Les tomaremos sus e-mails para hacerles llegar un briefing oficial y actualizado del caso

Tanto Löwenthal como Martínez abandonaron la sala de manera formal y se dirigieron inmediatamente al despacho de su superior.

-Señor, a sus órdenes. Con el debido respeto ¿Puedo preguntar, qué está pasando?

-Nuestra celebridad en internet aparentemente acaba de ser objeto de una abducción. Vuelva a su oficina y le indicaré qué haremos en un momento…

Al retirarse Martínez aborda a su compañero

-¿Un rapto, Löwenthal? ¿Cómo es posible? La transmisión en vivo no tiene una hora de haber finalizado

-¿Recuerdas la llamada que me hicieron y te pedí investigaras vía nuestro Centro Nacional de Operaciones?

-¡Sí, de hecho, estamos en la espera de la obtención de la grabación! ¿Por qué?

-Porque tengo una corazonada de que quien me llamó es precisamente nuestro sospechoso

-¿Crees entonces que sea por igual el responsable del rapto?

-Sí, Martínez. ¡Nuestro potencial sospechoso quiere jugar con nosotros y te puedo asegurar que no tenemos un boleto expirado!

©The Pop Killer, 2025 Marcos Sánchez. Todos los derechos reservados.

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