Sábado del Recuerdo: Anécdotas de Lester McKenzie – Uso Prudente del Celular

 

Por Lester McKenzie

Hay muchos momentos a lo largo de un día cualquiera en los que, en otra época y entre otras cosas, a falta de material de lectura impreso nos sentábamos a pensar, nos entreteníamos con juegos infantiles y hasta teníamos tiempo de mirar a nuestro alrededor y en nuestras vidas eso ocurría con frecuencia.

Ahora, en cambio, en estas situaciones a menudo tomamos el celular para revisar una notificación, navegar y leer en internet, enviar un mensaje de texto, utilizar una aplicación, escuchar un podcast o en ocasiones hacer una llamada telefónica. Creo que el último lugar donde hoy tenemos garantía de privacidad, de estar a solas con nuestros pensamientos es la ducha.

Encontrar momentos para dedicarnos al pensamiento contemplativo siempre ha sido un reto, ya que siempre hemos estamos sujetos a la distracción, pero ahora que llevamos con nosotros estos dispositivos multimedia todo el día, esas oportunidades se vuelven aun menos frecuentes por la sencilla razón de que tenemos esa capacidad de distraernos constantemente”.

La neuroplasticidad (la capacidad que tiene el cerebro de cambiar) resultante de la utilización de la tecnología es un tema candente, alarmista, aunque a veces también es optimista. Por ejemplo, con los videojuegos un estudio revela mejoras en la memoria y la concentración de personas de avanzada edad cuando juegan a las carreras.

En otro estudio se observó que jugar al Super Mario 64 producía aumentos en la materia gris en regiones del cerebro asociadas con la memoria, la planificación y la navegación espacial. Sin embargo, estas habilidades cognitivas difieren de la reflexión.

En un mundo donde un teléfono o un ordenador casi nunca están fuera de nuestro alcance, ¿estamos eliminando la introspección en momentos que podrían haber estado dedicados a eso? ¿Acaso la profundidad de esa reflexión está en peligro porque nos hemos acostumbrado a buscar la gratificación inmediata de los estímulos externos?

Si los datos indican algo, estudios indican que la mayoría de nosotros utiliza los teléfonos más de lo que creemos a tal punto que algunos participantes en uno de ellos calcularon que utilizaban los dispositivos 37 veces durante el día pero el número real se acercó al doble. Algunas de las veces su uso tomó menos de 30 segundos.

También subestimaron el tiempo que pasan utilizando los dispositivos por cerca de una hora, el total real fue de unas 5 horas, incluyendo llamadas telefónicas y escuchar música con la pantalla apagada.

Si estás despierto durante 16 horas, encender o revisar tu celular 85 veces significa hacerlo aproximadamente una vez cada 11 minutos (eso sin contar las veces que utilizamos internet en una computadora), y esas 5 horas son más del 30 por ciento del día.

¿Qué efecto podría tener este comportamiento compulsivo en la reflexión? Parece contradictorio decir que estamos entrando a una fase cultural irreflexiva, ya que nuestra época tiende a ser criticada por su ensimismamiento.

No obstante, con frecuencia expresamos nuestro propio yo de manera externa en vez de explorarlo internamente, con más énfasis en las imágenes que nunca antes, con el agravante de que cuando hay texto, los nuevos medios como Instagram, X, Tik Tok, por lo general dejan de lado el papel del lenguaje.

A disfrutar del ultimo sábado de Noviembre en familia y tengan presente que el pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie, pero el realista acomoda las velas.

¡Hasta una próxima entrega sabatina!

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