Tatuajes: Origen ancestral, resignificación y prejuicio social

 

Redacción Exposición Mediática.- El tatuaje, entendido como una forma de modificación corporal permanente mediante la inserción de pigmento en la piel, es una práctica universal que atraviesa múltiples tiempos y culturas.

A pesar de su arraigo histórico y de su diversidad de significados, persisten prejuicios asociados a la idea de marginalidad y desviación social.

Este artículo examina brevemente su origen, su evolución y casos emblemáticos, así como las tensiones sociales y simbólicas que genera.

Antecedentes históricos

Los registros arqueológicos más antiguos incluyen la momia de Ötzi, el Hombre de Hielo, hallado en los Alpes entre Italia y Austria (c. 3300 a.C.) con una serie de tatuajes de líneas paralelas y cruces que se cree tenían una función terapéutica o mágica (Caplan, 2000). Prácticas similares se registran en momias egipcias, como las de Amunet (c. 2000 a.C.), donde los tatuajes cumplían roles rituales y protectores, particularmente en mujeres.

Casos por región

A. Japón: entre arte, identidad y estigma

En Japón, la tradición del irezumi (tatuaje japonés) combina técnica refinada y carga simbólica. Históricamente, el tatuaje fue usado para marcar criminales (bokkei), reforzando su asociación con la marginalidad (Scutt & Gotch, 1974). Sin embargo, a partir del período Edo (1603–1868), se popularizó como arte corporal, destacando imágenes mitológicas, figuras heroicas y motivos naturales.

B.- Polinesia: identidad, rango y espiritualidad

En Polinesia, el tatuaje (tatau en samoano, moko en maorí) tiene profundas raíces rituales. Sirve para marcar jerarquía social, madurez, valor y linaje familiar. En Samoa y Tahití, los tatuajes masculinos de cintura a rodilla (el pe‘a) y los tatuajes femeninos (malu) expresan pertenencia y responsabilidad social. Para los maoríes de Nueva Zelanda, el moko facial es un marcador genealógico e identitario (Gell, 1993).

A diferencia de Occidente, el tatuaje polinesio no fue históricamente visto como desviado, sino como un acto de afirmación cultural. Sin embargo, la colonización trajo restricciones. Hoy, hay un renacer del tatau y el moko como símbolos de resistencia y orgullo étnico.

C.- Latinoamérica: entre herencia indígena y globalización

En América Latina, las culturas precolombinas también usaron tatuajes. Los cronistas españoles describieron marcas corporales en pueblos como los taínos y mayas. En el México moderno, la cultura del tatuaje fue marginal durante buena parte del siglo XX, asociada a pandillas, cárceles y criminalidad. En Brasil y Argentina, se repitió un patrón similar: el tatuaje simbolizaba rebeldía o pertenencia a subculturas (DeMello, 2000).

Hoy, la globalización del tatuaje lo ha reposicionado como arte corporal, con convenciones internacionales, tatuadores reconocidos y un mercado pujante. Sin embargo, la discriminación laboral y social persiste en sectores conservadores y religiosos.

El prejuicio como construcción simbólica

Desde la perspectiva de la antropología del cuerpo, el prejuicio hacia el tatuaje revela la tensión entre control social y autonomía corporal (Pitts-Taylor, 2003). Las normas de presentabilidad y pureza corporal en muchas culturas occidentales beben de ideas religiosas judeocristianas que asocian el cuerpo con la creación divina y la alteración permanente con lo “impuro” o “profano”.

Como Hebdige (1979) destaca para las subculturas juveniles, prácticas como el tatuaje funcionan como bricolaje identitario: toman lo estigmatizado y lo resignifican como signo de pertenencia, resistencia o individualidad.

Conclusión

El tatuaje, lejos de ser mero adorno, es una forma de lenguaje corporal que conecta pasado y presente, identidad colectiva y autonomía individual. Su persistente estigmatización revela tensiones entre tradición y modernidad, moralidad y libertad personal. Comprender su historia y diversidad cultural ayuda a desmontar prejuicios y valorar su lugar en la experiencia humana contemporánea.

Bibliografía sugerida

•Caplan, J. (Ed.). (2000). Written on the Body: The Tattoo in European and American History. Princeton University Press.

•DeMello, M. (2000). Bodies of Inscription: A Cultural History of the Modern Tattoo Community. Duke University Press.

•Gell, A. (1993). Wrapping in Images: Tattooing in Polynesia. Oxford: Clarendon Press.

•Hebdige, D. (1979). Subculture: The Meaning of Style. London: Routledge.

•Pitts-Taylor, V. (2003). In the Flesh: The Cultural Politics of Body Modification. Palgrave Macmillan.

•Scutt, R., & Gotch, J. (1974). Art, Sex and Symbol: The Mystery of Tattooing. Angus and Robertson.

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