Por Antonio Corcino

El turismo marítimo va más allá de playas y costas: es un espacio de libertad, autenticidad y desconexión, una inversión. Para el mundo, el Caribe es un escenario de ocio, prestigio y contacto con la naturaleza. En ese contexto, las costas dominicanas representan una ventaja estratégica: atraer cruceros que encuentran aquí tranquilidad, seguridad y experiencias memorables en tierra.

El Caribe como teatro natural

Nuestro país, a lo largo de los años, se ha consolidado como protagonista regional al diversificar su oferta. Más allá de los destinos de sol y playa como Punta Cana y Bayahíbe, se ofrecen opciones con destinos ecoturísticos como Jarabacoa, Constanza y Samaná y turismo cultural en Santo Domingo, Santiago y Puerto Plata. Así también, se amplía su portafolio y se fortalece su competitividad internacional.

El crucero: ciudad flotante y motor turístico

El turismo de cruceros es hoy un eje estratégico. Estas ‘ciudades flotantes’ concentran hoteles, restaurantes y entretenimiento en un solo espacio. Gracias a inversiones públicas y privadas, la República Dominicana pasó de 830 mil visitantes en 2019 a más de 2.25 millones en 2024, y solo hasta abril de 2025 ya había recibido 1.27 millones de cruceristas.

Un océano en expansión

El país afianza su red portuaria con más de USD 400 millones en proyectos estratégicos como Manzanillo, Samaná, Boca de Yuma y el innovador Puerto Duarte, junto al programa Puertos Verdes. Con 15 muelles renovados y la proyección de recibir 510 cruceros en 2025, nos consolidamos como hub logístico y turístico del Caribe. Las autoridades estiman que el país superará los 12 millones de visitantes este año, con un crecimiento del sector entre 7% y 9%.

Alianzas y sostenibilidad: el nuevo mapa

El avance no es casual. Alianzas como la que recientemente se firmó con la Florida-Caribbean Cruise Association y la construcción de nuevos puertos son muestras que apuntan para que nos solidifiquemos como un modelo que equilibra desarrollo económico y sostenibilidad. En ese sentido, parece que mejor aprovechamos los recursos costeros, protegiendo el medioambiente y sin perder competitividad. Otro hecho relevante es que seremos sede del Pamac Cruise Summit 2026, donde se proyecta que se reunirán líderes de la industria y multiplicarán oportunidades de negocio y proyección internacional.

Un hub regional en gestación

RD ya no es solo una escala: es un destino. Ya no solo respondemos con eficiencia y seguridad con las infraestructuras aeroportuarias, sino que también nuestros puertos actúan como nodos de conexión de mares, embarcaciones y países; hechos que nos perfilan como hub regional de cruceros. Igual que los antiguos faros guiaban a los marineros, hoy nuestras costas tienen previsto atraer flujos turísticos, lo que fortalecerá la economía local y revalorizará la identidad nacional.

Motor económico y social

Como sabemos, el turismo marítimo es un pilar de desarrollo: genera empleos, activa cadenas productivas, robustece la identidad cultural y alimenta el orgullo nacional. Cada crucerista aporta más que divisas: fija al mundo la imagen de un país auténtico y diverso.

El mar como identidad colectiva

Debemos convenir en que el mar, más que frontera marítima, es un refugio compartido que simboliza hospitalidad, resiliencia y diversidad.

Es donde las olas nunca se detienen y, en consecuencia, el turismo seguirá fluyendo e innovándose. Entonces, cada puerto inaugurado significa una vela al viento del progreso. Ahora bien, si los desarrollamos con una visión estratégica y respeto al entorno, de ese modo estaremos navegando como timonel del Caribe turístico.

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