Turismo en RD se estabiliza: fin del bum, pospandemia y retos ante su nueva etapa

 

Por Antonio Corcino

El turismo constituye un oxígeno económico para la República Dominicana. Tras el histórico repunte logrado con la reapertura pospandemia, el sector ha entrado en una etapa de estabilidad y crecimiento sostenido.

Lejos de representar un estancamiento, esta nueva fase confirma la fortaleza del destino: una infraestructura certificada, servicios encomiables y una percepción de seguridad en su entorno, que consolidan al país como líder confiable en la región. Todo esto ocurre en un escenario internacional complejo, marcado por inflación, bajo dinamismo económico y tensiones geopolíticas que caracterizaron el 2024 y que siguen influyendo en el 2025.

Esta industria enfrenta sus propios desafíos: incertidumbre económica, viajes más austeros, caída de movilidad internacional, reducción de vuelos y desastres naturales y factores que frenan la confianza y transforman el hábito de viajar.

De la euforia al ritmo sostenido: una fase del turismo dominicano

Veamos, en el 2025, el turismo internacional haya logrado recuperar el 99 % de los niveles previos a la pandemia. De igual forma, la actividad turística de RD marcha a un ritmo de expansión más moderado, pero sostenible, y encara retos crecientes: alza de costos operativos, desastres naturales y una mayor competencia de destinos emergentes.

En ese sentido, el crecimiento de 1,7% en las llegadas aéreas al país durante las temporadas altas de primavera y verano —muy por debajo del promedio de 6,9% alcanzado entre 2014 y 2018— no es un resultado negativo; más bien, refleja un tránsito hacia una fase de madurez, donde lo esencial es la estabilidad de sus valores: aportes al PIB, la continuidad de la inversión, la creación de empleos, una tasa de ocupación anual por encima de 75% y la fidelidad de los visitantes.

Estados Unidos, primer mercado en tensión

Como país receptor de turismo, está sujeto al entorno externo, donde las decisiones políticas y económicas de sus principales países emisores determinan su dinámica. Por ejemplo, el comportamiento de las llegadas aéreas de los estadounidenses entre enero y julio de 2025 —nuestro mayor mercado— haya registrado una caída de 5.9 % respecto al mismo período de 2024; es un indicador que lo demuestra, puesto que esta variación se debe a esta componente.

La decisión de recortar la capacidad aérea de las aerolíneas, reduciendo los vuelos, es fruto de las políticas económicas y migratorias implementadas por el gobierno de Donald Trump. Operar en un esquema de aranceles y de tensiones comerciales altera significativamente la confianza del consumidor. Este retroceso debe leerse más bien en clave estacional, ya que coincide con meses tradicionalmente menos dinámicos en el flujo turístico global.

Con la llegada de la temporada alta, se espera un repunte en la llegada de estadounidenses, lo que refuerza la visión de que se trata de una fluctuación cíclica y no de un cambio estructural en la relación entre ambos mercados.

Cruceros impulsan la resiliencia turística dominicana

Frente a la ligera caída aérea, otro segmento emerge con fuerza: los cruceros. El turismo de cruceros se consolida como un sector sostiene su dinamismo. De 830 mil visitantes marítimos en 2019, la cifra saltó a 2.6 millones en 2024. Solo entre enero y julio de 2025, el país recibió 1.82 millones de cruceristas, con un crecimiento acumulado de 7.6 %, pese a una leve caída en julio (-8.6 %). La proyección anual apunta a un alza de entre 7 % y 9 %, lo que permitirá al país superar los 12 millones de visitantes en 2025. Así, de ese modo, los cruceros no solo compensan la moderación del turismo aéreo, sino que afianzan la diversificación del sector.

Ante un escenario global marcado por la incertidumbre, República Dominicana debe fortalecer su capacidad de respuesta mediante una política turística contracíclica que sume valor a la estabilidad y al crecimiento sostenible. Ello exige redoblar la promoción internacional con estrategias más efectivas, diversificar los mercados emisores y consolidar el turismo interno como un amortiguador frente a choques externos.

Estrategia contracíclica para el turismo RD

Mientras los viajeros estadounidenses muestran confianza moderada, con tendencia a priorizar destinos económicos y experiencias de bajo costo, surge un segmento clave: el “viajero a prueba de recesión”, dispuesto a seguir gastando pese a la cautela financiera. Para capitalizar este nicho y proteger la cadena de valor, se recomienda ampliar el acceso a créditos blandos para pymes turísticas, preservar empleos y garantizar continuidad operativa.

A la par, el país debe fijarse metas estratégicas: recuperar al menos 150 mil turistas rusos anuales, fortalecer su posicionamiento en mercados emergentes y reforzar los flujos desde Italia, Francia, Alemania y España, pilares del turismo europeo. Con visión, resiliencia y planificación, República Dominicana puede convertir la adversidad global en oportunidad de crecimiento.

Con estas acciones no solo podremos mitigar los efectos de la coyuntura internacional, sino también consolidar nuestro liderazgo en el Caribe como un destino turístico resiliente y enfocado a la competitividad.

Fin de un ciclo, no de un éxito

Entonces, la República Dominicana no vive un declive turístico, sino el cierre de un ciclo excepcional. El reto está en transformar cada momento en oportunidad: apostar por la innovación, la sostenibilidad y patentizar la experiencia. De lograrlo, el país, como gestor del destino, no solo mantendrá su dinamismo, sino que consolidará su resiliencia como fuerza estratégica de la economía nacional.

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