Por Marcos Sánchez

La tragedia que ha conmovido a la comunicación romanense y extendida a la población de la provincia La Romana, es sin duda una impactante noticia que nos ha sacudido a todos.

La trágica muerte del unigénito de la comunicadora y vocera policial (Dirección Regional Este P.N), despertó múltiples niveles de susceptibilidad en incontables muestras de condolencias vía redes sociales.

El joven de apenas 20 años murió en un vertiginoso accidente vial la madrugada de este jueves 6 de noviembre en la Avenida Francisco Caamaño Deñó, en dirección oeste-este a varios metros del popularmente llamado «Portón #8», que está en la intersección hacia el Distrito Municipal Caleta.

Según reportes de las autoridades, el vehículo, en el cual iban además del fallecido otras tres personas que resultaron con heridas y trasladadas a centros de salud, se deslizó presuntamente a alta velocidad cayendo a un area rocosa y montañosa en el lugar del accidente muriendo por múltiples y severos traumas de cráneo, tórax y ambos brazos.

La escena es desgarradora tomando en cuenta la afabilidad que caracterizaba a Bryan Joel y por demás la entrega abnegada de su madre que siempre estuvo allí para él.

Siempre se ha dicho que ningún padre debe sepultar a un hijo, sino al revés.

Cuando acontece este tipo de pérdida tan chocante, no existen términos reservados para definir lo acontecido, surgiendo la incómoda interrogante, ¿cómo se cuantifica la pérdida de un hijo?.

Al ver la avalancha de mensajes, mayormente de madres, identificarse con el dolor ajeno, aún sin conocer a la doliente, provocó en mí un agudo nudo en mi garganta porque también soy padre de una unigénita.

La comunicadora y vocera Regional Este de la Policía Nacional Raisa Nuñez Ortiz junto a su hijo Bryan Joel López, fallecido trágicamente la madrugada de este jueves 6 de noviembre, 2025, producto de un accidente vial en La Romana.

En momentos tan sensibles como éste, encontrar aliento en la tribuna digital que son las redes sociales, nos hace ratificar que todavía hay bondad en los corazones de muchos ciudadanos.

Debo expresar con profundo pesar, mi inmenso dolor ante el inesperado deceso del hijo único de apenas 20 años, de nuestra colega Raisa Nuñez Ortiz.

Es realmente complicado escoger palabras capaces de aliviar el vacío que deja la partida de un ser tan amado, mucho menos cuando se trata de un unigénito, cuya vida apenas comenzaba a desplegarse.

Durante casi dos décadas he tenido la satisfacción de conocer a una mujer íntegra, profesional ejemplar, de nobleza incuestionable y de espíritu colaborativo. Raisa fue de hecho nuestra Maestra de Ceremonias en el lanzamiento de nuestra primera obra literaria hace exactamente un año.

Hoy, verla enfrentarse a esta tragedia toca lo más profundo de quienes apreciamos su temple humano y su dedicación inquebrantable.

Ante un hecho tan devastador, solo puedo elevar mis plegarias en silencio, deseando que la fortaleza divina te brinde consuelo, y que el recuerdo luminoso de tu hijo permanezca como eterna guía en tu corazón estimada amiga.

Lamento profundamente la pérdida de tu amado hijo. Paz a su alma…

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