Redacción Exposición Mediática.- El Cuartel de la Montaña 4F es un edificio histórico y un Museo Histórico Militar en Caracas, Venezuela, conocido por ser la sede de la Academia Militar y posteriormente el lugar donde reposan los restos del expresidente Hugo Chávez.
La edificación, completada entre 1904 y 1906, fue también el lugar donde militares liderados por Chávez iniciaron una rebelión en 1992, lo que lo convierte en un símbolo de la Revolución Bolivariana.
Ecos de un pasado que no envejece
Desde lo alto de la meseta de La Planicie, en Caracas, se alza una construcción que fue el cuartel más grande de Latinoamérica al inaugurarse en 1907.
Originalmente llamado Cuartel Cipriano Castro, su magnitud física marcó no solo una impronta arquitectónica, sino el inicio de un devenir enquistado en la memoria colectiva venezolana.
Del altar militar a las sienes del poder
Por más de medio siglo (1910–1949), el Cuartel fue centro formativo de la Academia Militar. Era el corazón donde los cadetes consolidaban su identidad militar, en una Venezuela que oscilaba entre modernización y dictadura.
Desde 1941 hasta 1981, el edificio sirvió como sede del Ministerio de la Defensa, testigo callado de políticas militares, de golpes y contragolpes, de decisiones que forjaron el poder civil y castrense del país.
Transformación museográfica y símbolo popular
En 1981 las armas cedieron su lugar a la memoria: el cuartel se convirtió en Museo Histórico Militar. Se instalaron vitrinas, uniformes, reliquias de batallas que ahora eran historias exhibidas en pasillos para revivir el pasado con la distancia del observador.
Fue en esos corredores donde surgió el Cuartel de la Montaña, nombre que retomaría fuerza con el espíritu insurgente del 4 de febrero de 1992.
El 4F: Un quiebre en la historia
Esa madrugada, Hugo Chávez y sus compañeros lo convirtieron en centro de insurrección contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Desde allí lanzó el célebre “por ahora”, frase que, más que palabras, fue promesa, quiebre, semilla.
El Cuartel, ya ascendido al estatus de símbolo, fue escenario también del programa Aló Presidente en 2002; allí Chávez conmemoró los diez años de aquel acto fundacional de un movimiento político que aún modela a Venezuela.
El reposo del comandante
Tras la muerte de Chávez, en 2013, el lugar se rediseñó como mausoleo y museo. El arquitecto Fruto Vivas proyectó la emblemática “Flor de los Cuatro Elementos” —fuego, aire, agua y tierra—, donde yace el sarcófago del líder bolivariano.
Hoy, miles de personas —más de mil en días laborables, hasta 2 000 en fines de semana— atraviesan sus puertas para rendir tributo, llorar o reafirmar su fe política.
Voces y vivencias alrededor del Cuartel
Un guía local comparte: “Aquí, el tiempo se mezcla. Uno siente que camina entre historia, entre un Chávez joven que se lanzó al sacrificio, y un mito que hoy descansa bajo esta flor monumental” —sus ojos recorren la tumba mientras susurra—: “Eso es lo que trae al pueblo… emoción y responsabilidad.”
Desde la comunidad del 23 de Enero, también surge su eco: “Aquí está Sabaneta, aquí está el corazón; hasta los niños vienen con la Canaima en mano y se emocionan. Eso es lo que él dejó”, relata Luzani, otra visitante que viajó desde Barcelona.
Entre lo simbólico y lo político
El Cuartel resume la tensión de Venezuela: entre monumento y mausoleo, entre cuartel y santuario. Su arquitectura ecléctica, rosa y ocre, con una fachada que remite a castillos y fortalezas, evoca tanto la ambición estatal como la nostalgia narrativa de un pueblo.
Allí se conjuga la violencia del estado naciente con los cantos revolucionarios; el museográfico respeto a las reliquias militares con la furia popular que acompaña los rituales de peregrinación política.
Entre la piedra y el tiempo
El Cuartel de la Montaña no es solo un edificio. Es un testigo silente que ha transmutado —de cuartel modelo, a academia, ministerio, museo, baldío de memoria y santuario político.
¿Hallar en él un símbolo de unidad o de ruptura? ¿Museo histórico o altar ideológico? Quizá lo más valioso sea la pregunta misma: en un país cuya historia se debate entre estructuras fijas y verdades cambiantes, ¿cómo reconstruir el sentido del pasado?
El Cuartel se mantiene firme, con el cañonazo a las 16:25 reclamando futuro. ¿Será la memoria histórica un puente hacia la reconciliación o seguirá siendo escenario de reconcursos emocionales? Ahí, en esa tensión, reside su invocación más profunda.
Fuentes consultadas:
•Archivo General de la Nación de Venezuela (AGN) – Documentos históricos sobre la construcción, funcionamiento y transformación del cuartel.
•Ministerio del Poder Popular para la Defensa de Venezuela – Información institucional sobre la Academia Militar y la importancia del complejo en el contexto militar.
•Crónicas y testimonios de la época (1930–1950) – Publicaciones de prensa en diarios como El Nacional y El Universal, que reportaban sobre el impacto del cuartel en Caracas.
•Estudios académicos de la UCV (Universidad Central de Venezuela) – Investigaciones sobre urbanismo y militarismo en la capital, que incluyen referencias al Cuartel de la Montaña.
•Libros de historia militar venezolana – En especial:
Pedro Pablo Peñaloza, Historia de las Fuerzas Armadas en Venezuela.
Manuel Caballero, La Historia como Narración.
•Testimonios orales y entrevistas – Relatos de exoficiales y vecinos de la parroquia 23 de Enero, recogidos en investigaciones y crónicas locales.
•Centro de Estudios Simón Bolívar – Publicaciones recientes que vinculan el Cuartel de la Montaña con su conversión en espacio de memoria política.
•Museo Histórico Militar – Institución actualmente en el mismo espacio, con exposiciones y archivos documentales sobre la vida del cuartel.
•Medios internacionales (BBC, El País, The New York Times) – Cobertura a partir de 2002, cuando el cuartel se asoció al legado de Hugo Chávez.