Portada de un cómic moderno de la versión mexicana de Fantomas.
Del crimen a la justicia: el misterioso camino de un personaje icónico de la historieta.
Redacción Exposición Mediática.- Pocos personajes de la historieta internacional han tenido una evolución tan inusual y compleja como Fantomas, el célebre “Amo del Crimen” que con el tiempo se transformó en un héroe con tintes filosóficos y literarios. A medio camino entre la sofisticación y el caos, el personaje ha brillado tanto en Francia como en México, siendo objeto de culto en ambos contextos culturales. Este artículo te sumergirá en la historia, evolución y legado de Fantomas, desde sus orígenes literarios hasta sus transformaciones más sorprendentes en el cómic.
Orígenes literarios: París, 1911
El nacimiento de Fantomas no ocurrió en una historieta, sino en la literatura popular de principios del siglo XX. Fue creado por los escritores franceses Marcel Allain y Pierre Souvestre, debutando en la novela Fantômas en 1911. Desde su primera aparición, el personaje fue un símbolo de anarquía, sofisticación y violencia: un criminal escurridizo, disfrazado y despiadado, que ponía en jaque a la policía y al orden social.
El impacto fue inmediato. Publicado como una novela por entregas, Fantômas se convirtió en un fenómeno de masas. Su aire oscuro, su aura de misterio y su inteligencia maquiavélica fascinaban al lector francés de la Belle Époque. No era un simple ladrón ni asesino, sino una mente criminal total, que dejaba tras de sí cadáveres, acertijos y caos.
Poco después, la figura saltó al cine mudo de la mano de Louis Feuillade, quien dirigió una serie de películas entre 1913 y 1914 que marcaron el inicio del cine policiaco francés. Fantomas se volvía mito.
El salto al cómic y su transformación mexicana
Décadas después, en los años 60, el personaje renacería en una forma radicalmente distinta, gracias a la editorial mexicana Editorial Novaro, que lo reinventó para el público latinoamericano. Aquí es donde nace el Fantomas del cómic, un personaje estilizado y reformulado: ya no es sólo el criminal, sino una especie de vigilante elegante y culto, un ladrón con conciencia social que muchas veces lucha contra la injusticia, el autoritarismo o incluso la ignorancia.
La primera publicación del Fantomas mexicano fue en 1969. Este Fantomas no era simplemente una adaptación del personaje francés; se trataba de una reelaboración libre, con personalidad propia, que evolucionó con el paso del tiempo.
Rubén Lara Romero, uno de los dibujantes clave, fue responsable del aspecto visual más recordado: un hombre alto, atlético, siempre bien vestido, con capa, guantes y rostro enmascarado. En sus aventuras, Fantomas robaba bancos, enfrentaba corporaciones malignas o incluso dictaduras, siempre con un tono entre lo pulp y lo intelectual. A menudo se encontraba con científicos, literatos y artistas. Incluso Julio Cortázar escribió una historieta junto a él (Fantomas contra los vampiros multinacionales, 1975), mostrando el respeto que el personaje ganó en círculos literarios.
Los elementos definitorios del Fantomas mexicano
1.- Estética visual: Traje negro o blanco, antifaz elegante, mirada penetrante. Fantomas estaba más cerca de James Bond o Arsène Lupin que del delincuente vulgar. La serie cuidó los detalles estéticos al extremo.
2.- Su origen ambiguo: Aunque en algunos números se insinúa que es francés y posee múltiples identidades, se mantiene un aura de misterio sobre su verdadero origen. Su mansión, sus ayudantes femeninas (las llamadas hermanas de la noche) y su tecnología avanzada refuerzan esa imagen enigmática.
3.- Villanos y temáticas: A lo largo de los años, Fantomas enfrentó dictadores, magnates sin escrúpulos, nazis ocultos, científicos locos y criminales comunes. Muchas veces, sus enemigos eran simbólicos: el fanatismo, el totalitarismo, la ignorancia, la guerra. Esto elevó la serie más allá de la simple aventura.
4.- Tono intelectual: A diferencia de muchos cómics de la época, Fantomas tenía un tono sofisticado. Referencias a Nietzsche, Freud, Einstein o Kafka eran frecuentes. Fantomas reflexionaba, dudaba, citaba a escritores. Por eso conectó con un público más adulto y con la comunidad académica de varios países.
La historieta como vehículo de crítica social
En plena Guerra Fría, con América Latina envuelta en conflictos políticos y dictaduras, Fantomas ofrecía algo inusual: una crítica sutil al sistema, desde el entretenimiento. Robaba a los poderosos, se enfrentaba a los corruptos, protegía a los débiles. Y lo hacía desde la clandestinidad, sin depender del aparato estatal ni de instituciones.
Sus historias podían hablar sobre control social, manipulación mediática o represión estatal, disfrazadas de aventuras ligeras. El personaje se convirtió en una especie de Robin Hood contemporáneo, pero con tintes más complejos.
Julio Cortázar y su Fantomas
Uno de los momentos más notorios en la historia del personaje fue cuando Julio Cortázar, escritor argentino y figura central del boom latinoamericano, escribió una historieta protagonizada por él.
En Fantomas contra los vampiros multinacionales (1975), Cortázar narra una especie de crossover entre él mismo y el héroe de los cómics, como parte de una campaña de denuncia contra la censura y la persecución de intelectuales. Aquí, Fantomas es una figura que ayuda a salvar a la cultura misma de las garras de las corporaciones y gobiernos que la acechan.
Este experimento narrativo demuestra la maleabilidad del personaje y cómo, pese a ser originado como criminal, terminó por convertirse en un icono cultural y político.
Declive, legado y nostalgia
A pesar de su enorme popularidad en los 70 y parte de los 80, Fantomas comenzó a perder fuerza con la caída de Editorial Novaro en los años 80 y con la diversificación de la oferta cultural. Sin embargo, su imagen perdura con fuerza entre coleccionistas, lectores y estudiosos de la historieta.
Hoy, se le reconoce como uno de los grandes iconos del cómic latinoamericano, y sus aventuras son objeto de reediciones limitadas, estudios académicos y homenajes. Es también símbolo de un tiempo donde la historieta no temía tocar temas densos bajo la máscara del entretenimiento.
Síntesis
El eterno enigma de Fantomas
Fantomas, el Amo del Crimen, logró lo que pocos personajes han hecho: reinventarse sin perder su esencia. De villano despiadado a justiciero elegante; de personaje literario francés a ídolo del cómic latinoamericano. Su legado es un testimonio de cómo la cultura popular puede ser al mismo tiempo evasión y reflexión.
Quizás por eso sigue fascinando. Porque representa la dualidad humana, la capacidad de ser sombra y luz, el poder de la inteligencia y el misterio. En una época donde los héroes parecen todos iguales, Fantomas sigue siendo único, ambiguo, provocador.