Es una apuesta firme por llevar a escena, en versión original, una obra monumental, demostrando el ingenio y la capacidad del teatro dominicano para enfrentar grandes desafíos.

Por José Rafael Sosa

Santo Domingo, R.D.- Fausto es una experiencia teatral sorprendente y renovadora que, sin duda, hará vacilar a los críticos cuando llegue el momento de elegir las cinco mejores producciones escénicas de República Dominicana en 2025.

La expectativa entre los amantes del teatro era alta desde el anuncio del montaje de Fausto, la célebre obra del dramaturgo y poeta alemán Johann Wolfgang von Goethe.

La producción, a cargo del actor, escritor y productor Patricio León, se presentó en la Sala Ravelo del Teatro Nacional ante una audiencia completamente abarrotada.

Quedaba por ver cómo el director Manuel Chapuseaux abordaría por primera vez en el país este texto fundamental de la literatura universal.

¿Cuál sería la visión de León, un creador versátil que constantemente sorprende con sus proyectos, al impulsar un montaje de tal envergadura? ¿Cómo condensar en la Sala Ravelo —un espacio reducido—, y con solo cuatro actores, una obra que en sus representaciones internacionales suele demandar g escenarios y abundantes recursos técnicos?

La pieza narra la historia de un erudito insatisfecho con los logros de su vida, quien pacta con Mefistófeles, el diablo, buscando experimentar el amor, el poder y el conocimiento ilimitado.

El drama trágico de Goethe, publicado en dos partes (1808 y 1832), es considerado una joya de la literatura universal.

Su primera puesta teatral data de 1829 en Braunschweig, Alemania, concebida inicialmente con un estilo romántico y decorados pintados.

A lo largo del tiempo, Fausto ha sido reinterpretado en distintos países —España, Argentina, Cuba, Colombia— adaptando elementos mágicos, barrocos y políticos como metáforas del poder, la corrupción o el imperialismo. Desde el teatro clásico hasta el más vanguardista, la obra continúa desafiando a los creadores y ofreciendo múltiples lecturas sobre el alma humana, la ambición y la lucha entre el bien y el mal.

Actuaciones y dirección

Patricio León, fundador de Exprésate Dominicano, tiene una trayectoria notable en las tablas: fue Jafar en Inadaptados (Richardson Díaz), Vladimir en Esperando a Godot de Samuel Beckett (junto a Pepe Sierra y bajo dirección de Chapuseaux), y parte del elenco de ¿Quién es el señor Schmitt?, donde también fungió como productor. Su apuesta por acercar la poesía clásica española a través de Lorquianas ya mostraba su inclinación por los desafíos escénicos.

En esta versión de Fausto, León comparte escena con Richardson Díaz, Lía Briones y Camila Santana.

El montaje adopta un tono de farsa y juglería con matices de vaudeville, logrando una representación ligera pero fiel a la esencia del texto, enriquecida por pinceladas de posmodernidad digital que sorprenden y divierten al público. Como Mefistófeles, León ofrece una gestualidad que evoca a los bufones medievales.

Si bien podría explorarse una mayor expresividad plástica, su interpretación fluye con naturalidad y sentido teatral.

Camila Santana consolida su proyección actoral con un trabajo sólido, entregándose por completo al estilo propuesto por Chapuseaux y ejecutando con precisión sus recursos expresivos.

Lía Briones aporta firmeza y profesionalismo, sosteniendo con aplomo sus personajes.

Richardson Díaz, por su parte, confirma su versatilidad con una admirable capacidad de transformación y un manejo del humor y el sarcasmo que enriquece el contrapunto con el Diablo.

La escenografía, a cargo del colectivo Tracke Stage, utiliza módulos móviles en tonos grises que aportan dinamismo a los cambios de escena, con utilería funcional y creíble.

El diseño de luces, aunque efectivo, presenta algunos momentos en los que los rostros de los actores quedan fuera de foco, posiblemente de forma intencional para acentuar la atmósfera oscura que rodea a Mefistófeles o por un descuido de diseño de luces.

El reto del patrocinio

Resulta inevitable notar la limitada presencia de patrocinadores en el programa de mano —apenas cinco menciones: Click Publicidad, Infotep, Nación Logística, Melgraph y la Dirección General de Aduanas—, un apoyo escaso para una producción de esta magnitud.

Aunque no corresponde comparar con otros montajes que han sumado decenas de patrocinadores, es lamentable que un proyecto de tal valor artístico cuente con tan poco respaldo empresarial.

Una obra para ver más de una vez Fausto regresa el próximo fin de semana a la Sala Ravelo.

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