Hiroshima y Nagasaki: 80 años de horror y memoria colectiva

 

Redacción Exposición Mediática.- Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, fueron dos ataques nucleares ordenados por Harry S. Truman, presidente de los Estados Unidos, contra el Imperio del Japón.

Los ataques se efectuaron el 6 y el 9 de agosto de 1945 sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, respectivamente, lo que contribuyó, junto con la guerra soviético-japonesa, a la rendición de Japón y al fin de la Segunda Guerra Mundial.

Contexto histórico y detonación nuclear

En los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, la participación de Estados Unidos en el Proyecto Manhattan culminó con el lanzamiento de dos bombas atómicas:

• El 6 de agosto de 1945, un bombardero B-29 llamado Enola Gay lanzó sobre Hiroshima la bomba Little Boy, que explotó a 600 metros de altura, provocando una explosión equivalente a unos 12–16 kilotones de TNT. Se estima que entre 70,000 y 80,000 personas murieron instantáneamente; muchas más fallecerían en meses posteriores por quemaduras, enfermedades y radiación.

• Tres días después, el 9 de agosto, se desplegó la bomba Fat Man sobre Nagasaki desde otro B-29. Más de 70,000 personas perdieron la vida directa o indirectamente, elevando el conteo total de víctimas fatales por ambos bombardeos a entre 150,000 y 246,000 personas, en su mayoría civiles.

Estas fueron las primeras y únicas veces que armas nucleares fueron utilizadas en un conflicto armado.

Desarrollo del bombardeo y decisión estratégica

Las ciudades fueron seleccionadas como blancos por su valor militar y densidad urbana, con poca destrucción previa por bombardeos convencionales.

El objetivo declarado por EE. UU. fue forzar la rendición de Japón y evitar una invasión terrestre que hubiera costado muchas más vidas americanas. Sin embargo, este acto desencadenó debates éticos, estratégicos y políticos que aún perduran.

Consecuencias inmediatas y a largo plazo

• En Hiroshima, alrededor del 69 % de los edificios fueron destruidos, y la «lluvia negra» radiactiva contaminó zonas lejanas. Una proporción enorme del personal médico de la ciudad quedó incapacitado por el impacto.

• Para fines de 1945, se estimaron 140,000 muertes en Hiroshima y 74,000 en Nagasaki, incluyendo lesiones relacionadas con radiación en niños y adultos.

• Muchos sobrevivientes (hibakusha) desarrollaron leucemia, cáncer y secuelas neurológicas décadas después.

Un caso notable es el de Tsutomu Yamaguchi, el único oficialmente reconocido por sobrevivir ambas explosiones nucleares.

Impacto político, memoria y debates morales

• Japón se rindió oficialmente el 15 de agosto de 1945, poniendo fin a la guerra.

• Desde entonces, se ha desarrollado una intensa controversia ética: ¿eran justificables los bombardeos frente a una posible invasión más costosa? ¿Podría haberse hecho una demostración en zona deshabitada? Estas preguntas siguen abiertas en la literatura académica y pública.

• Encuestas recientes del Pew Research Center muestran que en 2025 solo un 35 % de estadounidenses considera que los bombardeos fueron justificados, frente al 31 % que los reprocha y un 33 % que se muestra indeciso.

Conmemoraciones actuales y símbolos de paz

• Cada 6 de agosto, Hiroshima celebra su Ceremonia del Día de la Paz con un minuto de silencio a las 8:15 AM, junto al Hiroshima Peace Memorial Park y el Genbaku Dome (residuo del ataque) declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

• Nagasaki realiza su ceremonia correspondiente el 9 de agosto, con mensajes de paz y un enfoque sobre los hibakusha que todavía viven.

• A 80 años de los hechos, el Alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, advirtió sobre el resurgimiento del nacionalismo y la carrera armamentista global, destacando el peligro de un nuevo desastre nuclear.
Organizaciones como Nihon Hidankyo renovaron su llamado al desarme nuclear global.

Reflexión contemporánea y desafíos futuros

• A pesar de la devastación, Hiroshima se ha reconstruido como una ciudad moderna con más de 1.1 millones de habitantes, convirtiéndose en un símbolo internacional de regeneración, paz y educación sobre armas nucleares.

• Los testimonios de sobrevivientes como Mikio Saiki, quien describió el horror de las primeras horas y el estigma social posterior, refuerzan el legado humano del evento.

• La pregunta crucial: ¿hemos aprendido frente a las tensiones nucleares actuales en conflictos como Ucrania, Medio Oriente o la retórica rusa?

La memoria colectiva de Hiroshima y Nagasaki lanza una advertencia urgente sobre un error mortal que la humanidad no debe repetir.

Síntesis

Hace 80 años, la explosión de las primeras bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki inauguró la era nuclear con una devastación sin precedentes. Las consecuencias aún resuenan: muerte, enfermedad, debate moral y esfuerzo por la paz. Lo ocurrido no fue solo una estrategia militar, sino un cruce irreversible en la historia humana, cuyo legado de pérdida y esperanza se manifiesta cada año en ceremonias solemnes y museos de memoria.

Que recordemos hoy a las víctimas, escuchemos las voces de los hibakusha y entendamos el horror con responsabilidad histórica es parte del compromiso de evitar que suceda nuevamente.

Fuentes (parciales):

• https://www.theguardian.com/

• https://elpais.com/

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