Por Juan Julio Báez Contreras

Desde que tengo uso de razón, recuerdo que mi padre laboraba muy de cerca con el Dr. Ramón Pina Acevedo, una de las mentes más grande y prodigiosa que ha tenido el Derecho en la República Dominicana.

A ambos los unía una gran pasión su amor por el deporte de las narices chatas, el boxeo profesional. De hecho el Dr. Pina, tenía su propio gimnasio de boxeo profesional, en el Ensanche Alma Rosa, donde cientos de jóvenes aspirantes a boxeadores, encontraron en él un mecenas que los acogía y los patrocinaba con el objetivo de que ellos lograran alcanzar sus sueños.

Fruto de ese vínculo tan especial, entre el boss y don Ramón, desde que era un niño con mucha frecuencia yo visitaba con mi padre la oficina de abogados del Dr. Pina Acevedo, ubicada en la Ave. independencia en la capital dominicana, cerca del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva; donde su afectuosa secretaria, doña Gladis siempre nos recibía con mucho agrado.

Lo primero que tú veía al llegar a ese despacho era un busto de su padre Teodulo Pina Chevalier , un diplomático de carrera, quien además era hermano de doña Julia Molina, la madre del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina, un sátrapa que gobernó con manos de hierro por más de 30 años a la República Dominicana.

En esa oficina laboraban más de quince abogados y don Ramón al recibirnos allí, siempre solía contarnos muchas anécdotas de su vida, desde sus estudios en La Universidad de La Sorbona de París, la relación con su primo, el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina; de quien también tenía un retrato grande en su despacho y de los líderes políticos de ese entonces, incluyendo el Dr. Joaquín Balaguer, quien fuera presidente de nuestra nación en más de seis ocasiones y de quien a modo de chanza, escuché decir al gran humorista dominicano Freddy Beras Goico, que en la cédula del Dr. Balaguer, en el lugar donde se señalaba la profesión, en vez de decir abogado, decía presidente de la República Dominicana, por las tantas veces que había ocupado el solio presidencial.

El Dr. Pina Acevedo, aparte de un destacado abogado, era presidente de la Comisión Nacional de Boxeo Profesional y tanto el Dr. Francisco Benzan, como mi padre eran miembros destacados de esa institución. Si la memoria no me falla, en el año 1982, se celebró aquí la asamblea de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), doña Gladis, mi padre y un gran grupo de colaboradores hicieron posible que esa actividad fuera todo un éxito.

En esa asamblea fue electo como presidente de esa institución el venezolano Gilberto Mendoza. Ese evento celebrado en el hotel Sheraton, concitó la atención de una buena parte de la prensa de Latino América y del mundo. Como nota curiosa, yo estuve acompañando al boss el tiempo en que se celebró la misma y me obsequiaron un tshirt amarillo con letras negras que decía Mendoza presidente. Cuando me lo ponía, mi compañero de clases Rodolfo – Fofi- Mendoza, me decía que se lo regalara por la coincidencia con su apellido Mendoza y por el mensaje que mencionaba de que iba a ser presidente.

Aunque la pasión de mi padre por el boxeo se remontaba a sus años de juventud, siempre creía en la capacitación, por eso el y el profesor Arturo Morales, habían ido a ciudad México, a principios de los 70, para estudiar y graduarse como árbitros de boxeo amateur, en víspera de la celebración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe del año 1974; posteriormente dio el paso a juez de boxeo internacional en el ámbito profesional y participó en más de 80 peleas en las cuales estaban en juego el título de campeón mundial, en diferentes partes del globo terráqueo, lo que le permitió visitar los cinco continentes que integran el planeta tierra. Siendo miembro primero de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y luego de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), que surgió por el robo descarado que le hicieron en una pelea por el título mundial al boxeador dominicano, nativo de La Romana, Julio Gervacio .

En la OMB, cuyo primer presidente lo fue el Dr. Pina Acevedo, mi padre también laboró un buen tiempo. Luego lo hizo con el boricua Paquito Valcárcel, que luego del Dr. Pina Acevedo, terminó siendo el presidente de esa organización por varios años.

A don Paquito, tuve el privilegio de conocerlo en una reunión que sostuvimos en el hotel Lina de Santo Domingo, cuando el ingeniero Rafael Isenia era el Comisionado de Boxeo Profesional de la República Dominicana y yo el presidente de la comisión de boxeo profesional de la ciudad de La Romana, muchos años atrás.

Sin lugar a dudas, aunque en el béisbol mi padre fue un destacado narrador por varias décadas, era el boxeo su deporte favorito y sin temor a equivocarme puedo decir que fue el mejor narrador de boxeo, no tan solo de la República Dominicana, sino de una gran parte de Latinoamérica.

 

Nota: Este extracto corresponde a una serie anecdotaria publicada originalmente en Facebook, original de Juan Julio Báez Contreras en memoria de su fallecido padre. Esta reproducción de la misma en Exposición Mediática, cuenta con su aprobación.

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