Por Lester McKenzie

Las verdades deben estar en su sitio.

Una verdad distorsionada, manipulada, es como un hueso dislocado, y es que el hueso es bueno pero en su sitio, porque un hueso en esas condiciones, o sea fuera de lugar, puede arruinarnos el organismo.

Hoy día, muchas de las noticias que nos sirven los medios de comunicación son verdades dislocadas, no son mentiras, sino “huesos fuera de sitio”. La manipulación astuta de la verdad pertenece a las viejas artes del engaño ilustrado.

Hay quienes son expertos en la manipulación artera de la verdad (su esencia es la mentira con halo de verdad), y el campo de la manipulación de la verdad abarca todos los ámbitos donde hay intereses que mantener o que conseguir; desde la familia hasta la política, desde la economía hasta la publicidad, desde la farándula hasta el deporte.

Existen sectores que a través de sus periódicos, emisoras, canales de TV, redes sociales, emiten noticias sobre escándalos y crímenes de todo tipo y los repiten una y otra vez y el hecho/noticia es real, pero esos mismos medios de comunicación se vuelven “sospechosamente” mudos ante miles de hechos ejemplares que ocurren a cada instante y que muchísimos de ellos siquiera trascienden en la prensa ni como noticia de relleno y algo parecido ocurre al sacar la información fuera de sitio, de contexto, o no citarlas en su verdadero contexto.

Orador se dirige ante audiencia. (Imagen ilustrativa).

Hace unos años, un comentarista de radio pretencioso comentó que el “Viejo Abe” nunca escribió el discurso de Gettysburg entregado a Lincoln el cual se convirtió en el más famoso discurso del presidente Abraham Lincoln.

Fue pronunciado en la Dedicatoria del Cementerio Nacional de los Soldados en la ciudad de Gettysburg (Pensilvania) el 19 de noviembre de 1863, cuatro meses y medio después de la Batalla de Gettysburg durante la Guerra Civil Estadounidense.

Aunque el cuidadosamente redactado discurso de Lincoln era secundario con los otros discursos del día, ha sido considerado con posterioridad como uno de los más grandes discursos en la historia de la humanidad, o, al menos, uno de los más famosos y citados de la era moderna, invocando los principios de igualdad de los hombres consagrados en la Declaracion de Independencia.

La historia era solo un cuento fantástico inventado por un traficante de leyendas quien se imagino que a la desprestigiada figura del presidente podría beneficiarle una muestra más de ingenio casero.
Somos el resultado del discurso que creamos el cual nos determina.

Si queremos movernos de lugar, primero debemos cambiar de discurso y cuando comuniquemos hagamos a quien nos lee o escucha, piense, sienta la dirección de nuestra exposición.

¡Feliz domingo para todos, en familia, como debe ser¡

Loading