Por Dra. Ana Gómez
Vapear es inhalar el aerosol (vapor) creado por un cigarrillo electrónico u otro dispositivo para vapear.
Los cigarrillos electrónicos o vapeadores son dispositivos de vapeo a batería que calientan un líquido hasta transformarlo en un aerosol (vapor), que se inhala. El aerosol no es simplemente vapor de agua. Suele contener nicotina, otras sustancias químicas peligrosas y saborizantes. Se ha detectado que incluso los cigarrillos electrónicos que afirman no tener nicotina sí la contienen. Algunos pueden contener marihuana, hierbas o aceites.
Algunos cigarrillos electrónicos son desechables y están diseñados para ser usados una sola vez. Cuando el líquido se termina o la batería se descarga, el usuario desecha el dispositivo. Otros se pueden rellenar con líquido, se pueden recargar y usar una y otra vez. Algunas personas compran cartuchos precargados para cigarrillos electrónicos. Otras compran una botella de líquido y recargan los cigarrillos electrónicos cuando lo necesitan.
¿Qué es vapear?
Vapear simula fumar. Los vaporizadores que funcionan a batería generan un aerosol que parece vapor de agua, pero que contiene nicotina, saborizantes y más de 30 químicos adicionales. El aerosol se inhala y llega a los pulmones, donde la nicotina y los químicos ingresan al torrente sanguíneo.
Los primeros dispositivos de vapeo se veían como cigarrillos. Los modelos más recientes se asemejan a una unidad flash USB o una cápsula pequeña.
La evolución de los productos de vapeo.
Los vaporizadores vienen en diversas formas y tamaños, pero tienen los mismos componentes básicos, que incluyen una batería, un sensor y un cartucho atomizador/saborizante. El líquido electrónico se calienta rápidamente y se convierte en un aerosol que puede inhalarse y llegar a los pulmones.
Advertencia
• La nicotina líquida usada en los dispositivos de vapeo es venenosa de ser tragada o absorbida por medio de la piel o los ojos. La exposición a este líquido puede ocasionar enrojecimiento, náuseas y vómitos. Los dispositivos de vapeo y sus componentes no son seguros para los niños y no deben usarse en su presencia.
• Una cápsula de vapeo promedio contiene tanta nicotina como 20 cigarrillos. Inhalar demasiada nicotina puede ocasionar ataques y convulsiones. Existen informes sobre personas jóvenes que han sufrido convulsiones luego de vapear.
• Los dispositivos de vapeo pueden explotar cuando su batería se sobrecalienta.
Dispositivos de vapeo y sus componentes
Cigarrillos o cigarros electrónicos, e-cigs o eGo.
Narguile en forma de bolígrafo o narguile electrónico.
JUULs, por la marca del muy vendido dispositivo de cápsula cerrada que se asemeja a una unidad flash USB, en lugar de a un cigarrillo tradicional o a un bolígrafo.
Los mods son dispositivos más grandes de sistema abierto que son recargables y producen más vapor.
Vaporizadores personales o PVs.
Vaporizadores, vapeadores en forma de bolígrafo o vara.
Algunos dispositivos de vapeo se conocen como sistemas electrónicos de suministro de nicotina (ENDS, en inglés).
El líquido que produce el vapor viene en una cápsula o cartucho y se lo llama de las siguientes maneras:
Jugo electrónico o líquido electrónico
Jugo o jugo de humo.
Términos relacionados con el vapeo
JUULear: Usar un dispositivo pequeño de vapeo de la marca JUUL o similar.
Gotear: Incrementar la cantidad de vapor y sabor haciendo gotear el jugo electrónico directamente dentro del dispositivo.
A una persona que usa un dispositivo de vapeo de cualquier tipo se la conoce como usuario de vapeadores (vaper, en inglés).
Mitos del vapeo
Vapear ayuda a que las personas dejen de fumar.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos no ha determinado que vapear sea seguro ni efectivo para ayudar a que los fumadores dejen de fumar. Un estudio1 concluyó que vapear era más efectivo que otras terapias de reemplazo de nicotina (como los parches de nicotina) para ayudar a las personas a dejar el cigarrillo. Sin embargo, la mayoría de las personas continuó vapeando luego de haber dejado de fumar cigarrillos, de manera que continuaban recibiendo nicotina y otros químicos peligrosos. El estudio también indicó que vapear puede aumentar la probabilidad de que los adolescentes comiencen a fumar.
Vapear es más sano que fumar
Los cigarrillos contienen sustancias venenosas, metales tóxicos y carcinógenos que entran al cuerpo con cada aspirada. Las personas que vapean también inhalan químicos peligrosos, como acetona, la cual se usa como solvente. La acetona puede irritar la piel y los ojos al entrar en contacto con ellos. Otros químicos presentes en los vaporizadores pueden provocar cáncer con el transcurso del tiempo.
Vapear produce vapor de agua inofensivo
Aunque normalmente se usa el término “vapor”, los dispositivos de vapeo no producen vapor de agua. Vapear produce una nube de aerosol. A diferencia del vapor de agua, la nube de aerosol contiene partículas extrafinas que se inhalan y llegan a los pulmones.
Vapear no genera humo de segunda mano
Respirar humo de forma pasiva es un riesgo para la salud de las personas que están alrededor de fumadores de cigarrillos, incluso de quienes vapean. Adicionalmente, el humo residual en la ropa y muebles es maloliente y puede ser peligroso para personas con enfermedades respiratorias. Vapear no produce los mismos gases malolientes que los cigarrillos, pero el vapor de segunda mano contiene químicos y componentes que contaminan el aire interior. Aunque puede que no huela nada, las partículas residuales se adhieren a las superficies y al polvo, y pueden inhalarse profundamente y llegar a los pulmones o ser absorbidas a través de la piel.
Es fácil dejar de vapear
Un cartucho de vaporizador suministra tanta nicotina adictiva como 20 cigarrillos. Vapear entrena al cerebro a esperar más nicotina y genera el deseo de vapear aún más. El cerebro de los adolescentes es especialmente susceptible a los efectos de la nicotina. Esto hace que sea más difícil dejar de vapear y también incrementa en los adolescentes la posibilidad de convertirse en fumadores.
Ocho consejos para dejar de vapear en 2025
Tener clara la motivación, romper rutinas y realizar ejercicio físico son algunas de las claves para alcanzar este objetivo.
Un 54,6 % de los estudiantes entre los 14 y 18 años han vapeado alguna vez .
Miguel Ángel Ossorio
El inicio de un nuevo año siempre marca un antes y un después, también psicológico, que mucha gente utiliza como impulso para hacer cambios en su vida. Algunos optan por empezar a hacer deporte o comer mejor, otros escogen alguna actividad lúdica o formativa a la que dedicar más tiempo, y hay muchas personas que deciden dejar de fumar. El auge del vapeo, una alternativa al tabaco que no está exenta de riesgos, también obliga a pensar en dejar este hábito.
La idea de que vapear es menos nocivo que fumar es un mito. «No existe base científica para decir que el cigarrillo electrónico es menos lesivo, por diferentes motivos. El primero es que hay muy pocos estudios específicos que valoren el daño de vapear; menos aún estudios a largo plazo, porque es un fenómeno relativamente reciente comparado con el consumo de tabaco», explica el experto en tabaquismo Antoni Baena, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
En cambio, la ciencia explica sus riesgos. «Los principales componentes del cigarrillo electrónico son la nicotina, una sustancia altamente adictiva; sustancias facilitadoras de la vaporización, como el polietilenglicol y el glicerol o el propilenglicol; aditivos alimentarios (E-1520, E-422 y E-1520) de los que se desconocen los valores seguros tras ser calentados e inhalados, lo que produce formaldehídos, acetaldehídos y acroleínas, reconocidos cancerígenos y tóxicos pulmonares; más de 15.500 saborizantes que, al descomponerse térmicamente, generan aldehídos cancerígenos, y mentol, que, además de saborizante, suprime el reflejo de la tos», enumera el experto. Una colección de ingredientes que no solo convierten en tóxico el vapor para quienes lo inhalan directamente, sino para quienes se encuentren a su alrededor: los vapeadores pasivos.
Una prevalencia preocupante
Desde 2005, en España se han sucedido dos grandes leyes antitabaco que lograron reducir sensiblemente la cifra de fumadores. En el caso de los hombres, se pasó de un 31,6 % de fumadores en 2006, año de la entrada en vigor de la primera ley antitabaco, a un 19,4 % en 2020. Cifras que, desde hace algunos años, conviven con las de consumidores de cigarrillos electrónicos. «Hay diferentes encuestas que se hacen periódicamente y que recogen el consumo de varias sustancias, entre ellas, las de los cigarrillos electrónicos entre los jóvenes, principalmente, como el informe Estudes (2023), Edades (2022) y algún que otro estudio en el que participa el grupo de investigación Epi4health de la UOC con la Universidad de Manresa. En resumen, indican que, entre los estudiantes de entre 14 y 18 años, un 54,6 % lo han consumido alguna vez. Entre los adultos, en Europa hay una prevalencia de uso diario del 2,4 %, siendo el 52,6 % un uso dual con el tabaco», explica el experto. En 2014, la cifra de jóvenes de entre 14 y 18 años que habían probado el cigarrillo electrónico era del 17 %, según el primer informe citado.
De hecho, se suele considerar al cigarrillo electrónico como una puerta de entrada al tabaquismo tradicional, sobre todo entre los jóvenes. «El tabaquismo es la primera causa evitable de muerte en los países desarrollados, y los vapeadores, su puerta de entrada, además de ser dañinos y retrasar el abandono del hábito», añade.
Consejos para dejar de fumar y de vapear
Con este panorama, las razones para dejar de fumar o vapear se acumulan. Y, al contrario de lo que se piensa, para dejar el tabaco no hay atajos ni remedios mágicos. Para dejar de consumir, ya sea tabaco o vapeadores, hay que ceñirse a los métodos demostrados científicamente como más eficaces. En este sentido, el profesor Baena recoge ocho pasos para que el proceso tenga éxito:
Tener clara la motivación y el objetivo de dejarlo: mejorar la salud y evitar una adicción.
Fijar una fecha para empezar y tirar todo lo que se tenga para vapear.
Identificar los momentos, emociones y situaciones que favorecían el vapeo e, inicialmente, evitarlos hasta tenerlos controlados.
Buscar ayuda profesional, principalmente, o de familiares y amigos.
Consultar con un profesional de la salud sobre el uso de tratamientos de primera línea para el abandono del tabaco (farmacológicos y psicológicos).
Romper rutinas y mantenerse ocupado y distraído.
Hacer deporte para percatarse de las mejoras físicas que dejar de vapear o de fumar aportan a la salud.
Felicitarse por el esfuerzo.
«Si se tuviesen que escoger solo cinco razones para dejar de vapear, la primera sería que vapear tiene un impacto directo, rápido y claro sobre la salud. La segunda es que muchos líquidos contienen nicotina, aunque no lo indiquen, ya que no siguen una regulación y control estrictos, con lo que claramente provocan adicción. La tercera razón es que se desconoce el impacto a largo plazo del uso de vapeadores, por lo que, cuanto antes se abandone, mejor. La cuarta razón es el impacto ecológico de los cigarrillos electrónicos, que es cada vez mayor, especialmente en el momento en el que han aparecido los desechables, productos que ya están siendo prohibidos en muchos países. Por último, no ayudan a dejar de fumar, solo favorecen el consumo dual»