¡Que Viva Santa Rosa de Lima! La Romana se viste de fiesta para honrar su legado centenario

 

Por Manuel Castillo

Las fiestas patronales de La Romana en honor a Santa Rosa de Lima son mucho más que un evento religioso; son el latir de una ciudad, una explosión de fe, color, música y tradición que une a todas las generaciones.

Esta celebración, una de las más profundas y auténticas de la República Dominicana, teje desde el siglo XX la identidad misma de los romanenses, reflejando una unión inquebrantable entre la devoción, la cultura y la comunidad.

Este especial hace un recorrido por la historia, los personajes, los artistas y los lugares que han escrito, y siguen escribiendo, esta historia de júbilo.

Origen e Historia: Una Ermita que Dio Origen a una Ciudad

La semilla de esta gran fiesta se plantó en 1914 con la construcción de una ermita dedicada a la primera santa de América, bajo la guía del sacerdote J.W. Connor.

Este humble inicio marcó el punto de partida para una tradición que crecería junto con la ciudad. Cada agosto, el parque Juan Pablo Duarte y la iglesia Santa Rosa de Lima se transforman en el corazón palpitante de la ciudad, epicentros de solemnes misas, emotivas procesiones, vibrantes actos culturales y animadas actividades populares.

Con los años, los festejos han evolucionado, incorporando festivales gastronómicos, conciertos de talla internacional, competencias deportivas y talleres artesanales, logrando el equilibrio perfecto entre la tradición sagrada y la fiesta popular, manteniendo viva una herencia que es orgullo de todo un pueblo.

Los Artífices de la Fiesta: Organizadores y Clubes Históricos

La compleja maquinaria de las fiestas funciona gracias al incansable trabajo del Comité Organizador, presidido históricamente por figuras como el Dr. Freddy Felix Ysaac, y que cuenta con la colaboración esencial de regidores, el ayuntamiento, la Dirección de Cultura y líderes comunitarios que trabajan por amor a su tierra.

Junto a ellos, instituciones sociales han sido pilares de la vida romanense. El legendario Club Recreativo La Romana, con más de un siglo de historia, ha sido testigo y sede de los bailes más elegantes, los eventos sociales más importantes y encuentros que han definido la vida social de la ciudad.

Asimismo, el Teatro Colón se erige como un emblema cultural indispensable. Por décadas, este coloso de la cultura ha albergado desde estrenos cinematográficos hasta conciertos y obras teatrales, siendo un espacio vital para el esparcimiento y el arte durante las patronales y todo el año.

El Escenario de las Estrellas: Presentaciones Artísticas de Renombre

La tarima de las patronales de La Romana ha vibrado con el talento de artistas legendarios. Por ella pasó la inmensa Celia Cruz, “La Reina de la Salsa”, quien electrizó al público con su voz poderosa y su ritmo contagioso, dejando recuerdos imborrables en la memoria colectiva de quienes tuvieron el privilegio de verla. Junto a ella, otras grandes figuras de la música tropical y el merengue han brillado bajo las luces de La Romana, elevando el prestigio de las fiestas y sumando riqueza cultural con cada edición.

Un pilar fundamental de la banda sonora de estas festividades es la Banda de Música Municipal. Tras la dirección de Nivin Santana, la batuta fue heredada por el talentoso Maestro July Monte.

Bajo su dirección, la banda ha incorporado un sazón nuevo y sangre joven, renovando su repertorio con energía y respeto por la tradición, acompañando con brillantez las procesiones y actos centrales que dan el carácter solemne y festivo a la celebración.

Bares, Comercios y el Teatro: Guardianes de la Tradición y la Convivencia

La vida social y bohemia de las fiestas patronales se ha vivido intensamente en bares y comercios que son mucho más que negocios; son instituciones de la idiosincrasia local:

Bar Brahim y Bar El Democrático de Eligio Lora (luego seguido por su hijo Marciano Lora), símbolos de camaradería, tertulia y autenticidad.

• Restaurante El Quijote de Don Luis Ortiz, famoso por su hospitalidad y su cocina icónica.

Supermercado Ortiz y Farmacia Dinorah: pilares del comercio familiar romanense, referentes de servicio por generaciones.

La Ducal, La Ópera, y Bar Sambo formaron una ruta esencial en los recorridos festivos y bohemios de la ciudad, hoy recordados con nostalgia.

Detalleria Colón y Joyería Riviera, comercios emblemáticos que han sido parte fundamental del paisaje urbano y testigos del desarrollo de la ciudad.

Personajes y Eventos Emblemáticos: El Alma Folclórica de la Fiesta

El folklore y la alegría toman cuerpo en personajes únicos que le han puesto sabor y humor a la celebración:

Tony Edward: el presentador insigne de las fiestas, un maestro de ceremonias cuyo carisma y voz inconfundible marcaron la pauta de muchos espectáculos y generaciones.

Don Manuel Richiez: el organizador legendario del extravagante «Rallie de la Gurrupela». Este evento, único en su clase, consistía en una desfile de motorizados y vehículos extravagantes, pero su característica más memorable era que muchos participantes recorrían las calles montados en burro, añadiendo una dosis de picardía y humor criollo que animaba las calles con un júbilo inigualable.

Los inconfundibles del Carnaval: Roba la Gallina (personaje festivo, colorido y popular), Martín la Burra, Faneca y Willow Sauro, rostros de la picardía, el desenfado y la tradición carnavalesca dominicana.

Significado y Herencia: Más que una Fiesta, una Identidad

Las fiestas patronales de La Romana trascienden ampliamente el ámbito religioso; representan la identidad y el orgullo de ser romanense.

Cada misa, cada canción que evoca a Celia Cruz, cada nota de la banda del Maestro July Monte, cada bebida compartida en un bar, cada risa en el rally de la Gurrupela, y cada saludo en los comercios de toda la vida, reafirman una memoria colectiva vibrante y plural.

Los personajes y espacios mencionados son testigos de un legado que se reinventa año tras año, honrando a Santa Rosa de Lima y celebrando el ser romanense con pasión y alegría.

Hoy, el pueblo se entrega de nuevo a esta fiesta, manteniendo vivas sus tradiciones y forjando nuevas historias que serán contadas con el mismo fervor en las generaciones futuras.

¡Vivan las fiestas patronales de La Romana!

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