Nayib Armando Bukele Ortez (San Salvador, 24 de julio de 1981) es un político y empresario salvadoreño. Es el presidente de la República de El Salvador desde el 1 de junio de 2019. Tras su reelección, asumió su segundo mandato desde el 1 de junio de 2024.
Redacción Exposición Mediática.- Con una votación de 57 a favor y 3 en contra, la Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó este jueves una serie de reformas a la Constitución, entre las que destaca la autorización sin restricciones para la reelección presidencial indefinida.
Este hecho, sin precedentes en la historia política reciente del país, ha generado una oleada de reacciones tanto a nivel nacional como internacional, reabriendo el debate sobre los límites del poder y la salud de las democracias en América Latina.
Antecedentes: un camino allanado paso a paso
Desde que el presidente Nayib Bukele asumió el poder en 2019, su administración ha llevado a cabo una serie de transformaciones en las instituciones del Estado, incluyendo el reemplazo de magistrados de la Corte Suprema, cambios en la Fiscalía General, y reformas a leyes clave.
En 2021, la Sala de lo Constitucional —tras ser reemplazada por la Asamblea— emitió una resolución que habilitaba al presidente a postularse para un segundo mandato consecutivo, desatando críticas de juristas y sectores de la oposición.
Sin embargo, la reciente reforma aprobada en julio de 2025 va mucho más allá: elimina cualquier tipo de límite a la reelección, permitiendo que un mandatario se postule en tantas ocasiones como desee, siempre que conserve el respaldo electoral.
¿Qué implica esta decisión?
La reforma aprobada por el Congreso salvadoreño tiene implicaciones profundas y multifacéticas que afectan el régimen democrático, el equilibrio de poderes y la percepción internacional del país.
Ventajas potenciales (argumentos a favor):
1.- Estabilidad política (si hay consenso popular): Los defensores de la medida aseguran que, si un mandatario mantiene altos índices de aprobación y cumple con sus promesas, debe tener la posibilidad de continuar su gestión por voluntad popular.
2.- Continuidad en proyectos de largo plazo:
Uno de los argumentos clave de los oficialistas es que algunos planes de nación, como los relacionados con educación, seguridad o infraestructura, requieren más tiempo del que un solo período puede permitir.
3.– Supremacía del voto popular:
Se plantea que, en una democracia genuina, debe ser el pueblo quien decida libremente a quién quiere como gobernante, sin limitaciones constitucionales que «coarten su voluntad».
4.- Modelo similar a otras potencias:
Algunos simpatizantes del cambio mencionan casos como el de Alemania, donde no hay un límite estricto de mandatos, y donde figuras como Angela Merkel gobernaron por más de 16 años, respetando procesos democráticos.
Riesgos y desventajas (argumentos en contra):
1.- Concentración de poder y debilitamiento institucional:
La reelección indefinida tiende a erosionar los contrapesos del poder y puede llevar a un autoritarismo disfrazado de legalidad. Al eliminar los límites, se elimina una de las principales barreras para evitar el abuso del poder ejecutivo.
2.- Precedente negativo para la región:
La historia latinoamericana está llena de ejemplos en los que la permanencia prolongada en el poder ha degenerado en dictaduras o gobiernos con escasa rendición de cuentas (Venezuela, Nicaragua, entre otros).
3.- Socavamiento del principio republicano:
Una república se basa en el equilibrio y la alternancia del poder. Esta decisión, para muchos analistas, compromete el modelo republicano y aleja al país de una democracia funcional.
4.- Erosión progresiva de las libertades civiles:
Cuando un líder concentra demasiado poder, puede utilizarlo para perseguir disidentes, controlar medios de comunicación, modificar el sistema judicial a su favor y crear un entorno político asfixiante para la oposición.
5.- Desconfianza de la comunidad internacional:
La decisión podría traer consigo sanciones, reducción de inversiones extranjeras o bloqueos diplomáticos si se percibe que El Salvador abandona los principios democráticos.
Reacciones nacionales e internacionales
Las reacciones han sido inmediatas:
• Oposición salvadoreña: Calificó el hecho como un «golpe constitucional encubierto» y anunció movilizaciones civiles y apelaciones en organismos internacionales.
• Estados Unidos y la OEA: Aunque aún no han emitido sanciones formales, han expresado «profunda preocupación» por el rumbo institucional salvadoreño.
• Organizaciones de derechos humanos: Consideran que la medida podría desencadenar una escalada de restricciones a la disidencia.
Por otro lado, muchos ciudadanos en redes sociales expresaron apoyo al presidente Bukele y a la reforma, bajo el argumento de que “por primera vez sienten que hay orden y rumbo en el país”.
¿Qué sigue? Un país en la encrucijada
La aprobación de la reelección indefinida no garantiza automáticamente que Bukele (u otro presidente) se mantenga en el poder indefinidamente. El elemento clave seguirá siendo la voluntad popular en las urnas.
Sin embargo, al eliminar los límites constitucionales, el país entra en una nueva fase política, marcada por la incertidumbre sobre la fortaleza de sus instituciones y el futuro de su democracia.
Lo que antes era una cláusula pétrea en la Constitución se ha convertido ahora en una posibilidad legal y política. El Salvador, con su historia reciente marcada por conflictos y transformaciones, enfrenta el reto de demostrar que esta decisión —aunque polémica— no implique un retroceso en sus avances democráticos.
Síntesis
La reelección presidencial sin límites representa una de las decisiones más controversiales de la política salvadoreña reciente.
Mientras unos lo ven como un paso hacia la madurez democrática, otros lo consideran una pendiente resbaladiza hacia el autoritarismo.
El futuro dependerá de si las instituciones logran mantenerse independientes, si los procesos electorales siguen siendo transparentes, y, sobre todo, si el poder no se convierte en un fin en sí mismo, sino en un medio para servir a la ciudadanía.