Redacción Exposición Mediática.- Se conoce la expresión La Coronilla de la Divina Misericordia como una devoción cristiana a la Divina Misericordia, basada en las apariciones cristológicas de Jesús reportadas por Santa María Faustina Kowalska (1905–1938), conocida como la «Apóstol de la Misericordia», una religiosa polaca de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia y canonizada como santa por la Iglesia católica en el año 2000.
Es una devoción reciente en la Iglesia Católica unida especialmente a la Misericordia de Dios
¿Quién fue en sí Santa María Faustina Kowalska?
Nacida en una familia polaca campesina el 25 de agosto de 1905, Helena Kowalska —más tarde conocida en el mundo como Santa Faustina— llegaría a convertirse en una de las figuras más influyentes del catolicismo moderno. Su vida, marcada por la sencillez, la humildad y la obediencia, fue también el escenario de visiones místicas y revelaciones que darían origen al culto de la Divina Misericordia, una de las devociones más extendidas del siglo XX dentro de la Iglesia Católica.
Orígenes humildes y vocación temprana
Helena fue la tercera de diez hijos en una familia modesta del pueblo de Głogowiec, cerca de Łódź, Polonia. Su niñez estuvo marcada por la pobreza, el trabajo duro y una fe profunda que era el eje de su entorno familiar. Desde temprana edad, Helena manifestó una intensa vida espiritual. A los siete años, dijo haber sentido el primer llamado a la vida religiosa. Sin embargo, la situación económica de su familia le impidió ingresar de inmediato a una congregación. En lugar de eso, trabajó como sirvienta en casas de familias acomodadas en varias ciudades, entre ellas Łódź y Varsovia.
A los 19 años, tras años de lucha interna y negación de su vocación por obedecer a sus padres, Helena tuvo una experiencia mística decisiva. Durante un baile social, se sintió repentinamente envuelta en una visión de Cristo, quien le pidió que ingresara a un convento de inmediato. Sin despedirse siquiera de sus padres, viajó a Varsovia y pidió ser admitida en varias comunidades religiosas, siendo finalmente aceptada por la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia, el 1 de agosto de 1925.
La religiosa Faustina y su vida interior
Al ingresar al convento, tomó el nombre de Hermana María Faustina del Santísimo Sacramento. A lo largo de los años siguientes, vivió en distintos conventos de la congregación en Polonia, incluyendo Cracovia, Płock y Vilna. Realizó tareas humildes como cocinera, jardinera y portera. Aunque aparentemente llevaba una vida monótona y oculta, en su interior se desarrollaba una profunda vida mística.
Faustina experimentó numerosas visiones, locuciones interiores y revelaciones sobrenaturales. Fue testigo de la presencia de Cristo, la Virgen María, ángeles y almas del purgatorio. Lo más destacado de estas experiencias fue el mandato que recibió directamente de Jesús: ser apóstol y secretaria de Su Divina Misericordia.
El mensaje de la Divina Misericordia
Según sus escritos, Jesús le pidió que proclamara al mundo el mensaje de Su infinita misericordia. Le reveló que el mayor atributo de Dios es Su compasión y que debía confiarse en Él como un niño confía en su madre. Cristo también le encomendó que se estableciera una Fiesta de la Divina Misericordia el primer domingo después de Pascua, como refugio y salvación para las almas, especialmente las más pecadoras.
Una de las revelaciones más significativas ocurrió en 1931, en Płock, cuando Jesús se le apareció vestido de blanco, con rayos rojo y blanco emanando de su corazón, y le pidió que pintara esa imagen con la inscripción “Jesús, en Ti confío”. Esta imagen, tal como fue descrita por Faustina, se convertiría en el símbolo universal del mensaje de la Divina Misericordia. Como Faustina no sabía pintar, con la ayuda de su confesor el padre Michał Sopoćko, y del pintor Eugeniusz Kazimirowski, la imagen fue finalmente realizada en Vilna en 1934.
El Diario de una Santa
Bajo obediencia espiritual, Faustina comenzó a escribir un diario que, tras su muerte, se conocería como “La Divina Misericordia en mi alma”, una obra espiritual de más de 600 páginas que recoge sus experiencias místicas, oraciones, mensajes de Cristo, y reflexiones sobre el alma humana. Este diario se convirtió en una fuente esencial para la expansión de la devoción.
Su escritura no es solo un registro de visiones, sino también un testimonio de la lucha espiritual de Faustina, su deseo de unirse a la voluntad de Dios, y su profundo amor por la humanidad. Su estilo es sencillo y directo, cargado de una sinceridad conmovedora. Para muchos creyentes, este diario ha sido fuente de consuelo, conversión y guía espiritual.
Enfermedad y muerte
Los últimos años de Faustina estuvieron marcados por el sufrimiento físico. Aquejada por una tuberculosis que le afectó los pulmones e intestinos, pasó largas temporadas en hospitales y vivió sus últimos meses entre dolores intensos. Murió el 5 de octubre de 1938, a la edad de 33 años, en el convento de Cracovia-Łagiewniki. Su muerte pasó prácticamente desapercibida fuera del ámbito de su congregación. Sin embargo, en los años posteriores, su mensaje comenzaría a traspasar fronteras.
La expansión de la devoción y su canonización
El padre Michał Sopoćko, su confesor y guía espiritual, fue un ferviente defensor de la difusión del mensaje. Gracias a sus esfuerzos y a los escritos de Faustina, la devoción comenzó a ganar adeptos en Europa y más allá, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la humanidad buscaba consuelo ante tanta destrucción y dolor.
En 1965, el entonces arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyła —quien más tarde se convertiría en el papa Juan Pablo II— inició el proceso de beatificación de Faustina. Fue beatificada el 18 de abril de 1993 y canonizada por el mismo Juan Pablo II el 30 de abril del año 2000. Durante la canonización, el Papa instituyó oficialmente el Domingo de la Divina Misericordia, cumpliendo así la petición de Cristo según lo narrado en los escritos de Faustina.
Juan Pablo II, profundamente devoto de la Divina Misericordia, expresó en múltiples ocasiones que este mensaje sería central para el nuevo milenio. Consideró a Faustina como una “don del siglo XX” y la “gran apóstol de la Divina Misericordia para nuestros tiempos”.
Legado actual
Hoy, Santa Faustina es venerada en todo el mundo. La imagen de Jesús Misericordioso está presente en templos, hogares y hospitales. Millones de fieles rezan la Coronilla de la Divina Misericordia, una oración revelada también a Faustina, y que se reza especialmente a las 3:00 p.m., la «hora de la misericordia», en conmemoración de la muerte de Cristo.
Su tumba, ubicada en el Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia-Łagiewniki, se ha convertido en lugar de peregrinación internacional. Cada año, millones de fieles visitan este santuario, considerado uno de los más importantes de Polonia.
Reflexión final
La historia de María Faustina Kowalska es el relato de una mujer sencilla, sin grandes estudios ni aspiraciones humanas, pero que respondió con radical fidelidad al llamado de Dios. En una época convulsa y marcada por dos guerras mundiales, su vida fue una luz que anticipó la necesidad urgente de misericordia para el mundo.
Su testimonio recuerda que lo extraordinario de la fe no está en las hazañas visibles, sino en la obediencia silenciosa, en el amor constante, y en la capacidad de confiar plenamente en Dios aun en medio del dolor, la incomprensión y la enfermedad.
En palabras de la misma Faustina:
“La humanidad no encontrará paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia”.