La Romana: Ingresan en Unidad de Cuidados Intensivos a Juana Chalas, «Doña Tula» tras sufrir un ACV

 

Redacción Exposición Mediática.- Según publicó en su cuenta oficial en la red social Facebook, el periodista seibano de larga data Florentino Durán, la dama Juana Chalas conocida cariñosamente como Doña Tula y Tula Chalas sufrió un ACV y se encuentra en Cuidados Intensivos en una clínica de La Romana.

La también considerada «Reina de Los Dulces«, famosa dentro y fuera de país por sus exquisitas rectas de dulces y quien recientemente cumplió 100 años, adujo sentir malestares desde hace varios días.

Estuvo en el Centro Médico Solimán de El Seibo tras sufrir un accidente cerebro vascular y eventualmente trasladada al centro médico oriental de La Romana, donde fue ingresada a Cuidados Intensivos tras el ataque cerebrovascular.

¿Quién es Doña Tula?

En la historia dominicana hay gestas que no se narran con epopeyas ni murallas. Hay personas cuya fuerza radica en la cotidianidad, la entrega y el sabor de lo hecho con amor.

Juana Chalas Mercedes, cariñosamente conocida como Doña Tula o Tula Chalas, pertenece a esa estirpe. Desde los surcos del barrio El Retiro, en El Seibo, tejió un legado que dura generaciones.

Tula llegó a 100 años en este 2025, fue y seguirá siendo la dulce centinela de un oficio creado no por ambición, sino por desesperación ante la viudez.

Así, lo que secuestró su destino se convirtió en símbolo de identidad: su dulcería es hoy tanto refugio como monumento a la laboriosa perseverancia humana.

Contexto histórico y cultural: Tradición nacida de adversidad

La historia de Juana Chalas se inscribe en un contexto que mezcla ruralidad, pobreza y la pujanza femenina como motor de cambio sociocultural. Tras enviudar en 1965 de su esposo Miguel Jiménez —quien laboraba en la Oficina de Telecomunicaciones—, tuvo que enfrentar sola la crianza de cinco hijos pequeños.

Sin oportunidades para renunciar, halló una salida práctica: transformar la leche de sus vacas en productos dulces. Lo que comenzó como respuesta urgente se convirtió en arte. Recuerdan que empezó vendiendo suspiros con clara de huevo que le regalaban de una panadería local, plantando la semilla de un negocio que pronto cruzaría fronteras.

Su filosofía fue sencilla: menores azúcares, sabores que invitasen a probar más —una diferencia contra la dulzura empalagosa—.

Trayectoria: Sacrificio, sazón y expansión

La dulcería nació en su hogar de la calle General Santana #48, donde comenzó a preparar variedades que hoy suenan como crónica de sabor nacional: dulce de leche bajo en azúcar, guayaba, combinación de leche con guayaba, cajuil y naranja.

Con el tiempo sumó productos tradicionales como galletitas, queso de hoja, macitas, empanadas, mabí seibano, pan de batata y de harina de maíz.

Lo singular del sabor y la higiene que mantenía la posicionaron, convirtiendo su negocio en parada obligada para quienes visitan El Seibo.

Nietos, hijos y ahora su familia completa la mantienen, expandiendo la dulcería hacia gift shops, supermercados y tiendas, sin perder la esencia artesanal.

Simbolismo comunitario: Dulce como cultura e identidad

Tula se erigió como una marca país sin poseer finanzas ni publicidad, simplemente cultivando sabor, honestidad y constancia. Su dulcería es orgullo local y patrimonio vivo. En 2022, el Ayuntamiento de El Seibo la honró erigiendo un Monumento al Dulce Tula en la Plaza Cultural Manuela Diez Jiménez, una obra pública que reconoce su legado mientras ella vivía.

Ese reconocimiento, que se integra a otros símbolos como el mabí seibano en monumento conmemorativo, reafirma cuán profundamente su existencia ha sido valorada como parte de la narrativa cultural local.

Análisis crítico: Sacrificio, innovación y legado femenino

Doña Tula representa varias paradojas del mundo contemporáneo:

Sacrificio sin resignación: enviudar joven pudo haber significado resignación, pero ella transformó esa brecha en oportunidad. No buscó compañía, sino dignidad para su familia.

Innovación artesanal frente a la globalización: mientras las cadenas dulceras homogenizan sabores, ella apostó por fórmulas únicas que comunican raíces y memoria emocional.

Visibilidad femenina sin protagonistas altisonantes: su impacto trasciende el marketing; se ganó su lugar con entrega, sin buscar fama, solo haciendo y resistiendo.

Este modelo cuestiona el ideal contemporáneo de que el éxito solo nace del branding. Aquí, el intangible —amor, autenticidad y entrega— es la base del patrimonio social.

 

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